Un balance positivo
En estos d¨ªas se celebra un aniversario importante: los 20 a?os del ingreso de Espa?a en la UE. Veinte a?os en los que han pasado muchas cosas, en Espa?a y en Europa, y tambi¨¦n en la propia concepci¨®n de la Uni¨®n. La UE, 20 a?os despu¨¦s, ya no es una Europa a 12, sino una Europa a 25, casi a 27, y se discute efusivamente la incorporaci¨®n de Turqu¨ªa y otros pa¨ªses. Y la regulaci¨®n com¨²n es sensiblemente m¨¢s amplia. Materias como la medioambiental o las relativas a la competencia han experimentado normalizaciones significativas y el equilibrio entre las idiosincrasias y peculiaridades de los pa¨ªses se ha producido no sin grandes esfuerzos y tiras y aflojas.
El Acta ?nica. Coincidiendo con nuestro ingreso, en 1986, se aprueba el Acta ?nica Europea que fue la primera modificaci¨®n de las condiciones fundacionales de las Comunidades Europeas y cuya mejor definici¨®n la realiz¨® Jacques Delors, entonces presidente de la Comisi¨®n, cuando dijo: "El Acta ?nica es, en una frase, la obligaci¨®n de realizar simult¨¢neamente el gran mercado sin fronteras, m¨¢s la cohesi¨®n econ¨®mica y social, una pol¨ªtica europea de investigaci¨®n y tecnolog¨ªa, el reforzamiento del Sistema Monetario Europeo, el comienzo de un espacio social europeo y acciones significativas en materia de medio ambiente".
La propia definici¨®n nos muestra la importancia que, para Espa?a, habr¨ªa de tener nuestra incorporaci¨®n a la Uni¨®n: la definitiva modernizaci¨®n de nuestro sistema econ¨®mico para responder a los retos que se le planteaban a nuestra econom¨ªa y, por ende, a nuestra sociedad; pues esa modernizaci¨®n era indispensable para conseguir un proceso econ¨®mico de crecimiento sostenido que permitiera mejorar la calidad de vida y el bienestar de los espa?oles y favorecer la creaci¨®n de empleo estable, verdadero tal¨®n de Aquiles de nuestra econom¨ªa.
Espa?a necesitaba cambios estructurales y la entrada en la Uni¨®n Europea fue el empuj¨®n que los desencaden¨®. La principal transformaci¨®n estructural que en el ¨¢mbito econ¨®mico supuso la entrada en la Uni¨®n fue el relanzamiento de nuestra apertura al exterior; relanzamiento que, aunque en un primer momento pudiera plantear problemas de encaje, es el que nos ha colocado en el mundo y el que ha permitido que, cuando se hacen correctamente los deberes desde las instancias interiores, se pueda sobrevivir tanto a los avatares econ¨®micos como a los pol¨ªticos; pues nadie pone en duda que nuestra entrada en la Uni¨®n fue el principal seguro para nuestra democracia que en 1986 apenas comenzaba.
La moneda ¨²nica. La UE, despu¨¦s del Acta ?nica, empez¨® a prepararse para dar el segundo gran paso en la integraci¨®n. Para sobrepasar el objetivo econ¨®mico inicial y avanzar en lo pol¨ªtico y, tambi¨¦n, para conseguir la uni¨®n monetaria con la creaci¨®n de la moneda ¨²nica, el euro. Adem¨¢s, se trabaj¨® en la cooperaci¨®n entre los Gobiernos, lo que dio lugar la determinaci¨®n de dos nuevos pilares: pol¨ªtica exterior y seguridad y justicia y asuntos de interior. Todo esto se plasm¨® en el Tratado de la Uni¨®n, firmado en Maastricht en febrero de 1992.
Los criterios de convergencia en materia de tipo de cambio, inflaci¨®n y d¨¦ficit y endeudamiento p¨²blicos, indispensables para entrar en la uni¨®n monetaria a partir de 1999 y que marcaban una l¨ªnea intocable en 1997, fueron el principal objetivo de la pol¨ªtica econ¨®mica del nuevo Gobierno que gan¨® en las urnas en 1996. El saneamiento de las finanzas p¨²blicas y su sostenibilidad fueron una constante (no s¨®lo por el imperativo europeo sino por el convencimiento de que era lo mejor para todos) en los ocho a?os en los que el Partido Popular permaneci¨® en el Gobierno de Espa?a, dando lugar al periodo m¨¢s intenso en crecimiento y creaci¨®n de empleo en nuestra historia, situaci¨®n que todav¨ªa hoy se sigue manteniendo.
En este sentido, destaca la convergencia en renta y en empleo en t¨¦rminos reales con respecto a los pa¨ªses m¨¢s ricos de la Uni¨®n Europea. Hemos pasado desde un nivel de renta del 69% de la UE-15 en 1986 a casi el 90% en el a?o 2003, con un ligero retroceso, no obstante, en 2004.
Hoy tenemos el reto de seguir avanzando por este camino; tomar decisiones econ¨®micas que corrijan los desequilibrios de nuestro crecimiento, excesivamente basado en la demanda interna con un fuerte d¨¦ficit exterior; utilizar las pol¨ªticas econ¨®micas que a¨²n permanecen en manos de las autoridades nacionales, la fiscal y las de oferta, para as¨ª conseguir un patr¨®n de crecimiento m¨¢s equilibrado que consiga una evoluci¨®n de costes y precios y, por tanto, de nuestra competitividad que nos aporte la estabilidad necesaria para seguir creciendo en el ¨¢rea del euro.
Los escenarios presupuestarios y la pol¨ªtica de la cohesi¨®n. Hace pocas fechas se ha producido la negociaci¨®n en el Consejo Europeo de las pr¨®ximas perspectivas financieras; en este caso, adem¨¢s de la importancia del acuerdo por s¨ª mismo como constataci¨®n del proyecto europeo, estaba en juego una de sus l¨ªneas maestras, la pol¨ªtica de la cohesi¨®n. El Acta ?nica Europea, primero, y el Tratado de Maastricht, despu¨¦s, aseguraron esta pol¨ªtica -instrumento de la solidaridad financiera y de la integraci¨®n econ¨®mica- que ha recibido, desde 1986, dotaciones crecientes aprobadas en las sucesivas Perspectivas Financieras acordadas como marco presupuestario para la UE.
Los Fondos Estructurales y de Cohesi¨®n recibidos por Espa?a desde 1986 han ido aumentando ejercicio tras ejercicio hasta la actualidad. Como consecuencia de nuestra situaci¨®n de renta relativa y de la de muchas de nuestras regiones la pol¨ªtica de cohesi¨®n europea ha sido especialmente fruct¨ªfera para Espa?a. En el periodo de nuestra incorporaci¨®n (1986-1988) percibimos unos 540 millones de euros de media anual; con el paquete Delors I (1989-1993) pasamos a casi 2.400 millones anuales y con el paquete Delors II (1994-1999) a cerca de 5.900 millones por a?o. Con las perspectivas Financieras aprobadas en Berl¨ªn en marzo de 1999 se asignaron a Espa?a unos 8.900 millones de euros anuales para el periodo 2000-2006.
Sin embargo, la situaci¨®n ha cambiado con estas nuevas Perspectivas. En primer lugar, como se?alaba con anterioridad, han sido la prueba para la pol¨ªtica de la Cohesi¨®n que, por primera vez desde su definici¨®n, hace un quiebro debido a la presi¨®n de los pa¨ªses m¨¢s ricos como contribuyentes netos. Se trataba de dise?ar el marco presupuestario para el periodo 2007-2013, con la Europa de 25 miembros. La entrada de los nuevos miembros ha provocado la convergencia estad¨ªstica de las regiones y pa¨ªses menos ricos de la Europa a 15, entre ellos Espa?a, lo que unido a la negativa de incremento de aportaciones de los pa¨ªses m¨¢s ricos y no crecer el presupuesto europeo ha tenido la consecuencia de que la ampliaci¨®n la financian de forma m¨¢s significativa los llamados pa¨ªses de la Cohesi¨®n: Espa?a, Irlanda, Portugal y Grecia. Ya veremos cu¨¢l es su resultado en t¨¦rminos de crecimiento y empleo.
El an¨¢lisis de la evoluci¨®n de los pa¨ªses favorecidos con la pol¨ªtica de la cohesi¨®n en los ¨²ltimos a?os demuestra que se han conseguido los objetivos que se pretend¨ªan alcanzar en t¨¦rminos de convergencia real que, por otra parte, ha retornado de alguna manera a los pa¨ªses financiadores a trav¨¦s de los flujos comerciales.
En resumen, han transcurrido 20 a?os desde nuestra incorporaci¨®n a la Uni¨®n Europea. En su conjunto han sido buenos a?os, desde el punto de vista econ¨®mico y tambi¨¦n desde el punto de vista social y pol¨ªtico. Pero siguen quedando muchas cosas por hacer en las que, indudablemente, Europa es imprescindible para Espa?a pero Espa?a es tambi¨¦n imprescindible para Europa. No debemos olvidarnos de ello.
Elvira Rodr¨ªguez Herrer es secretaria de Econom¨ªa y Empleo del PP. Diputada por Murcia.
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