Primer juicio contra Glovo por las condiciones que impone a sus repartidores
Un antiguo empleado demanda a la empresa catalana para demostrar que los servicios que prestaba constituyen en realidad una relaci¨®n laboral
Isaac Cuende fue en septiembre de 2015, a los pocos meses de nacer Glovo, uno de los primeros repartidores en Madrid de la empresa catalana que se encarga de llevar a sus clientes desde una cajetilla de tabaco hasta el ¨²ltimo superventas de Almudena Grandes. Pero su relaci¨®n con la start-up se fue deteriorando hasta que la compa?¨ªa le envi¨® un correo electr¨®nico para informarle de que prescind¨ªa de sus servicios. El mi¨¦rcoles se convirti¨® en otro tipo de pionero: es el primero en llevarla a los tribunales bajo la acusaci¨®n de encubrir una relaci¨®n laboral en un mero intercambio de servicios.
La demanda, de la que se espera una sentencia en las pr¨®ximas semanas, se une al goteo de conflictos judiciales y con Trabajo de empresas como Glovo, Deliveroo o Stuart, que se valen de la tecnolog¨ªa para diluir al m¨¢ximo la relaci¨®n laboral con las personas sin las que les resultar¨ªa imposible realizar su actividad.
En su escrito a la juez, Cuende presenta tres demandas: por resoluci¨®n de contrato, por despido t¨¢cito y despido expl¨ªcito. Pero todas ellas se resumen en el sentimiento de enga?o que este hombre de 52 a?os sinti¨® en los dos a?os que prest¨® sus servicios a Glovo.
¡°Empec¨¦ a sentir que no ten¨ªa libertad. Pese a que en teor¨ªa no ten¨ªa ninguna relaci¨®n laboral con ellos y era solo un free-lance, ten¨ªa que trabajar cuando y como ellos dijeran¡±, explica. El fondo del debate es si lo que hac¨ªa Cuende y otros tantos esforzados ciclistas o motoristas se engloba dentro de una relaci¨®n laboral o mercantil. ¡°Para m¨ª, es una relaci¨®n laboral como la copa de un pino¡±, zanja la cuesti¨®n su abogado, Luis Su¨¢rez.
¡°Tendremos que ir caso a caso y, en funci¨®n de los hechos concretos y no de apreciaciones o juicios de valor, determinar si concurren las notas t¨ªpicas que definen el contrato de trabajo. O por el contrario, como sostenemos nosotros, se resuelve que la relaci¨®n es la propia de un aut¨®nomo dependiente o no dependiente¡±, responde Marita Ranc¨¦, directora de legal de Glovo.
El conflicto entre Cuende y Glovo no es una excepci¨®n. El juzgado de lo social n¨²mero 6 de Valencia dictamin¨® el mes pasado que V¨ªctor S¨¢nchez, un repartidor de Deliveroo, era en realidad un falso aut¨®nomo al que se deber¨ªa haber considerado como trabajador por cuenta ajena. Adem¨¢s, la Inspecci¨®n de Trabajo ya ha expedientado a Deliveroo en Valencia, Madrid y Barcelona y ha obligado a la compa?¨ªa a dar de alta a lo que ellos denominan riders. Este paso conlleva el pago por parte de Deliveroo de cantidades millonarias -1,3 millones solo en Barcelona-, por cotizaciones impagadas y su recargo correspondiente.
Cuende relata una serie de mecanismos que la empresa desarroll¨® para forzar a lo que ellos llaman glovers ¨C¡°Yo prefiero decir simplemente repartidor¡±, dice ¨¦l- a acatar unas condiciones laborales sobre las que ¨¦l y sus compa?eros no ten¨ªan ninguna influencia, y que solo pod¨ªan o acatar o irse al paro.
En octubre del a?o pasado, Cuende cay¨® enfermo. Luego tuvo un accidente con la moto con la que hac¨ªa sus repartos. En ambas ocasiones, el sistema inform¨¢tico de Glovo le bajaba la puntuaci¨®n, repercutiendo negativamente en el n¨²mero de horas que pod¨ªa trabajar.
¡°Para tener una buena puntuaci¨®n, influye la valoraci¨®n del cliente, que trabajes en las horas de m¨¢s demanda (los fines de semana o, por ejemplo, cuando hay partidos de f¨²tbol), tu hist¨®rico de pedidos y que aceptes que el pedido se te asigne autom¨¢ticamente, sin tener que dar el visto bueno. El resumen de todo esto es que si no haces lo que ellos quieren, te quedas sin trabajo¡±, protesta Cuende por un sistema que no duda en calificar de ¡°casi esclavista¡±. Seg¨²n sus c¨¢lculos, para lograr un sueldo neto de 1.000 euros al mes ten¨ªa que repartir a toda velocidad durante m¨¢s de 12 horas, seis d¨ªas a la semana.
Cuende insiste en que, al acudir a los tribunales, su mayor inter¨¦s es hacer que otras personas en su misma situaci¨®n se unan para reivindicar sus derechos. Su abogado da un paso m¨¢s, y arremete contra un modelo que considera que devuelve a los trabajadores al siglo XVIII. "Resulta que con la econom¨ªa digital volvemos al arrendamiento de trabajo regulado en el C¨®digo Civil antes de la Revoluci¨®n Industrial y del movimiento obrero. En este modelo, no hay ni jornada laboral ni seguridad de que te den trabajo ni negociaci¨®n colectiva ni nada. Es la imagen moderna de la explotaci¨®n", concluye Su¨¢rez.
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