Salir de la zona de confort y dem¨¢s pamplinas
Cada vez m¨¢s empresas recurren a t¨¦cnicas psicol¨®gicas para buscar una adhesi¨®n m¨¢s ¨ªntima y emocional de sus empleados
Adri¨¢n era amarillo: cuando se incorpor¨® a una peque?a empresa de marketing digital le hicieron un test de personalidad. Rojos los l¨ªderes, amarillos los creativos, verdes los generadores de buen ambiente, azules los d¨®ciles. Al llegar cada ma?ana al trabajo, ten¨ªa que elegir un emoticono que describiese su estado de ¨¢nimo, igual que al salir al final de la jornada (aunque no siempre era sincero y sol¨ªa suavizar sus emociones, no fuera a dar mala impresi¨®n en las altas esferas). Algunos d¨ªas hab¨ªa clases de yoga, otros mindfulness o din¨¢micas para abrirse a los dem¨¢s y vencer la timidez; algunos fines de semana, pr¨¢cticas de team building.
Un mentor guiaba a Adri¨¢n y sac¨® su n¨²mero dentro de la teor¨ªa psicol¨®gica del eneagrama de la personalidad. Era un tres. Y toda esta informaci¨®n se compart¨ªa con la direcci¨®n de la empresa. ¡°Todo ten¨ªa una p¨¢tina de pensamiento positivo, de modernidad tipo Silicon Valley¡±, recuerda Adri¨¢n, que prefiere no revelar su identidad, ¡°pero yo ten¨ªa la sensaci¨®n de que invad¨ªan mi intimidad, de que manipulaban mi mente. Mis trabajos psicol¨®gicos prefer¨ªa hacerlos por mi cuenta¡±. Finalmente, por cuestiones como estas, Adri¨¢n renunci¨® a aquel puesto.
Este tipo de pr¨¢cticas y discursos (aunque no necesariamente con la intensidad descrita en este caso) llegan a las empresas, sobre todo en el ramo de la llamada nueva econom¨ªa: consultor¨ªa, marketing, tecnolog¨ªa, etc¨¦tera. Y sobre todo procedentes del mundo anglosaj¨®n y n¨®rdico, donde son m¨¢s comunes. Se justifican por el bien de la empresa y del trabajador, como una forma de innovaci¨®n y de cercan¨ªa, unas formas m¨¢s humanas, m¨¢s friendlies. Pero para muchos resultan invasivas y se asemejan m¨¢s a un m¨¦todo de control.
¡°Estas nuevas culturas empresariales buscan un compromiso del trabajador diferente del que se hab¨ªa pedido tradicionalmente¡±, explica Carlos Jes¨²s Fern¨¢ndez, profesor del Departamento de Sociolog¨ªa de la Universidad Aut¨®noma de Madrid (UAM). ¡°Antes hab¨ªa que saber hacer un trabajo y desempe?arlo durante ocho horas diarias. Ahora se buscan unas caracter¨ªsticas personales, unas competencias de personalidad¡±. De ah¨ª las charlas motivacionales que fomentan palabras m¨¢gicas como liderazgo, emprendimiento, riesgo o ese mantra tan extendido como es ¡°la necesidad de salir de nuestra zona de confort¡±. De ah¨ª tambi¨¦n la proliferaci¨®n de libros de autoayuda vinculados al mundo empresarial. El problema, seg¨²n Fern¨¢ndez, es que ¡°existe un vac¨ªo de regulaci¨®n que controle estas pr¨¢cticas¡±, lo que hace que en ocasiones vayan demasiado lejos.
¡°Proliferan los discursos de innovaci¨®n, pero cada vez se trabaja m¨¢s, hay m¨¢s disciplina y se consumen m¨¢s ansiol¨ªticos¡±, opina un experto
¡°Lo que persiguen principalmente estas t¨¦cnicas es que los trabajadores se identifiquen con su empresa¡±, dice ?scar P¨¦rez Zapata, profesor de Organizaci¨®n de Empresas en ICADE y la Universidad Carlos III de Madrid y director de investigaci¨®n del think tank Dubitare. ¡°Se quiere crear una cultura de empresa fuerte en la que los elementos emocionales e ¨ªntimos, como las llamadas a la pasi¨®n, son cada vez m¨¢s importantes¡±, a?ade. Algo que no es nuevo, pues desde hace d¨¦cadas los trabajadores se identifican con su compa?¨ªa, sobre todo si esta es grande y poderosa: pero, entonces, tambi¨¦n, los contratos eran para toda la vida.
Y todo se envuelve en un barniz de sonrisas, de ese pensamiento positivo tan en boga que critican libros como Sonr¨ªe o muere (Turner), de Barbara Ehrenreich, o La industria de la felicidad (Malpaso), de William Davies. ¡°Se trata de una mentalidad que encaja muy bien con lo que se pretende¡±, opina P¨¦rez Zapata, ¡°el pensamiento positivo elimina cualquier posibilidad de cr¨ªtica y desplaza las culpas y los porqu¨¦s al individuo y no a la estructura donde se desenvuelve. Conecta con la l¨ªnea fantasiosa del yo emprendedor, de la iniciativa personal del h¨¦roe que todo lo puede con autogesti¨®n y que en el extremo es ¨²nicamente responsable de ¨¦xitos y fracasos¡±.
Problemas como estos son analizados por los llamados critical management studies (CMS), un conjunto de disciplinas surgidas en los a?os noventa que estudian el funcionamiento de las empresas de forma cr¨ªtica, a partir de la obra de pensadores como Michel Foucault (sobre todo sus estudios sobre la sociedad disciplinaria), la teor¨ªa cr¨ªtica de la Escuela de Fr¨¢ncfort o la teor¨ªa del proceso del trabajo, entre otras fuentes te¨®ricas. Surgieron de profesores en escuelas de negocio y Facultades de Administraci¨®n de Empresas, como Mats Alvesson o Hugh Will?mott, que propon¨ªan una perspectiva cr¨ªtica y que trataban de sacar a la luz las relaciones de poder en el seno de las organizaciones empresariales. ¡°Aunque la palabra cr¨ªtica parezca muy beligerante, puede ser una cr¨ªtica constructiva para la empresa¡±, dice P¨¦rez Zapata. ¡°En cuanto a este tipo de t¨¦cnicas, lo que hace el veneno es la dosis¡±.
El panorama descrito es el propio del trabajo en la era posfordista, donde se da la desprotecci¨®n, la movilidad y la flexibilidad laboral, la disoluci¨®n de las clases sociales bien definidas y la atomizaci¨®n de las relaciones laborales. La conexi¨®n permanente v¨ªa Internet, adem¨¢s, hace borrosos los confines de los horarios, los l¨ªmites de las jornadas. Lo referente al trabajo tambi¨¦n se vuelve l¨ªquido. ¡°Se rompen as¨ª los l¨ªmites y regulaciones de casi todo: d¨®nde se trabaja, cu¨¢nto se trabaja, con qui¨¦n, c¨®mo, etc¨¦tera, ahora mucha de esta responsabilidad recae sobre el trabajador¡±, dice P¨¦rez Zapata. ¡°Habitualmente se produce una sobrecarga sobre el trabajador al que se pide simult¨¢neamente trascender sus l¨ªmites y tambi¨¦n saber pon¨¦rselos a s¨ª mismo¡±.
¡°Existe una individualizaci¨®n y psicologizaci¨®n creciente¡±, se?ala Luis Enrique Alonso, catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa de la UAM y coordinador del grupo de investigaci¨®n de Estudios sobre trabajo y ciudadan¨ªa. ¡°Lo que se busca es la completa adhesi¨®n psicol¨®gica y que no haya ning¨²n intermediario entre el trabajador y la empresa, que no haya ning¨²n tipo de acci¨®n ni identidad colectiva¡±, dice. Ese aire de creatividad individualista y modernidad hipster bien podr¨ªa ser una herencia de la contracultura de los a?os sesenta asimilada por el capitalismo contempor¨¢neo: la rebeld¨ªa individualista antisistema convertida en ambici¨®n individualista empresarial, como se?alan Chiapello y Boltanski en El nuevo esp¨ªritu del capitalismo (Akal). El futbol¨ªn en la oficina. ¡°Lo cierto es que hablar hoy d¨ªa de organizaci¨®n y derechos colectivos suena muy antiguo¡±, concluye el catedr¨¢tico, ¡°lo que nos lleva a una especie de darwinismo social propiciado por la precariedad existente. Se enmascara as¨ª una lucha encarnizada por los escasos puestos disponibles: s¨¢lvese quien pueda¡±.
¡°?Estamos actuando de forma ¨¦tica en las empresas?¡±, se pregunta Fern¨¢ndez. ¡°Proliferan los discursos de innovaci¨®n, pero por detr¨¢s cada vez se trabaja m¨¢s, cada vez hay m¨¢s disciplina, se sufre m¨¢s y el consumo de ansiol¨ªticos para soportarlo va en aumento¡±.
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