El conflicto ¨¢rabe-israel¨ª se cuela en el festival
Carreras para ver de cerca a Quentin Tarantino; carreras para hacerle una foto a Natalie Portman; carreras para saludar a Vincent Cassel. En un festival con una alarmante falta de poblaci¨®n acreditada parece que lo ¨²nico interesante pasa en la calle.
A Julian Schnabel, a juzgar por el rostro circunspecto del artista al echar un vistazo al aspecto -desolador- de la sala de las conferencias de prensa, la cosa debi¨® pillarle por sorpresa. Al pintor y cineasta no le importan demasiado los protocolos, as¨ª que su vestuario chandalero de ayer en la Mostra ilustr¨® perfectamente la sensaci¨®n de que este es un festival de andar por casa.
El director presentaba su ¨²ltimo filme, Miral, el mismo d¨ªa en que Tran Anh Hung tra¨ªa Tokio blues, su valeroso empe?o de adaptaci¨®n al cine del universo del escritor japon¨¦s Haruki Murakami. Miral es una suerte de repaso del conflicto ¨¢rabe-israel¨ª que dividi¨® a la cr¨ªtica y que presenta -en eso hay unanimidad- uno de los trabajos de maquillaje m¨¢s lamentables vistos nunca en un festival: en su empe?o por envejecer a la protagonista, Hiam Abbas, la actriz acaba pareciendo un clon de Norman Bates cuando este se viste como si fuera su madre.
Jebreal: "Me qued¨¦ sin habla cuando Julian me pidi¨® que lo acompa?ase"
Schnabel exclam¨®: "Esta guerra tiene que acabar lo antes posible. Cada vez que muere un ni?o o una mujer nos preguntamos qu¨¦ debe pasar para que todo finalice". A su lado se sentaban su actual novia, Rula Jebreal (autora del libro que ha dado pie a la pel¨ªcula) y la mencionada Abbas, adem¨¢s del productor del filme. "Nunca hubiera podido hacer esta pel¨ªcula sin Rula", afirm¨® Schnabel. "Cuando rod¨¢bamos en Ramala o Jerusal¨¦n y necesitaba alguien que me echara un cable en medio del caos siempre recurr¨ª a ella. Adem¨¢s, su presencia nos abri¨® much¨ªsimas puertas".
Por su parte, la escritora y guionista habl¨® del dolor que le supuso volver a los territorios donde vivi¨® el infierno de su ni?ez: "No fue sencillo estar en la misma casa donde crec¨ª. Cuando Julian me dijo que quer¨ªa que le acompa?ase me qued¨¦ sin habla". Schnabel cedi¨® al fin, y admiti¨® que el hecho de ser jud¨ªo hab¨ªa sido pieza vital en el desarrollo de Miral: "Durante muchos a?os me he negado a hablar de ello o a viajar a Israel; he huido de mi responsabilidad. Ahora me he enfrentado a ello y como jud¨ªo creo que es algo que deb¨ªa hacer".
Babelia
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