Jap¨®n necesita otro milagro
La recuperaci¨®n econ¨®mica depende de la rapidez con que se despeje la incertidumbre nuclear
Mucho antes de que la crisis diera fama a unos pocos economistas por vaticinar la debacle financiera, un pu?ado de investigadores armaba, con mucho menos revuelo, la econom¨ªa de los desastres. Desde la d¨¦cada de los sesenta se afinan modelos no para anticipar lo impredecible -cu¨¢ndo ocurrir¨¢ un terremoto, cu¨¢nto durar¨¢ una sequ¨ªa, d¨®nde comenzar¨¢ una epidemia-, sino para dar pistas de c¨®mo ponerse en pie despu¨¦s de golpes tan terribles. Son estudios que hacen parada y fonda en Jap¨®n, que se enfrenta estos d¨ªas a un monstruo de tres cabezas: las consecuencias de un terremoto muy intenso, de un tsunami devastador y de la amenaza de una cat¨¢strofe nuclear.
El escrutinio del efecto de los ¨²ltimos desastres en la econom¨ªa asi¨¢tica deja la conclusi¨®n un¨¢nime de que es uno de los pa¨ªses mejor preparados para encajar el golpe y levantarse con rapidez. Pero esta vez, la inc¨®gnita, enorme de qu¨¦ ocurrir¨¢ con los reactores nucleares de Fukushima, gravemente da?ados por el se¨ªsmo, resquebraja la confianza de los expertos.
Kobe tard¨® apenas un a?o en recuperarse del se¨ªsmo de 1995
El uso del PIB como ¨²nico term¨®metro de los desastres lleva a equ¨ªvoco
Es uno de los pa¨ªses mejor preparados para levantarse con rapidez
Seg¨²n los expertos, los da?os superar¨¢n los 150.000 millones de euros
Jap¨®n representa hoy el 9% del PIB mundial, la mitad que en 1995
La prioridad es transferir recursos a las empresas de infraestructuras
El pesimismo corre en paralelo a las noticias procedentes de Fukushima
Nadie cree que un par¨®n econ¨®mico haga descarrilar la recuperaci¨®n global
La dificultad para acceder al noreste de Jap¨®n, arrasado por el tsunami, deja abierta la cuenta m¨¢s terrible, que apunta a unos 7.000 muertos y m¨¢s de 10.000 desaparecidos. Son n¨²meros que suman una vida que termina tras otra. Para los economistas del desastre son, adem¨¢s, una disminuci¨®n dr¨¢stica de mano de obra. Igual que los hogares destrozados son viviendas que reconstruir, el desabastecimiento de alimentos se traduce en expectativas de inflaci¨®n, las f¨¢bricas arruinadas en una oportunidad de avance tecnol¨®gico y el tejido urbano arrasado se analiza con lupa.
Es una lectura fr¨ªa, despiadada, pero esencial para hacer preguntas tambi¨¦n vitales, de cuya respuesta depende que se limiten da?os, personales y econ¨®micos, en los desastres que vendr¨¢n. ?Por qu¨¦ el hurac¨¢n Mitch hizo retroceder a la econom¨ªa de Nicaragua dos d¨¦cadas y Jap¨®n se recuper¨® en apenas un a?o tras el terremoto de Kobe, en 1995? ?Por qu¨¦ un se¨ªsmo menos intenso que el de la semana pasada acab¨® hace un a?o con la vida de m¨¢s de 200.000 personas en Hait¨ª? ?Por qu¨¦ Nueva Orleans ha tardado mucho m¨¢s en recuperarse del hurac¨¢n Katrina que otras localidades estadounidenses que sufrieron terremotos de alta intensidad?
El se¨ªsmo que acaba de asolar la regi¨®n noreste de Jap¨®n cumple a rajatabla una de las reglas m¨¢s s¨®lidas de la econom¨ªa de los desastres. En los pa¨ªses avanzados, los da?os econ¨®micos suelen ser cuantiosos, y el n¨²mero de v¨ªctimas mortales, mucho menor que en los pa¨ªses en desarrollo. El contraste con el tsunami m¨¢s reciente, el que sumergi¨® las costas del ?ndico en 2004, es clarificador: Indonesia, Sri Lanka, India, Tailandia y varios pa¨ªses m¨¢s, todos pobres o emergentes, sumaron 230.000 muertos.
A las pocas horas del terremoto-tsunami, los analistas de bancos y consultoras en Jap¨®n tambi¨¦n ten¨ªan claro que este ser¨¢ el se¨ªsmo m¨¢s costoso en t¨¦rminos econ¨®micos. "Sospechamos que el impacto ser¨¢, al menos, tan grave como el del terremoto de Kobe, en 1995", aventur¨® el economista jefe de Citigroup en Jap¨®n, Kiichi Murashima, 48 horas desp¨²es del desastre.
El terremoto de Kobe, que acab¨® con la vida de m¨¢s de 6.000 personas, provoc¨® da?os valorados entonces en m¨¢s de 110.000 millones de d¨®lares (unos 72.000 millones de euros al cambio actual), en lo que supon¨ªa el se¨ªsmo con mayor impacto hasta ahora. Una cifra que, si se pone en relaci¨®n con la fortaleza de la econom¨ªa japonesa, da una lectura menos dram¨¢tica: apenas alcan¨® el 2% del PIB del gigante asi¨¢tico. El contraste con los pa¨ªses en desarrollo es, otra vez, elocuente (en aquel 1995, el da?o causado por el hurac¨¢n Louise en Antigua se elev¨® al 66% del PIB del pa¨ªs caribe?o).
Conforme han ido pasando los d¨ªas, los analistas est¨¢n cada vez m¨¢s seguros de que el coste econ¨®mico de este se¨ªsmo ser¨¢ mayor que el de Kobe. A finales de semana, los expertos en Jap¨®n de Goldman Sachs, Nomura o Barclays coincid¨ªan en evaluar los da?os en torno a los 200.000 millones de d¨®lares (150.000 millones de euros), cerca del 4% del PIB actual.
"Es m¨¢s que probable que haya una dr¨¢stica ca¨ªda de la actividad econ¨®mica a muy corto plazo, pero es muy pronto para establecer cu¨¢l ser¨¢ el impacto a medio y largo plazo", explica Mark Skidmore, profesor de Econom¨ªa de la Universidad de Michigan (EE UU). Skidmore e Hideki Toja, de la Universidad de Nagoya (Jap¨®n), publicaron en 2003 uno de los an¨¢lisis m¨¢s completos sobre ese tipo de impacto tras un desastre. Los datos de 151 pa¨ªses desde 1960 corroboran la intuici¨®n de los expertos: las econom¨ªas con mayores niveles de renta, educaci¨®n y acceso a recursos financieros salvan antes las consecuencias de un terremoto, un hurac¨¢n o una inundaci¨®n.
La conclusi¨®n del trabajo de Skidmore y Toja se ajusta como un guante a Jap¨®n, m¨¢s preparado adem¨¢s porque afronta con recurrencia erupciones volc¨¢nicas y terremotos. "A partir de mi experiencia all¨ª y de mis investigaciones, mi impresi¨®n es que los japoneses lograr¨¢n restaurar la capacidad econ¨®mica da?ada mucho antes de lo que muchos predicen ahora", a?ade el profesor de la Universidad de Michigan.
La historia m¨¢s reciente de Jap¨®n da pistas s¨®lidas sobre c¨®mo puede ser la recuperaci¨®n esta vez. La ense?anza m¨¢s valiosa se extrae precisamente del terremoto de Kobe, hace d¨¦cada y media. El peso industrial del territorio afectado entonces era mayor (Kobe era el sexto puerto mundial), pero en enero de 1995 no se produjo un tsunami, causante ahora de da?os m¨¢s amplios.
Otro economista de los desastres, George Horwich, de la Universidad de Purdue (EE UU), realiz¨® un exhaustivo examen de aquella reconstrucci¨®n. "En los medios de comunicaci¨®n se public¨® que la ciudad tardar¨ªa diez a?os en recuperarse. Pero en apenas 15 meses, la actividad industrial hab¨ªa llegado al 98% del nivel existente antes del terremoto. Y el 79% de las tiendas volv¨ªan a estar abiertas en julio de 1996", enumera Horwich en su estudio.
El rastro de la reconstrucci¨®n de Kobe se segu¨ªa esta semana con nitidez por los servicios de estudios radicados en Jap¨®n. "Es lo que se suele definir como una recuperaci¨®n en forma de V, primero habr¨ªa una ca¨ªda econ¨®mica, que no suele durar mucho, y luego un rebote por las obras de reconstrucci¨®n. En algunas ocasiones, el rebote es de mayor intensidad que la ca¨ªda", sintetiza Amadeo Jensana, director del programa econ¨®mico de Casa Asia y profesor de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. Es precisamente lo que reflej¨® el PIB de 1995: aquel a?o aument¨® un 1,9%, cuatro d¨¦cimas m¨¢s de lo que anticipaban las estimaciones antes del terremoto.
"No solo ocurri¨® en Kobe, tambi¨¦n en Sichuan", se?ala Jensana. El terremoto en esta localidad china se llev¨® por delante m¨¢s de 86.000 vidas en mayo de 2008. El pasado domingo, apenas dos d¨ªas despu¨¦s del desastre en el noreste de Jap¨®n, la oficina gubernamental que coordinaba las tareas de reconstrucci¨®n anunciaba su disoluci¨®n. Seg¨²n las estimaciones del Gobierno chino, las obras en la segunda mitad de 2008 aportaron aquel a?o 0,3 puntos porcentuales al crecimiento del PIB.
Los cr¨ªticos del PIB como medida de todas las cosas tienen aqu¨ª un argumento m¨¢s. En los pa¨ªses avanzados, el producto interior bruto apenas var¨ªa en el a?o en el que se produce el desastre -no as¨ª en las econom¨ªas m¨¢s d¨¦biles: el PIB de Hait¨ª baj¨® un 8,5% en 2010-, pese a la enorme cuant¨ªa de los da?os en infraestructuras, casas y plantas industriales. El PIB mide la generaci¨®n de valor a?adido, de modo que cuando una vivienda se destruye, ese impacto negativo no se computa; cuando se reconstruye, el PIB s¨ª aumenta.
El uso del PIB como ¨²nico term¨®metro de los desastres lleva a conclusiones equ¨ªvocas, como que la destrucci¨®n puede ser buena para la econom¨ªa. El pensador franc¨¦s Fr¨¦d¨¦ric Bastiat ya desmont¨® esta asociaci¨®n hace siglo y medio, con un escrito luego conocido como la falacia de la ventana rota. En su par¨¢bola, el agente destructor era un cr¨ªo aficionado a tirar ladrillos a las panader¨ªas. Bastiat rebat¨ªa que lo que era un negocio para los cristaleros fuera bueno para la econom¨ªa general. Primero, porque el panadero no pod¨ªa destinar el dinero de la reparaci¨®n a consumir, un uso que hubiese tenido un impacto mayor en la econom¨ªa. Segundo, porque ese dinero podr¨ªa haber incentivado actividades m¨¢s competitivas (en la par¨¢bola se perd¨ªa un sastre innovador). Expertos de la econom¨ªa de los desastres evidenciaron que el empuje al PIB estadounidense en la Segunda Guerra Mundial conviv¨ªa con un consumo por habitante similar al de la Gran Depresi¨®n. Y la realidad econ¨®mica de algunas de las ciudades m¨¢s golpeadas por la guerra y los atentados (Kabul, Bagdad o Beirut) habla por s¨ª sola.
Pero incluso la repetici¨®n de una s¨²bita recuperaci¨®n del PIB como la que se produjo tras el terremoto de Kobe est¨¢ ahora en cuesti¨®n. "Nuestra visi¨®n de qu¨¦ ocurrir¨¢ con la econom¨ªa ha empeorado de forma notable", admit¨ªa este viernes Murashima, economista jefe de Citigroup para Jap¨®n. En cinco d¨ªas, los expertos de este banco transformaron una revisi¨®n al alza del PIB de 2011 (1,9% frente a la estimaci¨®n inicial del 1,7%) en una revisi¨®n a la baja (1,4%).
Buena parte del devenir econ¨®mico de Jap¨®n para los pr¨®ximos meses se ventila a 250 kil¨®metros de Tokio, en la planta nuclear de Fukushima. El pesimismo creciente de los economistas corre en paralelo a la ola de informaciones preocupantes sobre el deterioro de los seis reactores de la compa?¨ªa Tepco y las fugas radiactivas. Lo que se anticipa ahora es, como poco, mayores problemas energ¨¦ticos y durante m¨¢s tiempo.
"Los apagones el¨¦ctricos y las interrupciones de suministro a las empresas pueden ser m¨¢s importantes de lo previsto inicialmente. Puede que la reconstrucci¨®n no sea suficiente para contrarrestar el impacto negativo inmediato sobre el PIB", detalla Pablo Bustelo, investigador principal del Real Instituto Elcano para Asia-Pac¨ªfico. Los problemas energ¨¦ticos se ramificar¨¢n a trav¨¦s de una mayor desconfianza de los consumidores, de los empresarios y de los inversores. "Algunos analistas pronostican ya que habr¨¢ recesi¨®n en la primera mitad del a?o, incluso tasas negativas del PIB para el conjunto de 2011", a?ade el profesor de Econom¨ªa de la Universidad Complutense.
El cierre de la planta nuclear de Fukushima y las dificultades para poner a pleno rendimiento otras centrales de generaci¨®n implicar¨¢n interrupciones en la actividad econ¨®mica y costes energ¨¦ticos m¨¢s elevados (m¨¢s compras de petr¨®leo y gas natural a precios m¨¢s caros). "Los efectos econ¨®micos del desabastecimiento energ¨¦tico pueden ser importantes porque se ha visto directamente afectado al menos un 10% de la capacidad de generaci¨®n. Especialmente si hay apagones frecuentes en Tokio, que tiene 39 millones de habitantes y aporta el 20% del PIB de Jap¨®n", aclara Bustelo.
Pese a que el pesimismo gana terreno, ning¨²n analista cree que un par¨®n econ¨®mico de Jap¨®n haga descarrilar la recuperaci¨®n global. "La econom¨ªa japonesa se ha pasado buena parte de los ¨²ltimos 20 a?os en recesi¨®n, y eso no afect¨® mucho al mundo", recalca el profesor de la Complutense. Eso s¨ª, las industrias del autom¨®vil y de la electr¨®nica tendr¨¢n serios problemas para cumplir con los pedidos durante semanas. Y los vaivenes de los mercados financieros ser¨¢n la norma en los pr¨®ximos d¨ªas. Jap¨®n, que acaba de ceder a China el segundo puesto en el podio de las grandes econom¨ªas, apenas representa ahora el 9% del PIB mundial (la mitad que en 1995, cuando ocurri¨® el terremoto de Kobe). La p¨¦rdida de peso es a¨²n m¨¢s clara en la Bolsa: la capitalizaci¨®n de los mercados japoneses apenas supera el 8% del volumen mundial, cuando en 1995 a¨²n reten¨ªan el 30% del valor burs¨¢til global.
Otra consecuencia de las dificultades de Jap¨®n para digerir el estallido de la fenomenal burbuja inmobiliaria y burs¨¢til de los a?os ochenta es el vertiginoso aumento de la deuda p¨²blica. En 1995, tras unas semanas de titubeos y p¨¦sima pol¨ªtica de comunicaci¨®n, el Gobierno japon¨¦s puso en marcha un agresivo plan de gasto p¨²blico para financiar la reconstrucci¨®n de Kobe, sufragada en tres presupuestos consecutivos con casi 30.000 millones de euros (casi el 1% del PIB). Pero entonces la deuda p¨²blica era casi equivalente al valor del PIB (95%), mientras que ahora lo duplica de forma holgada (225%). ?C¨®mo lograr ahora dinero para financiar una reconstrucci¨®n que ser¨¢ m¨¢s costosa a¨²n?
"La deuda japonesa es diferente. La inmensa mayor¨ªa est¨¢ en manos de inversores japoneses, no hay tanta dependencia del exterior y, por tanto, mucha menos especulaci¨®n en los mercados", explica Amadeo Jensana, de Casa Asia. "El Gobierno, aun con niveles de deuda muy elevados, ha seguido colocando bonos a tipos de inter¨¦s relativamente bajos. No es lo mismo financiarse al 1% que al 6%", dice el profesor de la Pompeu Fabra en referencia al coste de la deuda que tienen que soportar algunos pa¨ªses europeos.
"La ampliaci¨®n presupuestaria para financiar la reconstrucci¨®n ser¨¢ mayor que en 1995", anunci¨® esta semana el ministro de Finanzas japon¨¦s, Yoshihiko Noda. Un comit¨¦ de expertos que aconsejan al Gobierno desliz¨® que la dotaci¨®n inicial del plan alcanzar¨ªa los 60.000 millones de euros, el doble que en 1995. Y varios medios japoneses aseguraron este viernes que el Banco de Jap¨®n, que ya anunci¨® el lunes una inyecci¨®n de liquidez sin precedentes para facilitar las operaciones de cr¨¦dito, estar¨ªa dispuesto a suscribir una inminente emisi¨®n de bonos del Gobierno por una cantidad similar.
"Es ir¨®nico que el nuevo eslogan de la coalici¨®n gobernante, Personas, no hormig¨®n, se desvelara justo antes del terremoto", se?al¨® Richard Koo, economista jefe de Nomura, en un an¨¢lisis urgente de la situaci¨®n, publicado el pasado jueves. No solo es que los edificios de hormig¨®n de Sendai, la ciudad m¨¢s da?ada, resistieran el embate del se¨ªsmo. Ahora la prioridad es transferir recursos p¨²blicos a las grandes empresas de infraestructuras, cuando el discurso del primer ministro Naoto Kan se centraba en privilegiar los programas sociales frente a la inversi¨®n p¨²blica.
Si otros terremotos desvelaron la necesidad de mejorar la calidad de la edificaci¨®n para evitar colapsos -y Jap¨®n se puso a la cabeza de las buenas pr¨¢cticas arquitect¨®nicas-, el se¨ªsmo de Sendai ha dejado claro que ni la regi¨®n noreste, que concentra algunas de las mejores defensas costeras del pa¨ªs, estaba preparada para un tsunami como el de la semana pasada. Y no solo las zonas residenciales: como demuestra el fiasco de las plantas de Fukushima, tampoco instalaciones tan delicadas como las centrales nucleares.
Yasuhide Okuyama, otro economista del desastre, plantea que solo los pa¨ªses avanzados, con grandes bolsas de ahorro y capacidad de innovaci¨®n tecnol¨®gica, son capaces de transformar la reconstrucci¨®n de carreteras, industrias y viviendas en una mejora del rendimiento econ¨®mico, que solo da la cara muchos a?os despu¨¦s. A lo que Pablo Bustelo suma algunas de las razones que explican el milagro japon¨¦s de la posguerra, aquel que convirti¨® al pa¨ªs m¨¢s necesitado de ayuda exterior en el primer inversor mundial en apenas dos d¨¦cadas. "Capacidad de sacrificio, fuerte propensi¨®n al ahorro, responsabilidad social de las empresas, especialmente en mantener el empleo, y eficacia de las pol¨ªticas p¨²blicas", sintetiza el investigador del Real Instituto Elcano.
"Si hay seres humanos formados, con los conocimientos culturales y tecnol¨®gicos de una econom¨ªa din¨¢mica, pueden con casi cualquier desastre", fue la conclusi¨®n de Horwitch tras investigar la r¨¢pida recuperaci¨®n de Kobe tras el terremoto de 1995. La hidra de tres cabezas que amenaza al pa¨ªs asi¨¢tico es ahora una prueba de resistencia gigantesca para otro axioma popular entre los economistas: la materia prima m¨¢s valiosa de Jap¨®n son los propios japoneses.
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