Medio siglo de pugna por un presupuesto europeo
La cumbre de la UE de este jueves debe culminar una larga lucha en favor de una ¡°capacidad fiscal¡± del euro
Ser¨¢ grande o peque?o. Se aplicar¨¢ de golpe o por fases. Se dedicar¨¢ a financiar cualquier gasto o se centrar¨¢ en la inversi¨®n o en el desempleo. Podr¨¢ ampliarse o no. Admitir¨¢ endeudamientos (en el futuro) o los vetar¨¢.
Casi todo est¨¢ en duda sobre el presupuesto propio de la eurozona. Incluso si se llegar¨¢ a aprobar, pues concita un frente de rechazo de 12 miembros de la UE. Pues enciende pol¨¦mica, el resultado de la propuesta simbolizar¨¢ el avance, estancamiento o retroceso del ¨ªmpetu comunitario.
La cumbre europea que empieza este jueves deber¨¢ impulsarlo o archivarlo. Pero no ignorarlo. Porque en su reclamaci¨®n se han implicado las instituciones comunes ¡ªComisi¨®n, BCE, Parlamento¡ª, los movimientos europe¨ªstas y, ahora, los Gobiernos: sobre todo la Francia de Emmanuel Macron, que ha arrastrado a Alemania y ha encontrado el eco entusiasta de Espa?a.
Y porque llevamos medio siglo de reclamaciones de este instrumento: un fuerte poso. La primera de ellas fue en 1970, cuando se lanza un gran proyecto de uni¨®n monetaria. Que no era un capricho, sino producto de la necesidad de contrarrestar las turbulencias monetarias generadas por EE UU ¡°y aislar a los europeos¡± de las mismas, como ha escrito el gran economista norteamericano Barry Eichngreen.
¡°Los datos esenciales del conjunto de los presupuestos p¨²blicos¡±, su ¡°volumen¡±, ¡°amplitud de saldos¡± y ¡°modos de financiaci¨®n¡± ser¨¢n ¡°decididos a nivel comunitario¡±, postulaba ese inaugural Informe Werner.
Aquel plan lo arruin¨® la suspensi¨®n de la convertibilidad del d¨®lar por Richard Nixon. Y a los sucesivos intentos de resucitarlo, las crisis del petr¨®leo de los setenta.
Pero dejaron buenas trazas. As¨ª, el Informe Marjolin propon¨ªa, en 1975, una ¡°pol¨ªtica presupuestaria¡±, ¡°completada por una capacidad de endeudamiento¡± ¡ªprimigenia referencia a los eurobonos¡ª, para crear ¡°un sistema comunitario de protecci¨®n contra el desempleo¡±: la ¡°caja¡± de ¡°solidaridad¡± europea ser¨ªa la base para el seguro de paro com¨²n. Los Gobiernos la completar¨ªan.
O el tambi¨¦n oficial Informe MacDouglas, que en 1977 puso cascabel de datos al gato presupuestario sin cifras. A largo plazo, el gasto de la ¡°Federaci¨®n en Europa¡± deber¨ªa suponer entre el 20% y el 25% del PIB, como en EE UU y la RFA, propon¨ªa.
En una ¡°fase previa¡±, podr¨ªa acercarse a un abanico de ¡°entre el 5% y el 7,5%; o entre el 7,5% y el 10% si se incluyese la Defensa¡±. Y en una inmediata ¡°integraci¨®n prefederal¡±, bastar¨ªa con triplicar el presupuesto de la ¨¦poca (0,7%) ¡°hasta el 2% o el 2,5%¡±. Tambi¨¦n se dedicar¨ªa a fines econ¨®mico-sociales, como las pol¨ªticas de reequilibrio regional, mercado laboral o el desempleo. Un ca?¨®n completado con ¡°poderes limitados de endeudamiento¡±.
Las recesiones y el liderazgo
Las sucesivas recesiones y el dif¨ªcil liderazgo pusieron sordina a esas ideas. Pero quedaron algunos legados: la pol¨ªtica regional y los fondos estructurales, que se duplicar¨ªan en la ¨¦poca Delors (1985-1995). Hubo que esperar a la moneda definitiva, la dise?ada en 1989 por el Informe Delors, que rebaj¨® esas utop¨ªas a un m¨¢s practicable ¡°paralelismo¡± entre la uni¨®n monetaria y la econ¨®mica. En esta, ¡°el presupuesto¡± ser¨ªa muy inferior al so?ado, pero a cambio podr¨ªa ¡°determinar la orientaci¨®n presupuestaria del conjunto de la comunidad, mediante la coordinaci¨®n¡± de las pol¨ªticas nacionales de los entonces Doce. Pero si esta se frustrase, tambi¨¦n capotar¨ªa el ¡°equilibrio interno¡±. Y quebrar¨ªa la ¡°dosificaci¨®n entre la pol¨ªtica monetaria y la fiscal¡±, esa actual¨ªsima obsesi¨®n de Mario Draghi.
Pero Jacques Delors no se resign¨®, quiso recuperar el terreno cedido en 1993 mediante su Libro Blanco sobre Crecimiento, competitividad, empleo. Esta vez planificando una serie de nuevas infraestructuras continentales, de transportes, energ¨ªa, telecomunicaciones. Destinar¨ªa a ello 400.000 millones de ecus (hoy, euros) entre 1994 y 1999. Pero no de dinero presupuestado ¡ªque los ministros de Hacienda racaneaban, como siempre¡ª sino solicitado al mercado, mediante ¡°obligaciones de la Uni¨®n¡± y otros instrumentos de endeudamiento, segundo intento de unos eurobonos.
Empe?o abortado. De modo que hasta a?os despu¨¦s de entronizado (en 1998-2000) el euro, hasta la Gran Recesi¨®n de 2008, los r¨ªgidos zapatos de la crisis no volvieron a apretar en favor de un presupuesto, haciendo de la necesidad virtud. Justo cuando en junio de 2012 Espa?a se desplomaba a la crisis bancaria, rompi¨® el fuego el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, con su plan Hacia una aut¨¦ntica uni¨®n econ¨®mica y monetaria, luego ampliado en el Informe de los cuatro presidentes.
Este valid¨® en diciembre ¡°el establecimiento de una capacidad presupuestaria para facilitar¡±, no el rescate de los pa¨ªses en riesgo de quiebra (para lo que se cre¨® el Mecanismo de Estabilidad), sino ¡°el ajuste a los choques econ¨®micos¡± menos tr¨¢gicos. Quedan de aquel texto ideas muy avanzadas para los actuales socios del frente n¨®rdico de rechazo: ¡°Crear herramientas para compartir riesgos¡±; ¡°incentivos financieros a quienes realicen reformas¡±, un ¡°seguro de desempleo europeo¡±, la ¡°posible capacidad de endeudarse¡± y la consiguiente creaci¨®n de una ¡°funci¨®n de Tesoro¡±.
Y desde entonces, la proliferaci¨®n de proyectos se ha multiplicado. Casi exponencialmente.
Aluvi¨®n de proyectos
El FMI propone en 2013 un seguro de desempleo com¨²n, un fondo contra las crisis asim¨¦tricas, un presupuesto de la eurozona (IMF, SDN, 13/09). Francia, un presupuesto del 2% del PIB de la eurozona (Tr¨¦sor-Economics, 120, 2013).
El Informe de los cinco presidentes (se incorpor¨® el del Parlamento, Martin Schulz) reitera en 2015 el de los cuatro, pero en suave.
Y el Parlamento recoge en 2015 y airea en 2017 casi todas las ideas surgidas, en los Informes Bresso-Brok y B?ge-Perv¨¨s.
Emmanuel Macron las catapulta en la Sorbona (26/9/17). Y la Comisi¨®n de Jean-Claude Juncker detalla en mayo sendos fondos de inversiones y de reformas. Trazos visibles en la Declaraci¨®n de Meseberg, de Merkel y Macron (19/6).
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