Estraperlo de guerra a la afgana
Las mercanc¨ªas cruzan las l¨ªneas del frente entre los talibanes y la Alianza
Jabones chinos, cuadernos iran¨ªes, almendras y sand¨ªas de la tierra, latas de leche en polvo holandesas, calcetines iran¨ªes, pilas paquistan¨ªes, burkas... En los mercados de Afganist¨¢n se puede encontrar casi cualquier cosa, siempre y cuando el consumidor no sea demasiado exigente con peque?os detalles como la fecha de caducidad, la higiene o los precios visibles y fijos.
La pregunta es c¨®mo pueden llegar todas estas cosas en un pa¨ªs en guerra, minado hasta los topes, donde el m¨¢s intransitable camino de cabras es considerado una carretera por los locales. Nadie lo sabe muy bien, pero llegan, incluso cruzan sin mayores problemas las l¨ªneas de frente entre los talibanes y la Alianza del Norte.
De vez en cuando, hay alg¨²n cambista con sus fajos azules de afgan¨ªs puestos sobre el mostrador.
'Llegu¨¦ esta ma?ana desde Taloqan', asegura un comerciante de harina con una larga barba blanca. La conversaci¨®n tiene lugar en el mercado de cereales de Farjar, un peque?o pueblo situado entre escarpadas monta?as y Taloqan que se encuentra apenas a 50 kil¨®metros. S¨®lo hay un peque?o problema log¨ªstico: hay que cruzar las l¨ªneas del frente, en las que adem¨¢s, en estos momentos, tiene lugar una ofensiva de la oposici¨®n antitalib¨¢n.
Los combates pudieron escucharse gran parte de la noche, pero las mercader¨ªas llegan a su destino . Y no se le puede llamar contrabando porque es algo totalmente asumido por ambas partes. 'Les tuve que pagar cuatro afgan¨ªs a los talibanes para que me dejasen pasar y registraron las cosas que llevaba en el burro. Se quedaron con un saco', asegura este hombre, que no quiere decir su nombre. Es dif¨ªcil traducir cu¨¢nto son cuatro afgan¨ªs en d¨®lares. El cambio var¨ªa todos los d¨ªas; pero ayer era m¨¢s o menos medio d¨®lar (unas 92 pesetas). Tampoco son cuatro afgan¨ªs en realidad: en Afganist¨¢n s¨®lo existe un billete, de 10.000 afgan¨ªs, pero, para simplificar, a la hora de llevar a cabo tratos comerciales, cada billete se cuenta como una unidad. En cuanto al burro, es casi el ¨²nico medio de transporte en el pa¨ªs, sobre todo en esta zona, donde la mayor¨ªa de los todoterrenos est¨¢n en manos de los militares.
Cuando se visita el frente, desde la altura, los soldados muestran con toda naturalidad el camino por el que pasan las mercanc¨ªas. Ambas partes tienen un acuerdo t¨¢cito para respetar el tr¨¢nsito: saben que no hay que disparar all¨ª, aunque est¨¢ perfectamente a tiro, ni poner minas.. En cualquier caso, el comerciante relataba que ayer, con la ofensiva, pas¨® mucho menos trigo y harina porque muchos negociantes de Taloqan prefirieron quedarse en casa. Muchos de los sacos de trigo pertenecen al Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas, pero los comerciantes tampoco saben muy bien c¨®mo han llegado hasta aqu¨ª.
Los mercados est¨¢n formados por hileras de peque?os puestos que jalonan las calles de casas de adobe. Hay una zona para la carne de cordero, otra para los sastres que trabajan con m¨¢quinas de coser a pedales y con planchas de carb¨®n, y de vez en cuando hay alg¨²n cambista con sus inmensos fajos azules de afgan¨ªs puestos sobre el mostrador. Est¨¢ todo muy mezclado en los propios puestos. Un comerciante muestra orgulloso sus mercanc¨ªas: calcetines de Afganist¨¢n, aunque dice que los chinos son mejores; cuadernos para apuntar, tambi¨¦n chinos; alfombras paquistan¨ªes; gasolina local; burkas, tambi¨¦n de producci¨®n local. No hay Coca-Cola, pero no falta la Pepsi. Los dulces suelen ser iran¨ªes. Hay unos chicles con cromos de f¨²tbol que un ni?o a cargo de un puesto muestra orgulloso. Tambi¨¦n tiene galletas y zumos de mango.
Para llegar hasta este pueblo remoto, estos productos han tenido que cruzar fronteras cerradas a cal y canto, frentes de batalla y campos de minas en un pa¨ªs sin v¨ªas de comunicaciones. Para llegar hasta Farjar desde la carretera que enlaza con la frontera de Tayikist¨¢n, principal punto de entrada de mercanc¨ªas en Afganist¨¢n, hay que circular durante cinco kil¨®metros por el cauce de un r¨ªo y seguir otros doscientos kil¨®metros por caminos indescriptibles.
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