Los juicios por pederastia arruinan a la Iglesia cat¨®lica en EE UU
Siete di¨®cesis se declaran en suspensi¨®n de pagos para eludir las indemnizaciones
?Se ha acogido la di¨®cesis cat¨®lica de Wilmington (Delaware) al Cap¨ªtulo 11 de la Ley Federal de la Bancarrota para evitar el esc¨¢ndalo? Su obispo dice que no. Las v¨ªctimas aseguran que s¨ª. Si lo ha hecho, no es la ¨²nica. El de Wilmington ser¨ªa el s¨¦ptimo caso de una di¨®cesis cat¨®lica de Estados Unidos ligada a juicios relativos a abusos por parte de sacerdotes contra ni?os que desde 2004 se ha declarado en suspensi¨®n de pagos. Primero fue Portland (Oregon). Le siguieron San Diego (California); Tucson (Arizona); Spokane (Washington); Davenport (Iowa) y Fairbanks (Alaska).
Hace una semana, justo un d¨ªa antes de que debiera iniciarse el juicio contra Francis DeLuca, un antiguo sacerdote de Wilmington, acusado de abusar sexualmente de un monaguillo menor de edad -que hoy tiene 57 a?os-, la di¨®cesis present¨® un recurso de bancarrota que dej¨® en suspenso de forma autom¨¢tica el caso que deb¨ªa verse en la Corte Superior del Condado de Kent. ?se deb¨ªa de ser el primero de ocho juicios por abusos sexuales cometidos en Delaware. Todos han quedado en el aire.
Ocho procesos quedan en el aire en Delaware tras la bancarrota
Los abogados de las v¨ªctimas tachan la maniobra de "desesperada"
El obispo Francis Malooly emiti¨® un comunicado a sus feligreses nada m¨¢s declararse la suspensi¨®n de pagos. "Esta es una decisi¨®n dolorosa, una que esperaba y rezaba por no tener que tomar nunca", dijo el responsable de la di¨®cesis, que justific¨® a continuaci¨®n los pasos dados con el siguiente argumento: "Pedir Cap¨ªtulo 11 de la ley de bancarrota nos ofrece la mejor oportunidad, dados los recursos finitos, de dar el tratamiento m¨¢s justo posible a todas las v¨ªctimas de abuso sexual por parte de sacerdotes de nuestra congregaci¨®n".
El planteamiento de la Iglesia de Wilmington es compensar a las v¨ªctimas a trav¨¦s de un solo proceso que llegue de la mano de la Corte de Bancarrotas. En esta maniobra -como en los anteriores casos-, los abogados de las v¨ªctimas ven un "esfuerzo desesperado" por parte de la Iglesia cat¨®lica por evitar que se hagan p¨²blicas "miles de p¨¢ginas de documentos escandalosos". "La di¨®cesis quiere sepultarlos", ha declarado Thomas Neuberger, letrado cuya firma representa a m¨¢s de 80 presuntas v¨ªctimas. "La declaraci¨®n de bancarrota es el ¨²ltimo y triste episodio de muchas d¨¦cadas de intentos de tapar los cr¨ªmenes cometidos por los sacerdotes y de mantener el secretismo que rodea la responsabilidad y la complicidad en el abuso de cientos de ni?os cat¨®licos", asegura Neuberger en un comunicado.
La di¨®cesis de Wilmington, que a su vez cubre tambi¨¦n la costa Este del Estado de Maryland, cuenta con 233.000 fieles repartidos en 58 parroquias y 14.000 estudiantes cat¨®licos. El documento de petici¨®n de suspensi¨®n de pagos valora los bienes de la congregaci¨®n entre 50 y 100 millones de d¨®lares (entre 33 y 66 millones de euros), con una deuda estimada de entre 100 y 500 millones. La Iglesia de Roma ha visto tambalearse sus cimientos norteamericanos debido a la ingente cantidad de esc¨¢ndalos que en la ¨²ltima d¨¦cada han salpicado sus templos y la callada respuesta que han tenido las altas esferas eclesi¨¢sticas.
Bernard Law, cardenal de Boston y en su momento el cat¨®lico de mayor rango dentro de Estados Unidos, fue forzado a dimitir en el a?o 2002 al descubrirse que 250 sacerdotes de su archidi¨®cesis estaban involucrados en violaciones a menores. Las v¨ªctimas que denunciaron sumaban m¨¢s de 550. Cuando esos casos salieron a la luz, Law permiti¨® que los curas implicados fueran trasladados a otras parroquias y que no fueran expulsados. La dimisi¨®n dise?ada desde la Santa Sede silenci¨® el esc¨¢ndalo p¨²blico. Hoy d¨ªa, Law sirve en Roma como arcipreste de la bas¨ªlica de Santa Mar¨ªa la Mayor.
En opini¨®n de la asociaci¨®n Red de Sobrevivientes de Abusados por Curas (SNAP, siglas en ingl¨¦s), la historia se repite. "El asunto de fondo es que el obispo no quiere que se conozca la verdad", declar¨® Barbara Blaine, presidenta de SNAP. Hasta ahora, el dinero ha silenciado la verg¨¹enza eclesi¨¢stica. La di¨®cesis de Wilmington ha pagado m¨¢s de 6,2 millones en acuerdos que han evitado sentencias judiciales por abusos sexuales. Como otros casos dentro de EE UU, Delaware tambi¨¦n ha pagado a v¨ªctimas en acuerdos extrajudiciales. La mayor cantidad desembolsada la hizo la archidi¨®cesis de Los ?ngeles en 2007 al indemnizar con 660 millones de d¨®lares (438 millones de euros) a 500 personas v¨ªctimas de abusos.
Traslados silenciosos entre parroquias
El esc¨¢ndalo estall¨® a nivel nacional en 2002: La Iglesia cat¨®lica estaba encubriendo a sacerdotes ped¨®filos. Un a?o despu¨¦s, la di¨®cesis de Wilmington declar¨® que hab¨ªa recibido alegaciones cre¨ªbles de que 18 curas hab¨ªan abusado sexualmente de ni?os. Algunos casos se remontaban a 1952. S¨®lo tres nombres se hicieron p¨²blicos del total de 18. De esos tres, dos religiosos dimitieron y uno fue apartado de sus funciones. La di¨®cesis se neg¨® a dar el nombre de los otros 15, alegando que siete de ellos hab¨ªan muerto y que ninguno estaba en activo.
En 2004, la Iglesia de Wilmington admite que se han cometido violaciones durante los ¨²ltimos 50 a?os y que se ha comprado el silencio de las v¨ªctimas y sus familiares con 1,6 millones de d¨®lares. El diario de Delaware The News Journal reporta que Wilmington est¨¢ siguiendo los pasos de Boston: los curas pederastas son transferidos, silenciosamente, de parroquia a parroquia.
En 2006, Francis DeLuca, que sirvi¨® 35 a?os en la di¨®cesis pero hab¨ªa sido apartado del sacerdocio, es detenido acusado de abusos sexuales. En 2007, Delaware aprueba una ley que elimina la prescripci¨®n del delito en los casos de abusos sexuales a ni?os y abre un nuevo periodo de dos a?os durante el cual las v¨ªctimas pueden hacer o¨ªr su caso. El plazo acab¨® el pasado 9 de julio con m¨¢s de 170 demandas civiles interpuestas. La pasada semana la justicia qued¨® paralizada. El abogado de las v¨ªctimas declar¨®, pesimista, que muchos de sus clientes, que ten¨ªan s¨®lo ocho a?os en el momento de los abusos, pueden morir esperando ver a la Iglesia en el banquillo de los acusados.
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