?C¨®mo ¡®normalizar¡¯ los salarios?
Espa?a debe evitar los errores del pasado: las alzas salariales deben diferenciar la situaci¨®n de cada empresa y sector
No hay duda de que, tras a?os de duros ajustes, y ahora que la econom¨ªa ha alcanzado el nivel del PIB previo a la crisis, ha llegado el momento de normalizar los salarios. Pero, ?c¨®mo lo hacemos? Primero, conviene recordar que seguimos a¨²n lejos de los niveles de empleo precrisis, y tenemos la segunda tasa de desempleo m¨¢s alta de Europa. En este contexto la moderaci¨®n salarial sigue siendo una necesidad.
Segundo, y quiz¨¢ lo m¨¢s importante, Espa?a tiene que evitar los errores del pasado. En el futuro las subidas salariales deber¨¢n ser diferenciadas teniendo en cuenta la situaci¨®n particular de cada empresa y sector. Una de las principales causas de la p¨¦rdida de competitividad antes de la crisis fueron las subidas generalizadas de salarios, indexados autom¨¢ticamente a la inflaci¨®n y con escasa relaci¨®n con la evoluci¨®n de la productividad en las empresas.
Tercero, las subidas salariales deben tener en cuenta la situaci¨®n particular de cada empresa y sector. As¨ª, por ejemplo, para las empresas que siguen en p¨¦rdidas los convenios colectivos no deber¨ªan imponer aumentos en el poder adquisitivo de los trabajadores. Para el resto de las empresas, m¨¢xime si tienen beneficios, s¨ª hay margen de mejora salarial.
La reforma laboral de 2012 moderniz¨® el sistema de negociaci¨®n colectiva al dar mayor relevancia a la negociaci¨®n a nivel empresa, pero tambi¨¦n caus¨® un desequilibrio en el proceso de negociaci¨®n salarial dotando de excesivo poder en dicho proceso a las empresas. El ejemplo m¨¢s claro lo constituye la reforma del Art. 41 del Estatuto de los Trabajadores que permite cambios unilaterales en el nivel de los salarios. Es posible que, durante la crisis, este mecanismo haya permitido el r¨¢pido ajuste de salarios en muchas empresas, pero ha llegado el momento de suprimirlo o limitarlo. En cambio, se deber¨ªa mantener la prioridad aplicativa de los convenios de empresa. Estos se adaptan mejor a las necesidades que los convenios sectoriales y para evitar abusos solo hace falta hacer cumplir la legislaci¨®n actual.
Por ¨²ltimo, tanto la desigualdad salarial como la pobreza laboral han alcanzado cotas insoportables. Algunos culpan exclusivamente a la reforma laboral, pero un an¨¢lisis cuidadoso de los datos revela que la desigualdad salarial empez¨® a crecer mucho antes de 2012 debido principalmente a la fuerte reducci¨®n en las condiciones laborales de los contratos temporales. Estos contratos se han precarizado hasta l¨ªmites insospechados a trav¨¦s de reducciones de horas, de su duraci¨®n, e incluso de su remuneraci¨®n. Por tanto, la dualidad de nuestro mercado laboral y no la reforma laboral es el principal problema. Sin voluntad de adoptar medidas para erradicar la dualidad, normalizar los salarios es una mera quimera, que ni con una mejora de la reforma laboral, ni con subidas en el salario m¨ªnimo seremos capaces de solucionar.
Jos¨¦ Ignacio Conde-Ruiz es profesor en la Universidad Complutense de Madrid y Marcel Jansen, en la Aut¨®noma de Madrid.
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