Tolerancia con el dinero negro
Los bancos s¨®lo tendr¨¢n que identificar a quienes cambien m¨¢s de 2,5 millones de pesetas
La llegada del euro ha provocado en la econom¨ªa espa?ola un espectacular movimiento de dinero negro. M¨¢s de un bill¨®n de pesetas ha salido a la superficie ante el temor de que el canje por euros tuviera un coste fiscal. Pero el proceso ha transcurrido sin que Hacienda aprovechara para organizar una cacer¨ªa, y tampoco parece que vaya a ser beligerante en el momento del cambio de una moneda por otra.
En todos los pa¨ªses que forman la nueva moneda existe una especie de pacto de caballeros para evitar a?adir traumas al ya de por s¨ª dif¨ªcil proceso de adaptaci¨®n. A la econom¨ªa espa?ola tambi¨¦n le ha venido bien que todo ese dinero subterr¨¢neo engrasara sectores como la construcci¨®n o el autom¨®vil en unos momentos de crisis internacional. Se ha optado por un dejar pasar, al menos hasta el momento.
?Qu¨¦ va a ocurrir con los que a¨²n tienen dinero no confesable? ?Van a ser pillados in fraganti cuando acudan a la ventanilla del banco a cambiar sus pesetas por euros? Tampoco existe fundamento para temer que Hacienda pretenda ponerse con una estaca en la puerta. La legislaci¨®n espa?ola admite que se puedan cambiar moneda sin necesidad de identificarse cuando las cantidades no superen los 2,5 millones de pesetas.
?nicamente existe la obligaci¨®n de informar por parte de las entidades financieras cuando la operaci¨®n de cambio se haga repetidas veces y ello levante sospechas sobre que se pueda tratar de dinero procedente de la delincuencia. Hay que recordar, adem¨¢s, que el plazo para cambiar pesetas por euros en las entidades financieras termina en junio de 2002 y que, adem¨¢s, se puede acudir al Banco de Espa?a de forma indefinida para el canje.
Para los contribuyentes que est¨¢n al d¨ªa con Hacienda, el tr¨¢nsito de la peseta al euro puede suponer alguna complicaci¨®n. Se trata de un ejercicio singular, ya que las rentas se habr¨¢n obtenido en pesetas durante 2001 y habr¨¢ que declararlas en euros durante 2002.
En el caso del IRPF, por ejemplo, muchos se pueden hacer un l¨ªo con las cuentas, ya que se trata del impuesto m¨¢s extendido: unos 14 millones de declarantes. No ser¨¢ el caso de quienes trabajan en empresas concienciadas y simplemente declaran su n¨®mina. Las empresas que se han preparado bien han podido ingresar ya durante 2001 en Hacienda las retenciones formuladas en euros, aunque se hayan efectuado en pesetas. La empresa dar¨¢ la informaci¨®n anual a los empleados ya convertida a euros, para que as¨ª puedan hacer su declaraci¨®n a mediados de 2002.
Nuevos impresos
Adem¨¢s del impreso de retenciones, las empresas han podido presentar en euros ya durante 2001 sus declaraciones del impuesto de sociedades, la mayor¨ªa de las correspondientes al impuesto sobre el valor a?adido, las de no residentes, parte de las informativas o los impuestos especiales. A partir de 2002, todas las declaraciones habr¨¢n de presentarse en euros, independientemente de que correspondan a ingresos obtenidos en pesetas durante 2001.
Todos los impresos habr¨¢n de estar ya plenamente adaptados, as¨ª como las tarifas y deducciones de cada impuesto. Durante los primeros a?os del euro, los impresos estar¨¢n marcados en su parte de arriba con el s¨ªmbolo de la nueva moneda para evitar que se confundan con los viejos modelos de declaraci¨®n en pesetas. La mayor dificultad a la hora de preparar los nuevos impresos ha sido que las correspondientes casillas han tenido que dejar sitio a dos decimales, mientras que con la peseta eran cifras enteras.
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