Casarse virgen en un pa¨ªs laico
Francia debate sus paradojas tras el repudio legal de una mujer musulmana
El embrollo jur¨ªdico es de talla. Primero, una magistrada de Lille (norte de Francia) acept¨® el 1 de abril de 2008 anular el matrimonio contra¨ªdo por el ingeniero X, de 30 a?os, y la enfermera Y, de 20, en una ceremonia que se hab¨ªa celebrado el 26 de julio de 2006. ?Por qu¨¦ esa anulaci¨®n? Porque "la vida matrimonial hab¨ªa comenzado por una mentira", puesto que ella hab¨ªa ocultado que no era virgen, algo que el esposo estim¨® como "un enga?o en las calidades esenciales de la persona". Los contrayentes eran franceses de religi¨®n musulmana.
Las primeras reacciones indignadas hablaron de "fatwa contra la emancipaci¨®n de las mujeres". As¨ª lo dijo Fadela Amara, la secretaria de Estado responsable de pol¨ªtica urbana. La candidata socialista a la elecci¨®n presidencial de 2007, S¨¦gol¨¨ne Royal, habl¨® de "humillaci¨®n p¨²blica de una mujer", mientras el Defensor del Pueblo, Jean-Paul Delavoye, lo consider¨® "una medida contraria al laicismo" de la Rep¨²blica Francesa.
As¨ª las cosas, la ministra de Justicia, Rachida Dati, opt¨® por defender la sentencia judicial: "Sirve para proteger a la persona que m¨¢s lo necesita", es decir, a la mujer. Y Dati sabe de lo que habla, pues ella recurri¨® tambi¨¦n al art¨ªculo 180 del C¨®digo Civil -el que se refiere, gen¨¦ricamente, al "enga?o en las calidades esenciales de la persona"- para anular su uni¨®n "con un hombre con el que no ten¨ªa nada que compartir".
?La virginidad es una "calidad esencial"? ?Lo es s¨®lo para los musulmanes? Para la escritora Fawzia Zouari "se puede ser ateo o morm¨®n y exigir la virginidad". Es m¨¢s, ella se pregunta: "Si la novia no fuese musulmana ?los peri¨®dicos le habr¨ªan dedicado su primera p¨¢gina?". El abogado del ingeniero, Xavier Labb¨¦e, lo ve as¨ª: "Lo que mi cliente no perdona no es que no fuese virgen, sino la mentira".
Es una manera de explicar las cosas. Pues el ingeniero X, la noche de bodas, a las cuatro de la ma?ana, se pase¨® por su casa blandiendo las s¨¢banas inmaculadas ante sus familiares, como prueba de que Y no era virgen. Y el padre de X devolvi¨® la chica a los suyos. Como mercanc¨ªa averiada, como un objeto de deshonor. Repudiada.
Y a una hora m¨¢s civilizada, llam¨® al abogado.
La anulaci¨®n judicial del matrimonio ha desatado una gran pol¨¦mica. En la Asamblea Nacional (la c¨¢mara baja del Parlamento franc¨¦s), la ministra de Justicia fue atacada por la oposici¨®n. Y Rachida Dati, belicosa, respondi¨® a los socialistas acus¨¢ndoles de "haber puesto en pie la llamada pol¨ªtica de los grands fr¨¨res (de j¨®venes jefes de clan) que ha desembocado en guetos y comunitarismo". "Por consiguiente, ustedes no pueden darnos lecciones", a?adi¨®.
La historia no es tal y como la cuenta la ministra: el delegar el control de los barrios conflictivos en los j¨®venes jefes de clan fue una iniciativa de Charles Pasqua, ministro de Interior de la derecha a mediados de los a?os ochenta y durante la primera mitad de los noventa. Pero los resultados est¨¢n ah¨ª: por ejemplo, ayuntamientos como los de Lille y Sarcelles aceptaron que sus piscinas tuvieran horarios reservados "s¨®lo para mujeres". Algunos hospitales, situados en zonas que cuentan hasta con un 80% de poblaci¨®n de origen inmigrante, se vieron obligados a garantizar que s¨®lo m¨¦dicos femeninos asistir¨ªan a las mujeres. En la ciudad de Lyon, el 9 de septiembre de 2006, un musulm¨¢n agredi¨® f¨ªsicamente al ginec¨®logo que atend¨ªa a su esposa embarazada. Pero la justicia intervino y Fouad Ben Moussa fue condenado a seis meses de c¨¢rcel.
La ministra Rachida Dati, a pesar de su dureza verbal en el Parlamento, ha aceptado dar marcha atr¨¢s. La fiscal¨ªa ha recurrido contra la sentencia de Lille "porque este asunto privado entre dos personas concierne al conjunto de ciudadanos del pa¨ªs, en especial a las mujeres". Su argumentaci¨®n hubiera podido ser otra y no recurrir a una "alarma social" que ella, con su virulenta intervenci¨®n parlamentaria, ha contribuido a fomentar.
Para Sahra Mekboul, crimin¨®loga entrevistada por el diario La Croix, "se hubiese podido considerar que el problema de la virginidad planteaba otro, el de la igualdad entre sexos. Y considerar que, vista la evoluci¨®n de las costumbres, (la virginidad) es una calidad obsoleta y discriminatoria para las mujeres". Lo parad¨®jico es que la sentencia de Lille, al tiempo que relega la mujer a un rango inferior al del hombre, le permite deshacerse de ¨¦ste. Pero es una posibilidad o protecci¨®n de la que muy pocas pueden beneficiarse.
Una mujer sin estudios, sin patrimonio y con muy reducidas expectativas laborales dif¨ªcilmente puede repudiar a un esposo impuesto.
El islamismo, m¨¢s o menos radical, m¨¢s o menos reaccionario, explota las fallas de la legislaci¨®n democr¨¢tica. Y en nombre de la democracia -del derecho a la diferencia se pasa a la diferencia de derechos- se exige que las chicas musulmanas no hagan gimnasia, que no lleven el velo, que no salgan solas de casa o que su sexualidad quede bajo el control masculino. La juez de Lille acept¨® la demanda de anulaci¨®n porque X e Y eran musulmanes. Tuvo en cuenta su pertenencia a otra comunidad que la francesa. ?Una puerta abierta, aunque sea con la mejor de las intenciones, a la justicia religiosa?
La esposa repudiada
La enfermera Y es hoy la ¨²nica v¨ªctima de la justicia protectora, del esposo integrista y de la familia convencional. "Primero no quer¨ªa anular la boda. Luego acept¨¦ que era la mejor soluci¨®n para poder empezar de nuevo. Ahora todo el mundo habla de mi y, adem¨¢s, sin que yo lo quiera, recurren la sentencia. Estoy indignada", ha declarado Y a un semanario. Su abogado manifiesta el mismo disgusto pues "el divorcio, por consentimiento mutuo se pod¨ªa haber obtenido en dos meses, pero mi colega ha preferido esta comedia abyecta".
Cada a?o, en Francia, se aceptan unas 700 anulaciones de matrimonio por distintas razones: bigamia, un pasado criminal oculto, impotencia sexual u otras. El n¨²mero de divorcios supera los 150.000. En ning¨²n caso la ley contempla la adscripci¨®n a una u otra religi¨®n -o a ninguna- como causa que justifique modificar la relaci¨®n entre esposos.
Para el juda¨ªsmo las relaciones ¨ªntimas antes de la boda est¨¢n prohibidas por la halakha (ley jud¨ªa) porque el sexo no puede tener otro objetivo que la procreaci¨®n. El catolicismo no es m¨¢s abierto y glosa incluso "la castidad conyugal". El Islam tambi¨¦n exige la "pureza" pero admite el arrepentimiento respecto a "deslices" previos al matrimonio si hay prop¨®sito de enmienda. El integrismo fuerza la interpretaci¨®n de las cosas.
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