"Se?or¨ªa, desde mi infancia me considero un oso"

Que los juicios penales cumplen, entre otras muchas funciones, una netamente teatral mediante la que se trata de escenificar ante los ciudadanos la administraci¨®n de justicia, se sostiene en cualquier manual universitario de Derecho Procesal. El proceso por injurias al Rey contra los autores de un chiste y un art¨ªculo sat¨ªrico sobre la caza del oso Mitrof¨¢n por el Rey, celebrado ayer en la Audiencia Nacional, tuvo mucho de comedia en la que el papel protagonista qued¨® reservado a uno de los acusados.

El titular de ese ¨®rgano, Jos¨¦ Mar¨ªa V¨¢zquez Honrubia, absolvi¨® a Jos¨¦ Antonio Rodr¨ªguez y Javier Luis Ripa, autores de un fotomontaje publicado en la portada del suplemento humor¨ªstico Caduca Hoy del diario Deia. En ella se mostraba al Rey en actitud risue?a, armado con un fusil y tocado con un gorro de piel ruso, junto a un oso con un barril de cazalla al cuello. A la izquierda de la imagen un peque?o texto dec¨ªa: "Mitrof¨¢n era un oso de feria, lo metieron en la jaula y lo pusieron a tiro del Rey tras emborracharlo con vodka y miel. ?Lo har¨ªan para que estuviera en igualdad de condiciones?".

Tambi¨¦n result¨® absuelto Nicol¨¢s Lococo, fil¨®sofo y humorista que firmaba el art¨ªculo Las tribulaciones del oso Yogui en esa misma publicaci¨®n y tambi¨¦n en Gara, en el que, en relaci¨®n a la caza del plant¨ªgrado ebrio -desmentida por la Casa Real-, deslizaba frases como "por esta vez el rey de copas no es quien nosotros pensamos, sino nuestro cong¨¦nere, el bueno de Mitrof¨¢n" o "no estar¨ªa de m¨¢s que se diera la voz de alarma a los ositos de peluche, incluidos los de Froil¨¢n y toda la cuchipanda, no sea que el mequetrefe de su abuelo, despechado por no encontrar ejemplares en la fauna, la emprendiera a tiro limpio con ellos".

Los tres acusados negaron que con sus publicaciones trataran de menospreciar al Rey atribuy¨¦ndole la ingesta de bebidas alcoh¨®licas, como manten¨ªa el fiscal, y aseguraron que s¨®lo hac¨ªan uso de su libertad de expresi¨®n a trav¨¦s del humor. Pero el interrogatorio de Lococo, que se present¨® como profesor de Filosof¨ªa y ajedrez y estudiante de Historia y F¨ªsica, quit¨® a la vista cualquier tipo de solemnidad ante el asombro y las miradas incr¨¦dulas de letrados, fiscal y p¨²blico. Tambi¨¦n del juez.

"Desde mi infancia me considero un oso a nivel espiritual porque desde hace cinco generaciones a los miembros de mi familia, que viven en Castro Urdiales, les llaman osos", afirm¨® a preguntas del fiscal, entre risas y rumores. Cuando se?al¨® que sigui¨® con mucho inter¨¦s "las vicisitudes de Chu-lin", el oso panda "encarcelado en el zoo de Madrid", que hasta los seis a?os se cri¨® "al lado de un oso de peluche" y que s¨®lo se desenga?¨® "al verlo colgado con pinzas al salir de la lavadora", se escucharon las primeras carcajadas que el juez tuvo que acallar.

Lococo pas¨® despu¨¦s a explicar lo que para ¨¦l significaba la figura del Rey, para concluir que, desde que descubri¨® que "los Reyes Magos eran falsos", ten¨ªa un sentido negativo. "Todo eso [el oso y el Rey] confluy¨® en mi cabeza y sali¨® el art¨ªculo", dijo. "S¨®lo quer¨ªa hacer una obra de arte que me sali¨® fenomenal" y que, seg¨²n su autor, "no deber¨ªa ser juzgada por la Audiencia Nacional sino por la Academia de la Lengua porque a veces cometo faltas de ortograf¨ªa".

El humorista asegur¨® que su art¨ªculo se basaba en la noticia El Rey de Espa?a mata a un oso borracho, cuyo titular generaba confusi¨®n sobre qui¨¦n de los dos hab¨ªa bebido. "Hab¨ªa que explicar que el borracho era el oso, no el Rey. Yo me refiero al animal, no a Su Majestad", dijo. Despu¨¦s a?adi¨® que las palabras "mequetrefe", referida al Rey, y "cuchipanda", utilizada con sus nietos, ten¨ªan en realidad un sentido "cari?oso, a?ejo y juguet¨®n". Y que el t¨¦rmino "irresponsable" s¨®lo trataba de reflejar que el titular de la Corona "haga lo que haga, diga lo que diga, no puede ser juzgado". "Si el puesto de Rey es vitalicio y hereditario deber¨ªa tener un comportamiento ejemplar", prosigui¨®.

La verborrea de Lococo lo condujo a declarar que la v¨ªspera de la vista se hab¨ªa encontrado con otros dos osos -estos s¨ª, verdaderos- que hab¨ªan salido de sus escondites en solidaridad con ¨¦l y a fundamentar la supuesta afici¨®n de los Borbones a cazarlos en su teor¨ªa de que Carlomagno habr¨ªa instaurado esta tradici¨®n para acabar con el culto a ese animal, "muy extendido entre los merovingios".

En medio de esa verborrea, el fiscal Pablo Rubira, recurri¨® tambi¨¦n al teatro para defender el derecho a la intimidad del Rey y de su familia, supuestamente mancillado por los acusados con sus publicaciones. "?Acaso, como dir¨ªa William Shakespeare, si pinchamos al Rey no sangra?", se pregunt¨®. La respuesta le lleg¨® del profesor de Filosof¨ªa durante su turno de ¨²ltima palabra, en el que, tras quejarse de que Rubira "se hab¨ªa cebado" con ¨¦l, le lanz¨®: "Algo huele a podrido en Dinamarca". Despu¨¦s le recit¨®, a su manera, el mon¨®logo de Segismundo en La vida es sue?o, de Calder¨®n de la Barca: "Ay m¨ªsero de m¨ª, ay infelice...".

Tras escuchar a los tres acusados, el juez anticip¨® el fallo in voce. "No han traspasado por muy poco los l¨ªmites de la libertad de expresi¨®n", razon¨® V¨¢zquez Honrubia, que consider¨® que exist¨ªa "una duda razonable" de que los procesados hubieran tenido intenci¨®n de menospreciar a la instituci¨®n de la Corona. Lococo, que hab¨ªa pedido una sanci¨®n no demasiado elevada -"soy mileurista", dijo- se libr¨® de un plumazo de una multa de casi 11.000 euros.