Javier Mar¨ªas presenta su nueva novela como una mirada al dilema entre secreto y traici¨®n
El escritor mezcla en 'Tu rostro ma?ana' historias de la Guerra Civil y la II Guerra Mundial
Rodeado por varias decenas de periodistas, Javier Mar¨ªas present¨® ayer en el C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid la primera de las dos entregas de Tu rostro ma?ana (Alfaguara), subtitulada Fiebre y lanza. La novela, compleja como un psicoan¨¢lisis, reflexiona en torno a los dilemas hablar / callar, realidad / ficci¨®n, memoria / olvido, y relaciona los asedios a Madrid y Londres en la Guerra Civil y la Mundial. Hay traici¨®n, secretos, muertes, pero el gran enigma es el matiz que separa lo que sabemos de la gente o del pasado y el valor para admitirlo: 'Solemos saber m¨¢s de lo que decimos'.
'No deber¨ªa uno contar nunca nada'. As¨ª de parad¨®jica arranca la nueva media novela de Javier Mar¨ªas (Madrid, 1951), casi 500 p¨¢ginas narradas en primera persona por un viejo conocido de sus lectores: Jaime, Jacobo o Jacques Deza, el narrador sin nombre de Todas las almas (1989).
Separado de su mujer y con dos hijos, Deza vuelve a Oxford -donde vivi¨® Mar¨ªas, donde viv¨ªan otros personajes de Todas las almas, como Toby Rylands- y comienza a trabajar como 'int¨¦rprete de vidas y traductor de personas' para el servicio secreto exterior brit¨¢nico, el MI6.
Un trabajo para gente con un don cuasi divino, muy literario: ver dentro de las personas, saber si son leales o traidores, adivinar c¨®mo ser¨¢n los rostros ma?ana. 'Todos tenemos esa capacidad, ese don, pero no todos tenemos el atrevimiento de utilizarlo', explica Mar¨ªas.
La novela indaga en ese dilema. Unas veces 'el silencio puede salvarnos, el hablar puede perdernos'. Otras veces es al rev¨¦s. La campa?a Conversaciones Imprudentes alent¨® a los brit¨¢nicos a no hablar con nadie, a callar, para evitar dar pistas al enemigo durante la II Guerra Mundial. 'Al mismo tiempo, el Gobierno brit¨¢nico reclut¨® a personas especializadas en ver lo que otros no sab¨ªan o no quer¨ªan ver para desenmascarar a agentes dobles y a esp¨ªas infiltrados alemanes'.
Hay varios s¨ªntomas claros de intrusismo de la realidad en la ficci¨®n (adem¨¢s de alguna referencia al 11-S y al golpe contra Hugo Ch¨¢vez). A Deza lo recluta el locuaz hispanista sir Peter Wheler (la novela est¨¢ dedicada a sir Peter Russell), y con sus libros viajan Deza y Mar¨ªas hacia atr¨¢s: hacia la guerra de Espa?a. Reconstruyen el asesinato del dirigente del POUM Andr¨¦s Nin a manos de los comunistas; recuperan la figura de Jos¨¦ Bergam¨ªn (imp¨²dico 'amante de la verdad'), y 'el autor presta al narrador un hecho real', la delaci¨®n que sufri¨® su padre, Juli¨¢n Mar¨ªas, al final de la contienda. '?l ya lo cont¨® en el primer tomo de sus memorias. Le delat¨® el que hab¨ªa sido su mejor amigo del Bachillerato, en los primeros meses del a?o 39', cuenta Mar¨ªas. 'La delaci¨®n siempre es repugnante, pero el ajuste de cuentas pol¨ªtico y policial lo es m¨¢s. Aqu¨¦llas fueron acusaciones muy graves que sol¨ªan acabar con la ejecuci¨®n. Una forma aberrante de eliminar rivales y competencia y de vengar afrentas'.
M¨¢s all¨¢ de eso, las relaciones entre las personas. ?se es, a?ade el autor, el tema central de la novela: 'En teor¨ªa, todos deber¨ªamos saber qu¨¦ podemos esperar de las personas que conocemos, queremos o son amigas: si ser¨¢n leales, si tienen intenciones ocultas... Parece f¨¢cil, pero a veces preferimos no ver detalles que nos inquietan... De los enemigos es l¨®gico no esperar nada... Pero en la pr¨¢ctica no es rara esa sensaci¨®n de desenga?o, de decepci¨®n, cuando alguien nos hace algo. Decimos '?c¨®mo no me habr¨¦ dado cuenta!', empezamos a tirar del hilo hacia atr¨¢s, y, a la luz del enga?o sufrido, somos capaces de ver indicios. Indicios que tal vez no son reales'.
Mar¨ªas cree que la gente es cr¨¦dula por naturaleza, pero tambi¨¦n, con Yeats, que es imperfecta, 'llena de quiz¨¢s, de tal vez', que 'nada es puro y sin mezcla', que en el ser amado siempre hay algo que no nos gusta y en los enemigos algo que nos gusta. 'Solemos saber m¨¢s de lo que sabemos, pero odiamos las certidumbres, no nos atrevemos a reconocer que lo sabemos'.
Poco a poco, Deza va viviendo su proceso de atrevimiento. Con suspense: el verdadero final de esta novela que Juan Cruz defini¨® ayer como un momumento literario, no se conocer¨¢ hasta la siguiente entrega. 'Quiz¨¢ en un a?o', pronostic¨® Mar¨ªas.
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