La pedagog¨ªa de la Universidad espa?ola vista desde Cambridge
Varios docentes espa?oles del centro brit¨¢nico critican la abundancia de temario por curso y la falta de profundizaci¨®n en los contenidos
En la Universidad de Cambridge los ex¨¢menes son an¨®nimos. Los estudiantes no se identifican con su nombre, sino con un n¨²mero. Adem¨¢s, las pruebas no las corrige el profesor que imparte la asignatura, sino un comit¨¦ de expertos. Esa es una de las grandes diferencias entre Cambridge, la segunda universidad p¨²blica m¨¢s antigua de Reino Unido por detr¨¢s de Oxford (se fund¨® en 1209), y las p¨²blicas en Espa?a.
Considerada la cuarta mejor universidad del mundo, seg¨²n el World University Ranking 2016-2017 de The Times, y el tercer ecosistema universitario m¨¢s innovador despu¨¦s de Stanford y el MIT, el 99% de sus alumnos se grad¨²a y, de ellos, el 91% encuentra trabajo en los seis meses posteriores a la graduaci¨®n.
Pero no todo son ventajas en el sistema universitario brit¨¢nico. Los altos niveles de exigencia conllevan estr¨¦s y ansiedad entre sus estudiantes. Seg¨²n un estudio elaborado por Nightline Association, una asociaci¨®n nacida en la Universidad de Essex que ofrece atenci¨®n psicol¨®gica a alumnos en m¨¢s de 92 universidades brit¨¢nicas, el 75% de ellos sufri¨® en alg¨²n momento angustia psicol¨®gica: el 65% estr¨¦s, el 43% ansiedad y el 29% preocupaci¨®n por no encajar.
Hablamos con seis docentes espa?oles de la Universidad de Cambridge para conocer su visi¨®n sobre las diferencias entre ambos sistemas acad¨¦micos.
Rodrigo Cacho, profesor de Literatura espa?ola
Con m¨¢s de 12 a?os de docencia en Cambridge, Cacho cree que uno de los grandes problemas de la universidad espa?ola es la tendencia a repetir y la falta de creatividad. "Si eres un joven investigador se espera de ti que cites fuentes tradicionales, y no tanto que aportes algo novedoso. Es un problema que se da en la universidad espa?ola por la forma en la que se aprende", se?ala. Pone como ejemplo el formato de las tesis. "En Espa?a, las tesis son muy extensas, unas 500 p¨¢ginas, de las que las 100 primeras se destinan a hacer un resumen de todo lo que se ha publicado al respecto. El alumno se limita a demostrar que conoce esa base". En su opini¨®n, el objetivo no es que exponga una teor¨ªa propia y original. En cambio, en Cambridge la extensi¨®n es de 150 o 200 p¨¢ginas en las que "se va al grano desde el principio". "No se pueden permitir el lujo de resumir lo que ya se sabe. Es otra forma de trabajar: no hay que demostrar lo que se sabe, sino crear".?
Para Cacho, uno de los inconvenientes es que Cambridge exige un nivel intelectual muy alto y es un sistema "muy competitivo" que puede generar ansiedad e incluso depresi¨®n. "Es lo que se conoce como s¨ªndrome del impostor: durante el primer a?o muchos estudiantes, especialmente los que proceden de familias m¨¢s humildes, creen que su admisi¨®n ha sido un error, que no merecen estar ah¨ª". "Aqu¨ª se ven las divisiones sociales de Reino Unido, que son muy notables. Las clases medias sienten m¨¢s presi¨®n, no han asistido a escuelas de ¨¦lite y se pueden sentir fuera de lugar, en una sensaci¨®n de no pertenencia".?
?ngeles Carreres, profesora de Lengua espa?ola
Lleg¨® a Cambridge hace 18 a?os. Del sistema universitario espa?ol recuerda que toda la ense?anza se basaba en clases magistrales. "No hab¨ªa oportunidad para interactuar con el profesor, m¨¢s all¨¢ de las preguntas en clase. Fue una experiencia bastante impersonal", explica. Tambi¨¦n critica que la evaluaci¨®n se basaba en los resultados de los ex¨¢menes, que consist¨ªan en repetir lo que hab¨ªas memorizado. "No era muy diferente del colegio". Una estancia en la Universidad de Nottingham despert¨® por primera vez su punto cr¨ªtico. "Los seminarios y las clases reducidas fueron muy reveladoras. Es un formato en el que se ense?a al alumno a pensar por s¨ª mismo, no solo a absorber datos. Les prepara mejor para el futuro profesional".?
El modelo de Cambridge requiere mucho m¨¢s esfuerzo por parte del profesor. "Es?m¨¢s f¨¢cil preparar una clase magistral, un formato en el que nadie te va a cuestionar. En los primeros seminarios que impart¨ª en Cambridge me sent¨ªa insegura, los alumnos cuestionan las ideas".
Otra de las grandes diferencias es el proceso de selecci¨®n del profesorado. "Te hacen una entrevista y tienes que dar una clase ante el panel de contrataci¨®n. No hay un examen de acceso y la universidad tienen total libertad para elegir al candidato". Cuenta que cuando se present¨® a la plaza, pens¨® que no la escoger¨ªan. "Me parec¨ªa imposible que no hubiese una lista de candidatos internos. Me di cuenta de que era posible salir de esa cultura del nepotismo, del yo he estado aqu¨ª tray¨¦ndote caf¨¦s durante tantos a?os y ahora me toca a m¨ª la plaza".?El criterio es la excelencia.
Be?at Gurrutxaga-Lerma, profesor de Micromec¨¢nica
Entre las ventajas del sistema brit¨¢nico, destaca que la ense?anza de grado en Cambridge y Oxford se articula en torno a las supervisions (tutorials en Oxford), en las que los alumnos, solos o en parejas, pasan una hora a la semana con un profesor?en la que tratan el contenido de una asignatura espec¨ªfica. Lo habitual es que tengan cuatro o cinco supervisions por semana. "Sabes r¨¢pidamente qu¨¦ alumnos tienen problemas, d¨®nde andan flojos y qu¨¦ hay que enfatizar. Te das cuenta de sus h¨¢bitos de trabajo y, como te ven cada semana, eso les obligas a llevar las asignaturas al d¨ªa. Casi puedes predecir qu¨¦ nota van a sacar en los ex¨¢menes", explica.
"El sistema Oxbridge es, de alguna forma, la realizaci¨®n idealizada del sistema propuesto por el Plan Bolonia: una ense?anza mucho m¨¢s personalizada y organizada entorno a las necesidades del alumno". A diferencia de Espa?a,?el objetivo es ense?ar a aprender y a pensar, m¨¢s que inculcar un temario y examinarlo. "Las asignaturas aqu¨ª no se convierten en el fort¨ªn de un docente concreto, rodeado de un foso inundado con suspensos, como es tristemente frecuente en Espa?a".
Tambi¨¦n se?ala que la carga lectiva de los docentes es menor que en Espa?a y que los procedimientos para evaluar est¨¢n m¨¢s regulados y son m¨¢s imparciales."Los ex¨¢menes son an¨®nimos, los revisan dos correctores. No se puede penalizar dos veces por el mismo error".
Emilio Artacho, profesor de F¨ªsica
Lleva 17 a?os ense?ando en Cambridge y antes fue profesor en la Universidad Aut¨®noma de Madrid durante siete a?os. Cree que el modelo espa?ol es horizontal: los estudiantes van a la Universidad m¨¢s cercana, y la calidad de ense?anza no var¨ªa de unas a otras. En cambio, los modelos estadounidense y brit¨¢nico son "verticales" y hay una diferenciaci¨®n mucho m¨¢s clara entre universidades. "Los estudiantes aspiran a la m¨¢s alta. Entrar en Cambridge es muy dif¨ªcil; hay solo 12.000 estudiantes de grado".?
Critica que los ¨²ltimos a?os del bachillerato brit¨¢nico est¨¢n tan enfocados a la competici¨®n para entrar en buenas universidades? que "el sistema est¨¢ pervertido". "Las familias que se lo pueden permitir mandan a sus hijos a colegios privados que cuestan entre 12.000 y 35.000 libras al a?o. Muy infrecuente en otros pa¨ªses europeos".?
Critica que en el sistema espa?ol los docentes se sientan orgullosos de "enormes proporciones de suspensos". "El a?o pasado fui examinador de primero de f¨ªsica, con unos 400 alumnos, y suspendieron tres. Es lo habitual aqu¨ª. No se hacen repeticiones ni de cursos ni de asignaturas, ni hay convocatorias m¨¢s all¨¢ de la primera", explica. De hecho, en caso de suspenso los profesores del departamento analizan cada caso para conocer la situaci¨®n personal del alumno: su estado de salud o familiar y as¨ª ver qu¨¦ se puede hacer al respecto.?
Otro punto es que se dan t¨ªtulos diferenciados: de primera, de segunda superior y de tercera. "Con un t¨ªtulo de primera se te rifan en el mercado laboral, con uno de tercera no te comes una rosca. El alumno aspira a la mejor nota que pueda, en vez de al aprobado".
Albertina Albors-Llorens, profesora de Derecho de la Uni¨®n Europea?
De sus a?os como estudiante de Derecho en Espa?a, destaca que los profesores le inculcaron "la perseverancia y el esfuerzo constante en la vida acad¨¦mica". "De ese tiempo tambi¨¦n resaltar¨ªa el ¨¦nfasis en la autosuficiencia y el hecho de que se alentaba nuestra independencia en el aprendizaje, algo que me ha ayudado mucho en mi carrera posterior".
De Cambridge destaca el ¨¦nfasis en el an¨¢lisis cr¨ªtico y las supervisions. "Las tutor¨ªas nos permiten reunirnos cada dos semanas con grupos de dos a cuatro alumnos y considerar en profundidad los temas legales tratados en las clases magistrales y su aplicaci¨®n pr¨¢ctica una vez que los alumnos han tenido la oportunidad de estudiar y preparar la materia".
David Fairen, profesor de Ingenier¨ªa Qu¨ªmica
Lleg¨® en 2012 a Cambridge. Cree que el sistema de evaluaci¨®n es una de las grandes diferencias con respecto a Espa?a. "Tengo que preparar las preguntas cuatro meses antes del examen". Su departamento y un comit¨¦ externo las revisan y valoran si son razonables o no para el temario incluido.?
Considera que otro de los problemas de la universidad espa?ola es que se centra en impartir todo el temario en lugar de profundizar en ¨¦l. "Todos los problemas empiezan con la financiaci¨®n", opina. Critica que en Espa?a la carga lectiva para los profesores "es enorme", ¨¦l est¨¢ al 10% en comparaci¨®n con ellos. "Tienen que trabajar mucho m¨¢s y para tener un buen perfil investigador lo tienen que hacer en sus horas libres. M¨¢s profesores conllevar¨ªa una menor carga docente".
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