Patolog¨ªas
1. Del riesgo moral al riesgo sist¨¦mico. Ni rastro en el paisaje de quienes antes de la crisis financiera pontificaban que cada palo aguantase su vela. Esa teor¨ªa liberal, violentada, por los mismos que la defienden cada vez que vienen mal dadas, ha sido sustituida por la del riesgo sist¨¦mico. Pero las reglas que definen ese riesgo quedan al arbitrio de quien lo define, no de normas detalladas: lo hubo cuando se intervino el quinto banco de inversi¨®n de EE UU, pero no cuando se permiti¨® la quiebra de Lehman Brothers, que era m¨¢s grande que Bearn Stearn.
El paroxismo de esa contradicci¨®n entre la teor¨ªa y la pr¨¢ctica est¨¢ en la declaraci¨®n del presidente de la CEOE, Gerardo D¨ªaz Ferr¨¢n, cuando pide que se haga un "par¨¦ntesis" en la econom¨ªa de mercado para salir de la crisis. En cuanto pase esta coyuntura inquietante para sus intereses, volver¨¢ a ser liberal sin fisuras.
La autorregulaci¨®n se ha sumergido, pero volver¨¢. Se trata de que todo cambie para que todo siga igual
2. De la autorregulaci¨®n a la regulaci¨®n. Hay ahora una rara unanimidad en que el origen de la crisis est¨¢ en la falta de regulaci¨®n del sistema financiero en su conjunto. Pero hasta ayer se consideraba que la mejor regulaci¨®n era la autorregulaci¨®n del sector. Tesis abandonada... por un periodo. Ya nadie sensato parece creer en esa enfermedad infantil del capitalismo que es la autorregulaci¨®n. Apuesto que por poco tiempo: en cuanto se superen los actuales problemas, volveremos al mismo enga?o. Cuando pasaron los nubarrones de Enron, enseguida se volvi¨® a enfatizar en el exceso de regulaci¨®n como distorsi¨®n del mercado. En este momento, se trata de capear el temporal: que todo cambie para que todo siga igual.
3. Los emergentes, tambi¨¦n. La profilaxis de los pa¨ªses emergentes ante la crisis -por primera vez no se hab¨ªan contagiado de los problemas del centro- parec¨ªa una caracter¨ªstica central de lo que est¨¢ ocurriendo en las finanzas. Ya no es as¨ª: el pasado mi¨¦rcoles cerraba la Bolsa de Mosc¨² debido a su ca¨ªda en picado y el Gobierno ruso inyectaba 30.000 millones de euros para asegurar la liquidez de los tres principales bancos del pa¨ªs.
4. Do?a Baldomera. La crisis es una versi¨®n sofisticada del banco de do?a Baldomera, un gigantesco esquema Ponzi (estafador italiano que dio nombre a los esc¨¢ndalos piramidales): para que contin¨²e funcionando el negocio (los bancos sacan del balance las hipotecas locas, las empaquetan y las colocan en el mercado secundario, pagando al comprador unos intereses por el riesgo que ¨¦ste soporta, y as¨ª todas la veces que sea preciso), tiene que rodar la bicicleta de modo permanente. Si se detiene, los bancos no pueden hacer frente a la liquidaci¨®n de los intereses de la deuda emitida, se extiende la desconfianza, no se sabe qu¨¦ entidades est¨¢n contagiadas, no se prestan dinero unas a otras y llegan las quiebras. Tan viejo como la vida, salvo por un grado de innovaci¨®n tan brutal, que ha impedido a los mismos expertos saber exactamente en qu¨¦ invirtieron. Entonces llegan las sorpresas.
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