Europa y EE UU abren una nueva guerra comercial por el acero
Bush decide incrementar entre un 8% y un 30% las tarifas que gravan los productos extranjeros
La Uni¨®n Europea y Estados Unidos han iniciado una nueva batalla comercial, esta vez por el acero. El presidente estadounidense, George W. Bush, ha decidido incrementar entre un 8% y un 30% las cuotas que gravan el acero de importaci¨®n, especialmente el que procede de los pa¨ªses europeos. Con esta medida, Bush hace caso omiso a la advertencia del presidente de la Comisi¨®n Europea, Romano Prodi, que le avanz¨® que tomar¨ªa represalias y denunciar¨ªa el caso ante la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC) si lanzaba esta ofensiva.
George Bush cedi¨® ayer a las demandas del atribulado sector del acero estadounidenes y atendi¨® a sus propios intereses electorales en Estados clave al imponer cuotas e incrementar entre un 8% y un 30% durante tres a?os las tarifas de diversos tipos de acero importado de pa¨ªses cuya competencia ha llevado a la quiebra a m¨¢s de 30 productores norteamericanos desde 1997. La intervenci¨®n presidencial, menos dr¨¢stica de lo que exig¨ªa el sector, es el primer salvo de una guerra comercial con Europa y Asia, donde es considerada como una intolerable violaci¨®n de las reglas del comercio mundial.
Las consecuencias comerciales pueden ser dram¨¢ticas. Hasta tal punto que el primer ministro brit¨¢nico, Tony Blair, ya ha enviado una carta a George W. Bush para expresarle su preocupaci¨®n por la medida. El lunes se le sum¨® otra del presidente de la Comisi¨®n Europea, Romano Prodi, que se hizo p¨²blica ayer. En s¨ªntesis se advierte de que si la Administraci¨®n norteamericana toma medidas contra las importaciones europeas por la v¨ªa de la imposici¨®n de un arancel, la UE no tendr¨¢ opci¨®n para reaccionar. 'Si lo hacen debemos luchar contra ello', declar¨® tambi¨¦n el ministro sueco de Comercio, Leif Pagrotsky.
A tal grado llega la preocupaci¨®n en Bruselas que los comisarios europeos m¨¢s afectados por esta cuesti¨®n -Pedro Solbes, Mario Monti, Anna Diamantopoulou, Erkki Liikanen, Pascal Lamy y Gunter Berheuguen- tienen previsto reunirse hoy con car¨¢cter extraordinario antes de la reuni¨®n formal de la Comisi¨®n Europea para preparar las alternativas. 'La UE sabe lo que es sufrir una crisis y lo que es reestructurar la industria sider¨²rgica. Pero las restricciones comerciales no son la v¨ªa para afrontar ese problema. Nosotros no las impusimos cuando est¨¢bamos reestructurando nuestra industria', declar¨® el portavoz de la Comisi¨®n Europea, Jonathan Faull.
En el otro bando, la carta de Prodi a Bush ofrece indirectamente una v¨ªa de escape al conflicto: 'En los a?os 70 y 80 tomamos una serie de medidas para organizar la capacidad de producci¨®n de la industria sider¨²rgica europea -incluidas las ayudas p¨²blicas- pero dejando los mercados abiertos', apunta el texto como alternativa a la postura estadounidense.
Posici¨®n intermedia
Las medidas de Bush fueron anunciadas por Robert Zoellick, representante de Comercio de Estados Unidos, en respuesta a lo que dijo es 'una producci¨®n mundial de acero plagada de intervensionismos, subvenciones y protecci¨®n'. Bush adopt¨® una posici¨®n intermedia entre las exigencias de empresarios y trabajadores del sector, que ped¨ªan no menos de un 40% de incremento a todo lo largo del espectro productivo, y los abogados del libre mercado aliados con sectores, como el automovil¨ªstico, que dependen de un acero barato y temen las consecuencias pol¨ªticas (guerra comercial con terceros) y econ¨®micas (carest¨ªa de productos) del proteccionismo.
Las propuestas entrar¨¢n en vigor el pr¨®ximo d¨ªa 20 y excluyen a M¨¦xico y Canad¨¢, socios de Estados Unidos en el NAFTA, (que, conforme al tratado deber¨ªan ser indemnizados por las p¨¦rdidas sufridas) y a pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo o en delicada situaci¨®n econ¨®mica como Argentina, Sur¨¢frica, Tailandia o Turqu¨ªa, de los que Estados Unidos importa apenas el 3% del acero que consume.
El objetivo es penalizar a productores masivos y muy competitivos de Asia (Corea del Sur, China, Jap¨®n, Taiw¨¢n), Latinoam¨¦rica (donde Brasil es el primer productor) y Europa, especialmente Rusia, Ucrania y la UE. El plan presidencial distingu¨ªa entre diversos tipos de aceros y productos con ¨¢nimo de rebajar en lo posible el inevitable conflicto con los productores afectados fuera y los importadores perjudicados dentro. Los productores se tuvieron que conformar con menos de lo que exig¨ªan. A pesar de ello, trabajadores afectados por la crisis del sector y otros directivos expresaron su agradecimiento al presidente por defender al acero norteamericano.
El presidente buscaba tambi¨¦n un favorable efecto electoral, con el objetivo puesto en tres Estados productores de acero (Ohio, Pensilvania y Virginia Occidental) donde en noviembre est¨¢n en muy ajustado juego seis esca?os de la C¨¢mara de Representantes, cifra cr¨ªtica en un Congreso divido en casi dos perfectas mitades.
Virginia Occidental es uno de los Estados que resultaron clave en la pasada elecci¨®n presidencial, al renegar los acereros de Al Gore por considerar que la anterior Administraci¨®n hab¨ªa traicionado sus intereses.Una parte de los 300.000 jubilados del sector, cuyas pensiones y otros beneficios sociales corren peligro por la quiebra de sus antiguas empresas, vive en Florida, donde Bush obtuvo una controvertida y decisiva victoria en noviembre del 2000.
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