El misterio de la supervivencia
Cuando Jer¨®nimo Saavedra alcanz¨® su segunda presidencia canaria, en un Gobierno de coalici¨®n, en 1991, jur¨® en privado que no pasar¨ªa m¨¢s por aquella prueba de infarto, y ¨¦se fue el primer aviso de que ya planeaba su retirada de la pol¨ªtica insular.La negociaci¨®n de pactos de gobierno en Canarias, como se ha vuelto a demostrar ahora, es una dur¨ªsima carrera de obst¨¢culos, tan competitiva y amarga que a estas alturas ya le han crecido a la autonom¨ªa de las islas verdaderos campeones ol¨ªmpicos en esa prueba. Saavedra hab¨ªa acreditado las mejores marcas en la pol¨ªtica isle?a cuando accedi¨® al Ministerio de Administraciones P¨²blicas en 1993, y ese d¨ªa contradijo los augurios de su ca¨ªda en desgracia. Acababa de ser descabalgado de la presidencia auton¨®mica por una moci¨®n de censura de los nacionalistas. Despu¨¦s desminti¨® tambi¨¦n a quienes predec¨ªan su ¨¢nimo de venganza, y se convirti¨® en una especie de ministro para Canarias y en el mejor interlocutor del nuevo Gobierno presidido por Manuel Hermoso.
Hay un estilo pol¨ªtico dise?o Saavedra que no es el del insular canario irritado por las incomprensiones de Madrid, sino el de un insular ingl¨¦s con toda la flema del mundo. La pol¨ªtica es una carrera de fondo, he aqu¨ª un ejemplo. Al clemente y distendido ministro canario, le han pasado cosas que a¨²n Felipe Gonz¨¢lez est¨¢ por descubrir. En su feudo isle?o gobern¨® solo y acompa?ado, se sent¨® en la grada de la oposici¨®n, m¨¢s tarde retom¨® el poder y una noche tinerfe?a y acalorada, al salir de un debate parlamentario y subirse al coche oficial, le entregaron un papel con el texto de la moci¨®n de censura que acababan de presentarle sus socios en el Gobierno. Sonri¨®, y el coche se puso en marcha.
En las ¨²ltimas auton¨®micas, los socialistas canarios experimentaron la sucesi¨®n. Saavedra, que hab¨ªa ganado en todos los comicios, confirm¨® su despedida y cedi¨® el puesto a Augusto Brito. Pero cuando nacionalistas y socialistas se sentaron a explorar las posibilidades de una reconciliaci¨®n en el Gobierno, la delegaci¨®n del PSOE segu¨ªa presidida por ¨¦l, que no est¨¢, pero est¨¢.
El volc¨¢n pol¨ªtico de las islas habr¨ªa abrasado a cualquiera en su lugar. Es un misterio el modo en que Saavedra ha conseguido no quemarse ni en las luchas internas de partido durante casi dos d¨¦cadas ni en las refriegas de muchos a?os de poder local. Lo cierto es que se trata de un superviviente nato. Un fiel colaborador de Felipe Gonz¨¢lez, antiguo dirigente de UGT en la transici¨®n democr¨¢tica, h¨¢bil y culto como un cardenal, que ha sobrevivido tanto a las reservas de Solchaga hacia la reforma de la Ley Econ¨®mica de Canarias como a la reciente pol¨¦mica sobre la desaparici¨®n de los gobernadores y la inmunidad de los subsecretarios.
Saavedra tiene dos debilidades en pol¨ªtica que se cuida de no confesar en p¨²blico: ser ministro de Cultura o embajador en el Vaticano. En su casa canaria del barrio hist¨®rico de Vegueta, este vecino de Las Palmas y Salzburgo se suele esconder a escuchar a Mozart y sale como nuevo. Un d¨ªa, durante un concierto infantil, lo invitaron a acudir al escenario a dirigir a la Orquesta Sinf¨®nica de Tenerife, y ¨¦l, que el pr¨®ximo lunes cumplir¨¢ 59 a?os, subi¨® sin pesta?ear.
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