Tras la OPA es la hora de la pol¨ªtica energ¨¦tica de Espa?a
Ahora que parece terminar el culebr¨®n de Endesa con el previsible desalojo de sus dirigentes-okupa, hay que centrarse en lo importante en el sector el¨¦ctrico espa?ol: c¨®mo podemos tener un abastecimiento m¨¢s seguro, barato y sostenible a medio y largo plazo. Porque Endesa ha perdido y contribuido a hacer perder al pa¨ªs, una d¨¦cada de posible progreso energ¨¦tico.
Si analizamos la evoluci¨®n de la cotizaci¨®n en Bolsa, que es el indicador supremo (seg¨²n nos han contado los neocons) del valor de una actuaci¨®n empresarial, aparece en el primer gr¨¢fico una realidad de partida muy clara: Endesa fue de 1990 a 1998 la el¨¦ctrica que aument¨® su valor muy por encima de las dem¨¢s, en correspondencia con su ejecutoria de empresa p¨²blica innovadora y l¨ªder del sector.
"Los reguladores deben tener el protagonismo y centrarse en aspectos como la seguridad, los costes y la sostenibilidad"
La llegada del Partido Popular al Gobierno alter¨® sustancialmente esta situaci¨®n, al sustituir a su presidente (un prestigioso profesional de la energ¨ªa toda su vida, primero, por un falangista bur¨®crata, tambi¨¦n toda su vida) y luego por un agente de Bolsa sin conocimientos del sector, ambos miembros o muy influyentes en el PP, que conformaron en Endesa un equipo directivo bastante limitado.
El resultado, a partir de entonces, tambi¨¦n aparece n¨ªtido en el segundo gr¨¢fico: mientras las dos principales el¨¦ctricas privadas multiplican su valor, Endesa, tambi¨¦n totalmente privatizada a partir de 1998, se estanca muy por debajo de sus posibilidades. El caso es de libro y en consecuencia Endesa, despu¨¦s de siete a?os sin conseguir siquiera mantener la cotizaci¨®n del ¨²ltimo tramo de su privatizaci¨®n, pasa de opar (en la d¨¦cada anterior) a ser opada por otra empresa espa?ola en 2005.
El resto es el culebr¨®n, al que me refer¨ªa al principio, impulsado por los dirigentes de la empresa que, incapaces todos esos a?os de generar valor industrial a sus accionistas, si han sido luego muy capaces de extraerlo financieramente en Bolsa, dando informaci¨®n y apoyando la venta a otra empresa competidora extranjera de su primogenitura de antigua empresa l¨ªder por un plato de lentejas (con chorizo, eso s¨ª, para sus dirigentes).
No es por ello ver¨ªdica la imagen de h¨¦roe patr¨®n de los accionistas minoritarios con la que se envuelve el presidente de Endesa (s¨ª podr¨ªa serlo en el ¨²ltimo a?o de los hedge funds especuladores), ya que los que acudieron en 1998 a la ¨²ltima privatizaci¨®n s¨®lo recuperaron lo invertido en 2005, consiguiendo hoy, despu¨¦s de tantas opas, multiplicar su inversi¨®n por dos, mientras la habr¨ªan multiplicado por 2,4 invirtiendo en aquella misma fecha en Iberdrola o por 3,6 haci¨¦ndolo en Uni¨®n Fenosa.
El enroscamiento en sus sillones y el hostigamiento al entorno pol¨ªtico de los dirigentes de Endesa ha provocado adem¨¢s, no s¨®lo un cierto deterioro institucional (especialmente agudo en el Tribunal Supremo, que ha sometido a decisiones del Gobierno a sorprendentes suspensiones cautelares y posteriores levantamientos, a la medida aparente del inter¨¦s de los dirigentes de Endesa) sino que ha descentrado la atenci¨®n y el esfuerzo de los entes reguladores: Ministerio de Industria y CNE, de temas de m¨¢s enjundia que afectan, por encima de los accionistas, al inter¨¦s de todos los consumidores.
Por ello son los reguladores los que tienen que tener ahora el protagonismo y centrarse (tras el culebr¨®n de la opa) en aspectos como la seguridad, costes y sostenibilidad a largo plazo del abastecimiento energ¨¦tico, que no son adecuadamente considerados por un mercado sin competencia real y miope, que est¨¢ dominado por expectativas meramente econ¨®micas y a corto plazo. Es pues en Espa?a la hora de la pol¨ªtica energ¨¦tica.
?Qu¨¦ pol¨ªtica energ¨¦tica necesitamos? En primer lugar, para hacer pol¨ªtica energ¨¦tica en Espa?a es mejor disponer de empresas el¨¦ctricas espa?olas y desde este punto de vista la situaci¨®n ha mejorado sensiblemente, respecto al momento en que Endesa fue sentenciada por sus dirigentes a ser una filial de una empresa alemana, e Iberdrola y Uni¨®n Fenosa se encontraban (tras la salida de BBVA y Santander como accionistas de referencia) pr¨¢cticamente sin due?o y a expensas de cualquier otra opa, propiciada por la de E.ON, de otras empresas europeas.
Las situaciones son hoy mucho mejor por dos motivos: en todas esas empresas existen accionistas espa?oles de referencia y se ha establecido adem¨¢s una presencia significativa en Espa?a de dos nuevas potentes empresas el¨¦ctricas: ENEL y E.ON que pueden jugar (y hay que estimularlas a que lo hagan) un papel competidor importante
Por otro lado, las empresas tradicionales no son muchas veces los agentes que introducen las innovaciones en el sector el¨¦ctrico, como se ha puesto de manifiesto en la energ¨ªa e¨®lica (vendida por Endesa, despu¨¦s de haber sido pionera en ella) sobre la que nunca anticiparon que podr¨ªan instalarse los 11.000 MW actuales (un 50% m¨¢s que los nucleares) o los 20-30.000 posibles futuros.
Este sector de las energ¨ªas renovables tiene sin embargo especial inter¨¦s en nuestro pa¨ªs, por lo que hay que efectuar una apuesta tecnol¨®gica conjunta publicada-privada para que se desarrollen en Espa?a renovables que produzcan electricidad, en las que -al contrario de los recursos f¨®siles- tengamos ventajas comparativas.
Esto sucede especialmente con la energ¨ªa solar t¨¦rmica de alta temperatura, por concentraci¨®n en colectores cil¨ªndrico-parab¨®licos o torres, en la que Espa?a tiene ventajas, por su mayor irradiaci¨®n solar respecto a Centroeuropa, por la I+D acumulada en la Plataforma solar de Almer¨ªa y por la presencia de empresas privadas muy activas en esta ¨¢rea.
La maximizaci¨®n del uso de las energ¨ªas renovables requerir¨¢ finalmente, sin embargo, que el operador el¨¦ctrico pueda gestionar la energ¨ªa hidr¨¢ulica acumulable y que aumenten las interconexiones internacionales. Lo primero implica reajustar el uso del dominio p¨²blico hidr¨¢ulico y lo segundo debe ser apoyado por una pol¨ªtica internacional, que potencie la seguridad del aprovisionamiento energ¨¦tico (interconexionando electricidad y gas con Europa) y encauce la inmigraci¨®n con una ayuda al desarrollo en la que la energ¨ªa tiene tambi¨¦n un papel importante en lo que se refiere al Magreb, y que se lleve a cabo adem¨¢s con la ambici¨®n y las alianzas necesarias con EDF y Enel.
Otro de los aspectos que tiene que abordar la pol¨ªtica energ¨¦tica es aumentar la seguridad del suministro a medio plazo, ahora muy dependiente de un gas poco almacenable y con riesgos de suministro. Ello har¨¢ necesario (nos guste m¨¢s o menos) seguir teniendo disponibles durante las pr¨®ximas d¨¦cadas las opciones de carb¨®n y nuclear, hasta que haya podido dar fruto el desarrollo tecnol¨®gico de las renovables y, especialmente, de la solar el¨¦ctrica. Sin embargo, dadas las especiales caracter¨ªsticas medioambientales y de seguridad de las centrales de carb¨®n y nucleares, su uso deber¨ªa venir acompa?ado de una serie de cautelas.
Para poder seguir generando electricidad con carb¨®n (y tambi¨¦n con gas) ser¨¢ necesario proceder al confinamiento en formaciones geol¨®gicas de una parte importante del CO2 producido en ellas, para no continuar agravando el cambio clim¨¢tico. Esto exigir¨¢ un planteamiento a escala -como m¨ªnimo- del conjunto del pa¨ªs, por lo que habr¨¢ que plantearse la conveniencia de ejecutarlo a trav¨¦s de un ente p¨²blico especializado, siguiendo el modelo de ENRESA para los residuos radiactivos.
En relaci¨®n con la nuclear existe un gran contraste entre el rechazo social m¨¢ximo que provoca y el reducido coste de funcionamiento de las centrales en operaci¨®n. El rechazo puede estar relacionado con la naturaleza y actitud de las empresas propietarias de las centrales nucleares (al contrario de lo que sucede en Francia con la empresa estatal EDF, que las ha promovido con gran ¨¦xito). Tambi¨¦n aqu¨ª hay que hacer referencia (las desgracias nunca vienen solas) al desafortunado comportamiento de Endesa en un incidente con su nuclear de Vandell¨®s, sobre el que la hoy presidenta del Consejo de Seguridad Nuclear declar¨® que el explotador "minimizando el incidente y atribuyendo al CSN los errores... estuvo a punto de llevarse por delante a la instituci¨®n reguladora... supuso el cuestionamiento de la solvencia de las plantas... y se perdi¨® mucho dinero porque estuvo parada seis meses".
Para evitar que esto pudiera volver a suceder, por la seguridad y el bolsillo de todos los espa?oles, podr¨ªa considerase alguna readaptaci¨®n institucional en este ¨¢mbito, que tuviera como consecuencia la mejora de seguridad y consiguiente mayor confianza social, que hiciera posible aprovechar su ventajoso flujo econ¨®mico para mejorar el suministro energ¨¦tico futuro.
Y por ¨²ltimo y para ese bolsillo al que me refer¨ªa: hay que fomentar la competencia real, sin la cual no hay aut¨¦nticos mercados y que, sin embargo, no florece espont¨¢neamente, sino que tiene que ser inducida por una regulaci¨®n no intrusiva pero firme. Dos sugerencias: potenciar a los comercializadores, el¨¦ctricos e independientes, haci¨¦ndoles obtener beneficios adicionales: por el ahorro efectuado por sus clientes, por la gesti¨®n de demanda que aplane la curva de carga y por fomentar la cogeneraci¨®n distribuida con unidades mini y micro. La segunda, efectuar regularmente un seguimiento p¨²blico especializado del posible ejercicio de poder de mercado de los generadores.
Sobre estas y otras medidas es sobre lo que hay que debatir; son las que afectan a los ciudadanos; mucho m¨¢s que las opas. La energ¨ªa no es una commodity, es seguridad y es cambio clim¨¢tico. El mercado no es suficiente y hace falta anticiparse a los problemas que crea, o no resuelve, con pol¨ªticas energ¨¦ticas de inter¨¦s general.
Mart¨ªn Gallego M¨¢laga fue secretario general de la Energ¨ªa 1982-1986.
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