El esc¨¢ndalo de las agencias de cr¨¦dito (episodio XXIV)
Las agencias constituyen un cartel opaco y poderoso: las tres grandes (Standard & Poor's, Moody's y Fitch) controlan m¨¢s del 90% del mercado de calificaciones de empresas y pa¨ªses
En un ir¨®nico art¨ªculo aparecido en el New York Times, Calvin Trillin explicaba c¨®mo los zopencos de su clase, hace varias d¨¦cadas, se ve¨ªan obligados a iniciar su carrera en Wall Street: los bancos les ofrec¨ªan una perspectiva aburrida y una remuneraci¨®n simplemente moderada. Con el tiempo, Wall Street se convirti¨® en un lugar m¨¢s excitante y estimulante (sobre todo con el pago de sueldos jam¨¢s so?ados). ?Y a d¨®nde fueron entonces los zoquetes de la clase? "Los tipos que no pueden tener un empleo en Wall Street se van a trabajar a Moody's", dice un directivo de un fondo de inversi¨®n que sol¨ªa trabajar para Goldman Sachs en The Big Short, uno de los excelentes -y divertid¨ªsimos- libros de Michael Lewis.
La lista de culpables de la crisis actual es extensa. Bancos irresponsables, reguladores incompetentes, banqueros centrales torpes, especuladores (sin m¨¢s) y, por cierto, ciudadanos que ped¨ªan cr¨¦ditos alegremente mientras la burbuja se hinchaba en Florida, en Reikiavik, en Dubl¨ªn y entre el Cabo de Creus y la desembocadura del Guadiana. Pero las agencias de calificaci¨®n de cr¨¦dito han jugado un papel protagonista tanto en la hipertrofia de los mercados financieros a lo largo de los ¨²ltimos 20 a?os, como, sobre todo, en este drama inacabable que empez¨® con la crisis financiera estadounidense -en la que las agencias convirtieron las hipotecas subprime y otros ingenios bancarios en una trampa atrapamoscas otorgando la m¨¢xima calificaci¨®n de riesgo a productos que ahora se consideran basura, y adem¨¢s aceptando encargos remunerados para que esos productos t¨®xicos tuvieran la m¨¢xima nota-, y se ha transformado en una crisis fiscal europea de dif¨ªcil soluci¨®n e incierto final, seg¨²n el an¨¢lisis de Raghuram Rajam en Grietas del Sistema.
Las agencias constituyen un cartel opaco y sumamente poderoso: las tres grandes (Standard & Poor's, Moody's y Fitch) controlan m¨¢s del 90% del mercado de calificaciones de empresas y pa¨ªses. Y son las propias instituciones pol¨ªticas y los bancos centrales quienes les dan fuerza: el BCE en Europa y la Reserva Federal en Estados Unidos exigen sus calificaciones crediticias para todo tipo de entidades si quieren operar en la ventanilla del banco central. En realidad esas notas de solvencia son una buena idea: deber¨ªan contribuir a mejorar la informaci¨®n que hay en los mercados sobre un determinado producto financiero o la deuda de un pa¨ªs. Deber¨ªan servir para anticipar situaciones de peligro, siempre que ense?aran tarjeta roja y rebajaran la calificaci¨®n de un pa¨ªs que no va bien (o una empresa o un banco) mucho antes de lo que suelen hacerlo. Lo que ocurre es que hacen otra cosa: un lector de prensa financiera sab¨ªa ya a mediados de 2007 que la banca de inversi¨®n estadounidense, y en particular Lehman Brothers, ten¨ªa muchos problemas. Y sin embargo las agencias de calificaci¨®n mantuvieron una calificaci¨®n de notable para su deuda hasta el d¨ªa de su espectacular bancarrota.
Las agencias han fallado justamente en el aspecto de anticipar el peligro desde hace tiempo: desde el esc¨¢ndalo de Enron a la quiebra de Venezuela, y m¨¢s recientemente desde el incendio subprime hasta la crisis fiscal europea. "No vieron llegar la crisis por ning¨²n lado y ahora se dedican a hacer el problema m¨¢s grave con una sucesi¨®n de rebajas de las calificaciones exageradas para no perder m¨¢s credibilidad", explica Jos¨¦ Luis Alzola, del Observatory Group. En opini¨®n de Guillermo de la Dehesa, presidente del Center for European Policy Research, las agencias "tienen un serio problema y es que no responden de su informaci¨®n equivocada como lo hacen, por ejemplo, los auditores que dan fe de la bondad de las cuentas auditadas. Est¨¢n dadas de alta como periodistas financieros, protegidas por la libertad de expresi¨®n refrendada por una enmienda de la Constituci¨®n de Estados Unidos. Pero, al mismo tiempo, sus ingresos provienen de haber conseguido una licencia dada por los reguladores financieros p¨²blicos para llevar a cabo dicho servicio p¨²blico de suministro de informaci¨®n independiente y veraz en un r¨¦gimen de oligopolio".
Las calificaciones van siempre a la zaga de la realidad. Con la crisis bancaria de 2007 y 2008, las agencias no reaccionaron hasta que la cat¨¢strofe ya estaba all¨ª. Lo mismo ocurri¨® en el caso de Grecia o en el de BP. "La lista podr¨ªa prolongarse indefinidamente; no son capaces de analizar y pronosticar con objetividad, y agravan las crisis. Trabajan directamente para la econom¨ªa de la especulaci¨®n: cuando la crisis ya ha estallado, no tiene sentido rebajar la calificaci¨®n, porque entonces el pa¨ªs o la empresa en cuesti¨®n descienden otro pelda?o hacia el abismo. Con ese mismo efecto proc¨ªclico elevan la nota cuando una empresa o un pa¨ªs se han recuperado", describe el economista y director de un hedge fund Max Otte en La crisis rompe las reglas.
Portugal es el ¨²ltimo ejemplo de ese rosario de acontecimientos que ha puesto a las agencias en el disparadero. Moody's rebaj¨® ayer cuatro escalones de golpe, hasta bono basura, la deuda portuguesa y devolvi¨® la inestabilidad a los mercados a pesar de los esfuerzos de Grecia por cerrar su crisis pol¨ªtica y de Francia y Alemania por involucrar a los bancos en el pago de la factura. Las agencias elaboran sus calificaciones mediante "una revisi¨®n y un an¨¢lisis exhaustivos de todas las circunstancias relevantes para una evaluaci¨®n objetiva". La anterior rebaja se hab¨ªa producido a mediados de marzo, por el futuro incierto de la econom¨ªa portuguesa y la inestabilidad pol¨ªtica. Desde entonces, pr¨¢cticamente no ha variado nada: el cambio en el Gobierno se ha hecho sin traumas, y el nuevo Ejecutivo tiene una mayor¨ªa suficiente para acometer las reformas estructurales que solicita Moody's en cada uno de sus informes.
Moody's justificaba ayer su decisi¨®n por el hecho de que cree que Portugal necesitar¨¢ un segundo rescate: no podr¨¢ volver a los mercados, como no va a poder Grecia, y adem¨¢s en ese segundo plan Europa exigir¨¢ -una vez m¨¢s, como en Grecia- que la banca pague parte de la factura. Las agencias siguen apostando fuerte en el pulso con Europa acerca de que la reestucturaci¨®n voluntaria de la deuda sea o no considerada suspensi¨®n de pagos: de eso depende el contagio de la crisis fiscal de nuevo hacia el sector financiero. La rebaja de Moody's lo complica todo y supone una suerte de profec¨ªa autocumplida: al bajar la nota cuatro escalones de golpe alerta del riesgo de Portugal y eleva de golpe los tipos de inter¨¦s en los mercados de deuda, lo que hace m¨¢s dif¨ªcil el acceso de Lisboa a los mercados y supone una invitaci¨®n a los especuladores -vendedores en corto, hedge funds y dem¨¢s- que mete a Portugal en una especie de c¨ªrculo vicioso.
A todo esto, Europa sigue con un manejo de la crisis que raya la incompetencia, el BCE contin¨²a reclamando las notas de las agencias para sus operaciones y la Comisi¨®n Europea se plantea un nuevo cambio en la regulaci¨®n relativa a estas compa?¨ªas para oto?o (como pronto), despu¨¦s del nulo efecto de los anteriores cambios regulatorios. Eso s¨ª: a las cr¨ªticas del pa¨ªs afectado (en este caso Portugal) se a?ad¨ªan hoy las de otros muchos pa¨ªses europeos, que ven c¨®mo la rebaja de la solvencia portuguesa echa gasolina en el incendio fiscal del Viejo Continente. "Hay que acabar con el oligopolio de las agencias", ha dicho el ministro de Finanzas, Wolfgang Scha¨¹ble. La canciller Angela Merkel advirti¨® ayer que no deber¨ªa otorgarse demasiada importancia a la valoraci¨®n de las agencias. El presidente de la Comisi¨®n Europea, Jos¨¦ Manuel Barroso, ha vuelto a reclamar la creaci¨®n de una agencia europea. No puede evitarse cierta sensaci¨®n de d¨¦j¨¤ vu: cada vez que una de las grandes agencias da un mazazo ante el m¨¢s m¨ªnimo indicio de una posible salida para la crisis europea surgen esas cr¨ªticas europeas como una sola voz, que contrastan con la gesti¨®n difusa del incendio fiscal de la periferia europea.
Bruselas carga hoy con toda la artiller¨ªa contra Moody's. Pero en su nota de ayer sobre la rebaja de la nota de solvencia de Portugal, Moody's da en el blanco en una cosa: vincula esa rebaja y todo su pesimismo con respecto a Lisboa al modo de hacer pol¨ªtica en la eurozona. Touch¨¦.
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