Europa se aprieta el cintur¨®n
El contagio de la crisis de deuda obliga a aplicar planes de ajuste que amenazan la recuperaci¨®n
Durante meses y meses, toda medida para combatir la crisis pasaba por el gasto p¨²blico. Las autoridades de todo el mundo se dedicaban a utilizar los fondos p¨²blicos para nacionalizar bancos, subvencionar industrias, inyectar liquidez, a trav¨¦s de los bancos centrales, en cuant¨ªa desconocida y estimular la actividad econ¨®mica con ingentes partidas presupuestarias. Todo para evitar a cualquier precio que la crisis financiera que estall¨® en 2007 derivara en una depresi¨®n econ¨®mica al estilo de la vivida en los a?os treinta. Era lo que muchos economistas calificaron como la vuelta de John Maynard Keynes.
Pero, como dicen los economistas de Fedea (Fundaci¨®n de Estudios de Econom¨ªa Aplicada) en su blog, "nada es gratis". En dos a?os, los niveles de d¨¦ficit y deuda p¨²blicos han pasado de sus m¨ªnimos hist¨®ricos a registrar el mayor incremento que se recuerda, lo que ha puesto en duda la sostenibilidad de las finanzas de muchos Estados. La suspensi¨®n de pagos de Dubai, en noviembre pasado, ya dispar¨® las dudas entre los inversores y los problemas de financiaci¨®n de Grecia han impuesto definitivamente el estado de nerviosismo de los mercados, al menos en todo lo que tiene que ver con Europa. Porque como recuerda el profesor Paul de Grauwe, de la Universidad cat¨®lica de Lovaina, "si hay un pa¨ªs que deber¨ªa ser golpeado por una crisis de deuda soberana ser¨ªa Estados Unidos y no la zona euro". Un an¨¢lisis que no parecen compartir los inversores.
Blanchard, del FMI, advert¨ªa contra un exceso de celo con los recortes
La ¨²nica esperanza es que el euro d¨¦bil impulse el turismo y las exportaciones
"Los mercados financieros no se han dejado impresionar por el enfoque inconexo de los gobiernos europeos a la crisis. Temen que unos gobiernos que quieren ser reelegidos no ser¨¢n capaces de impulsar medidas impopulares que ata?en directamente al ¨¢mbito social", advert¨ªa el HSBC en su informe de coyuntura de mayo.
Es verdad que los esfuerzos comunitarios para abordar la crisis de deuda han ido desde enero por detr¨¢s de los acontecimientos y que han demostrado ser poco claros y eficientes en los objetivos que persegu¨ªan. De ah¨ª que los Estados se hayan visto obligados a poner en marcha -de la ma?ana a la noche en algunos casos- severos planes de ajuste. Espa?a, Portugal, Italia, Reino Unido, Francia, Dinamarca y Alemania se han sumado a los recortes que previamente, y con mayor dureza, hab¨ªan aprobado Irlanda y Grecia. Ha llegado la hora de poner las cuentas p¨²blicas a dieta, de apretarse el cintur¨®n tras los excesos de los est¨ªmulos.
Pero esta austeridad contagiosa y repentina suscita dudas. ?No nos estaremos pasando?
La alarma la lanzaba esta semana el economista jefe del Fondo Monetario Internacional, Olivier Blanchard, quien advert¨ªa contra un exceso de celo en los planes de ajuste. "Los mercados a menudo tienden a poner a algunos pa¨ªses en el mismo cesto, pero, de hecho, los dem¨¢s pa¨ªses europeos no necesitan adoptar medidas tan dr¨¢sticas como Grecia para reducir su d¨¦ficit presupuestario", se?alaba en una entrevista en La Tribune. Una tesis que ha tenido fortuna entre los inversores.
"La consolidaci¨®n fiscal simult¨¢nea de varios pa¨ªses europeos va a pesar sobre la actividad", asegura Clemente de Lucia, de BNP Paribas. "Aunque estas medidas van a tener seguramente un impacto positivo sobre la financiaci¨®n de la deuda, el coste va a ser alto en t¨¦rminos de crecimiento y de p¨¦rdida de empleos", advierte. Con un crecimiento del PIB de apenas el 0,2% en la zona euro en el primer trimestre, eso implica un serio riesgo de que la regi¨®n vuelva a caer en recesi¨®n en los pr¨®ximos meses. La ¨²nica esperanza pasa por la depreciaci¨®n del euro, que puede tener un impacto positivo sobre las exportaciones de pa¨ªses como Alemania, Holanda o B¨¦lgica, y sobre el turismo, un elemento clave para econom¨ªas como las de Espa?a y Grecia.
Seg¨²n un informe de Bank of America Merrill Lynch, solo Grecia, Portugal, Irlanda y Espa?a -el 18% del PIB regional- han adoptado medidas que afecten a las cuentas de 2010, lo que ha llevado a la entidad a reducir sus previsiones de crecimiento de la eurozona del 1,7% al 1,4%. Sin embargo, para 2011 son mayor¨ªa los pa¨ªses que reducir¨¢n gastos o subir¨¢n impuestos para ir reconduciendo sus cuentas p¨²blicas. La entidad calcula que estas medidas supondr¨¢n unos 120.000 millones de euros, el 1,2% del PIB, pero la mitad de ese ajuste se ver¨¢ compensado por la depreciaci¨®n del euro. "Tenemos poco que temer de la austeridad de la eurozona", aseveran Guillaume Menuet y Holger Schmieding, autores del informe. "Sin embargo, los riesgos a la baja del crecimiento son todav¨ªa significativos. Incluso si pensamos que el miedo es exagerado, el miedo en s¨ª mismo puede causar serios da?os. Una turbulencia financiera severa y sostenida puede da?ar la confianza de las empresas y, con ello, las decisiones de inversi¨®n y contrataci¨®n", dicen. Es decir, que hay que tener miedo al propio miedo.
"No volveremos a entrar en recesi¨®n, solo se demorar¨¢ el crecimiento", matiza Federico Steinberg, investigador del Real Instituto Elcano y profesor de la Universidad Aut¨®noma de Madrid. "Si no hubiera habido contagio financiero, Blanchard tendr¨ªa raz¨®n pero en algunos casos el ajuste era una medida necesaria". En su opini¨®n, "el gran problema de fondo es que el potencial de crecimiento de la regi¨®n no es muy alto y no lo ser¨¢ a menos que se aborden reformas estructurales que hoy por hoy no est¨¢n sobre la mesa".
Ese es tambi¨¦n el reproche que hace Andr¨¦ Sapir, miembro del think tank belga Bruegel, a los planes de ajuste. "En 2008, en plena crisis financiera, nos enfrent¨¢bamos a dos problemas. Uno a corto plazo, que era evitar caer en una depresi¨®n, y otro a largo plazo, que era la sostenibilidad de la deuda y las finanzas p¨²blicas. El primero se afront¨® de forma correcta, se pusieron en marcha las medidas para evitar entrar en un c¨ªrculo vicioso de crisis financiera, crisis de econom¨ªa real y vuelta a la crisis financiera. Pero el segundo deb¨ªa haberse afrontado a la vez, con reformas para aumentar el potencial de crecimiento, los problemas derivados del envejecimiento de la poblaci¨®n, impulsar la productividad... y ah¨ª hemos fallado. Hemos perdido dos a?os y ahora esta coyuntura hace m¨¢s dif¨ªciles algunas de estas reformas", lamenta Sapir.
Este profesor de Econom¨ªa de la Universidad Libre de Bruselas da por superado el riesgo del "c¨ªrculo vicioso" que es, sin embargo, el que m¨¢s han penalizado las Bolsas en las ¨²ltimas semanas. Los problemas de la econom¨ªa real se est¨¢n trasladando al sector bancario en muchos pa¨ªses, claramente en el caso de Espa?a. De hecho, el pasado viernes la agencia de calificaci¨®n Ficth retiraba a Espa?a la m¨¢xima nota de valoraci¨®n para su deuda ya que considera que, pese al ajuste aprobado por el Gobierno, Espa?a se enfrenta a un largo estancamiento por la rigidez del mercado laboral, los problemas de las cajas de ahorros y las secuelas del pinchazo inmobiliario. "El proceso de ajuste del sector privado y el endeudamiento externo reducir¨¢n la tasa de crecimiento de la econom¨ªa espa?ola a medio plazo". Un escenario que se asemeja bastante a un c¨ªrculo vicioso.
Algunos se plantean, adem¨¢s, que en estos a?os quiz¨¢s hemos perdido algo m¨¢s que tiempo, como mencionaba Sapir. Muchos de los planes de est¨ªmulo han absorbido cuantiosos fondos p¨²blicos con escaso impacto sobre el crecimiento. "El G-20 pidi¨® a los gobiernos que tomaran medidas con rapidez, de forma temporal y dirigidas a sectores muy concretos. La velocidad del gasto ha sido r¨¢pida, pero el mandato sobre los objetivos no ha sido tan acertado", apunta Steinberg.
De cara al futuro, las reformas y el crecimiento son los elementos decisivos de la estrategia a seguir porque, en ausencia de ambos, la consolidaci¨®n de las cuentas p¨²blicas solo puede hacerse con duros recortes del gasto y con subidas de impuestos. En ese escenario, Europa corre el riesgo de parecerse a Jap¨®n, con una econom¨ªa pr¨¢cticamente estancada durante d¨¦cadas y que, precisamente por ello, es incapaz de reducir la carga de la deuda sobre su econom¨ªa. As¨ª lo advert¨ªa el comisario para Asuntos Econ¨®micos Olli Rehn, en un seminario celebrado esta semana en Bruselas. "Si nos asentamos sobre la autocomplacencia y olvidamos las reformas estructurales, eso nos llevar¨¢ a una recuperaci¨®n floja o incluso a una d¨¦cada perdida".
Aunque a la fuerza ahorcan. "La crisis nos va a obligar a hacer por las malas lo que no hemos querido hacer por las buenas", asegura Steinberg. Eso pasa, a su juicio, por reforzar el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) con sanciones m¨¢s fuertes para los Estados en caso de incumplimiento, como plantea Alemania.
Pero el Gobierno de Berl¨ªn quiere ir m¨¢s all¨¢ y obligar a los Estados a fijar por ley los l¨ªmites del 3% del d¨¦ficit y del 60% para la deuda que ya establece el PEC como topes. "Eso es irreal. M¨¢s all¨¢ de las voluntades pol¨ªticas de cada pa¨ªs eso implicar¨ªa una modificaci¨®n del tratado que no es f¨¢cil lograr", afirma Sapir. Otra cosa es la necesidad de reforzar la coordinaci¨®n fiscal, que cada d¨ªa parece m¨¢s urgente.
La crisis de deuda de Grecia ha puesto en evidencia las carencias de la Uni¨®n Monetaria, entre ellas la ausencia de un mecanismo de resoluci¨®n de crisis y el fracaso a la hora de vigilar el cumplimiento de los objetivos de estabilidad presupuestaria. M¨¢s tarde que pronto -y a remolque de los mercados-, los 27 han logrado aprobar el Mecanismo de Estabilidad Financiera para hacer frente a posibles episodios de tensi¨®n financiera en el futuro, aunque a¨²n queda por resolver c¨®mo se van a aportar y distribuir los 750.000 millones de euros con que se acord¨® dotar este mecanismo.
Pero el cap¨ªtulo fiscal sigue sin ni siquiera abordarse. Tenemos lo que Paul de Grauwe denomina "un c¨®digo contra el fuego sin cuerpo de bomberos". "Con una mayor coordinaci¨®n fiscal, en una situaci¨®n como la actual se podr¨ªa salir de la crisis. Alemania podr¨ªa dejar que sus salarios aumentaran en los pr¨®ximos a?os y que eso impulsara el consumo privado y que, mientras, pa¨ªses como Espa?a corrigieran en parte sus problemas de competitividad y llevaran a cabo ajustes", apunta Sapir. Hay quienes apuestan incluso porque haya una parcela de pol¨ªtica fiscal com¨²n, mediante la cual se fije una misma edad de jubilaci¨®n o una prestaci¨®n por desempleo similar en todos los pa¨ªses del euro, aunque eso hoy parece todav¨ªa menos factible. A cambio, quien s¨ª ha asumido un papel en la pol¨ªtica fiscal que los tratados inicialmente no le otorgaban ha sido el BCE. En este escenario de ajustes y riesgo de recesi¨®n ser¨¢n los tipos de inter¨¦s los que permanecer¨¢n bajos por mucho tiempo para intentar garantizar la recuperaci¨®n.
"Si todos estamos en el mismo barco, es bueno que todos rememos en la misma direcci¨®n", conclu¨ªa Rehn. Y para eso es necesario contar con los instrumentos apropiados.
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