Harry contra todos
Un gestor de fondos avis¨® durante a?os a los supervisores del fraude de Madoff
?Le financi¨® alguien su investigaci¨®n? A la pregunta directa de un congresista, Harry Markopolos respondi¨® con un rotundo no. Durante a?os, este gestor de fondos hizo m¨¢s que nadie por alertar al supervisor burs¨¢til estadounidense (SEC) de lo que iba a venir: el mayor fraude financiero en la historia de Wall Street, ejecutado por el todopoderoso Bernard Madoff. No le creyeron, pero hoy es una celebridad.
A sus 52 a?os, Markopolos no tiene la apariencia con la que Hollywood suele presentar a los chicos del parqu¨¦ de Nueva York; pasar¨ªa desapercibido en los trenes que entran y salen de Boston cargados de oficinistas. Sin embargo, en el Capitolio eligi¨® sus palabras como si hubiera trabajado toda su vida en el celuloide: explic¨® que su principal motivaci¨®n fue defender "la bandera de EE UU", incluso temiendo por su vida.
En un pa¨ªs obsesionado con fabricar leyendas, Harry Markopolos es, seg¨²n la congresista Jackie Speier, "la versi¨®n moderna de un h¨¦roe griego". Junto con tres colaboradores y durante nueve largos a?os, envi¨® a la SEC y a los inversores numerosos an¨¢lisis en los que identificaba decenas de errores, cuestionando los resultados que promet¨ªa Madoff a sus adinerados clientes. Ninguno de los documentos iba firmado, porque as¨ª evitaba que le siguieran el rastro, hasta el punto de que lleg¨® a manejarlos con guantes para no dejar huellas.
"Si hubiera sabido mi nombre, y que ten¨ªa un equipo para seguir su rastro, creo que no estar¨ªa ahora en este mundo", relat¨® el gestor de fondos refiri¨¦ndose a Madoff, a la vez que explic¨® que ese miedo se debe a que parte del dinero que se manej¨® en la trama "proven¨ªa de la mafia rusa y de los carteles de droga en Am¨¦rica Latina". Markopolos no es el primero que recurre a este argumento para dar dimensi¨®n al fraude y para explicar por qu¨¦ no terminan de aflorar los miles de millones que se creen perdidos.
Su gran obst¨¢culo fue toparse con la burocracia de una agencia que, seg¨²n dijo, carece de profesionales con experiencia como para entender lo que se estaba cociendo. "Con el personal actual, la SEC habr¨ªa tenido problemas para encontrar la primera base en Fenway Park, incluso estando sentado en el banquillo de los Red Sox (el equipo de b¨¦isbol de Boston) y d¨¢ndole una tarde entera para ello", ironiz¨®. En clave espa?ola, es como decir que los reguladores no habr¨ªan sido capaces de encontrar la porter¨ªa de Iker Casillas en el Bernab¨¦u.
Markopolos explic¨® que le llev¨® "cinco minutos" darse cuenta de que Madoff era un fraude y "cuatro horas" probarlo con modelos matem¨¢ticos. Una tras otra, fue soltando sus perlas. Alert¨® de que le costaba creer que Madoff operara en solitario, porque necesitaba a gente que manejara una ingente cantidad de datos y que recaudara fondos para mantener viva la trama. A su juicio, de no ser por la crisis financiera el fraude no se hubiera destapado. Aun as¨ª, el nuevo h¨¦roe de Wall Street no cree que la SEC sea un nido de corrupci¨®n. "Soy la prueba viva de ello", dijo; "el jefe de la oficina de Nueva York sab¨ªa mi nombre".
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