Las trabajadoras invisibles del calzado espa?ol
Les pagan entre dos y tres euros por hora de trabajo en negro: las aparadoras crean una asociaci¨®n como las 'kellys' y denuncian condiciones de "semiesclavitud"
A sus 58 a?os, Antonia Rico solo tiene cinco cotizados, pese a haber trabajado m¨¢s de 40. Antes de empezar con su labor, se pone un delantal rosa. Saca las telas de unas cajas de cart¨®n y empieza a coser zapatos en su piso en Elche, Alicante. En un estante tiene hilos de color, cola y cement,un adhesivo altamente irritante. Gana unos dos euros la hora y forma parte de la Asociaci¨®n de Aparadoras de Elche.
El colectivo ¡ªinspirado en el movimiento de las kellys, las camareras de piso que se han asociado contra la explotaci¨®n en los hoteles¡ª re¨²ne a m¨¢s de 100 mujeres que han decidido denunciar las condiciones laborales en las que han estado trabajando. El 11 de julio llevaron sus reivindicaciones al Congreso y reclamaron al Gobierno que act¨²e para acabar con esta situaci¨®n de ¡°semiesclavitud¡± en un sector que se ha nutrido de la econom¨ªa sumergida y que en 2017 factur¨® 2.200 millones solo en la Comunidad Valenciana.
Las mujeres de la Asociaci¨®n tienen casi todas m¨¢s de 50 a?os. Isabel Matute, su presidenta, empez¨® a trabajar a los 14. Hoy tiene 57 y como Rico, apenas cotiz¨® seis. ¡°Antes, ni nos conoc¨ªamos¡±, recalca, ¡°lo que imped¨ªa que nos organiz¨¢semos¡±. Matute asegura que tambi¨¦n sufren ¡°estr¨¦s, ansiedad y depresi¨®n¡± y las que denuncian, como ella, est¨¢n en ¡°las listas negras¡± de las empresas.
Sentada en una terraza de la plaza de las Chimeneas de Elche, Marisol P¨¦rez, que solo cotiz¨® tres a?os de los 23 que trabaj¨®, cuenta que empez¨® a los 11. ¡°Tuve dos contratos y en el segundo me bajaron a la mitad del sueldo¡±. Dec¨ªan que cobraba mucho. Entre Rico, Matute y P¨¦rez suman casi 100 a?os trabajados. Y, en cambio, juntas ahora no llegar¨ªan a los 15 que hacen falta para tener derecho a cobrar una pensi¨®n.
¡°Si yo paro, t¨² no andas¡±. Es su lema. La asociaci¨®n, creada en abril, denuncia que el trabajo se hace en jornadas de diez horas en casas, talleres clandestinos y f¨¢bricas donde raramente perciben m¨¢s de tres euros la hora. ¡°Son la columna vertebral del calzado¡±, explica Josep-Antoni Ybarra, economista de la Universidad de Alicante y autor de un estudio en 2004 que revel¨® que el 88% de la producci¨®n se subcontrata a domicilio o en el extranjero y que m¨¢s del 80% de la fuerza de trabajo lo hace en condiciones sumergidas. ¡°Existe un volumen importante de gente que ha trabajado en el calzado y no tiene ning¨²n derecho¡±, subraya. Su estudio es antiguo, pero es una referencia en el sector. Otro m¨¢s reciente de la Universidad Miguel Hern¨¢ndez encargado por el Ayuntamiento de Elche cifra en un 40% la producci¨®n de calzado en el foco de la econom¨ªa irregular.
Marian Cano, presidenta de la patronal valenciana Avecal, asegura que tienen constancia de las estimaciones sobre econom¨ªa irregular pero que muchas proyecciones ¡°no encajan¡±. ¡°Creo que juzgar a todo un sector por casos aislados resulta injusto y estigmatiza al calzado de manera indebida¡±, se?ala por correo electr¨®nico.
Cada ma?ana, los repartidores de la faena llegan en coche para entregar lo que deber¨¢ coser Rico. A pocos metros est¨¢ el pol¨ªgono de Carr¨²s, donde se venden zapatos al por mayor y un poco m¨¢s lejos, el parque empresarial que re¨²ne a marcas como Mustang, Pikolinos, Panama Jack y Tempe, de Inditex.
Esta semana, Rico asegura que ha cobrado 78 euros. Sufre de v¨¦rtigos, de la columna, tiene las manos envejecidas ¡°y la vista, ni te cuento¡±. El trabajo de aparadora en casa, heredado del pasado, se expandi¨® sobre todo en los a?os 60, ¡°la ¨¦poca del baby boom en la que muchas ten¨ªan que cuidar de sus hijos¡±, narra Carmen Palomar, secretaria general de Comisiones Obreras en la comarca del Vinalop¨®-Vega Baja. Hoy, a?ade, hay m¨¢s trabajo en talleres que a domicilio, aunque el convenio del calzado a¨²n recoge esta modalidad y especifica que tienen derecho a 10% del salario para gastos generales del hogar. En los a?os 2000, la competencia de los mercados asi¨¢ticos provoc¨® una grave crisis en la industria nacional. Se deslocaliz¨® la producci¨®n y se intensificaron las subcontratas, lo que facilit¨® situaciones de clandestinidad.
La estatua de la Plaza de la Aparadora de Elche recuerda el rostro femenino del trabajo. M¨¢s de 22.000 personas siguen en la industria del calzado, concentrada en las localidades de Elche y Elda. La regi¨®n produce la mitad del calzado de Espa?a y acapara el 43% de las exportaciones del sector. ¡°En la provincia de Alicante, muchas empresas son pymes y micropymes, lo que facilita la econom¨ªa sumergida¡±, agrega Palomar, de CC OO. En 2017, el sindicato tramit¨® 60 denuncias por este motivo.
Es una realidad cotidiana. Caminando hacia su casa, Rico se?ala un bajo: ¡°Aqu¨ª hay un taller ilegal, donde est¨¢n bajadas las persianas¡±. Pero su ejemplo est¨¢ ayudando a otras mujeres de la comarca de La Vega Baja y de Villena. Los partidos ¡ªPSOE, Comprom¨ªs y Podemos¡ª han recogido sus demandas y presentado mociones de apoyo en el Ayuntamiento de Elche y proposiciones no de ley en las Cortes Valencianas y en Congreso de los Diputados. Piden que se les reconozcan los a?os trabajados y como las kellys, las enfermedades laborales. Tambi¨¦n quieren impulsar cooperativas para el relevo generacional. Desde Inspecci¨®n de Trabajo en Alicante, anuncian que habr¨¢ una campa?a espec¨ªfica para el calzado a partir de septiembre, que querr¨¢n enmarcar en el plan por el trabajo digno que el Gobierno aprob¨® el 27 de julio.
Rico sigue hablando mientras cose. ¡°Es una pena porque en realidad es un trabajo muy bonito y creativo¡±, dice. Su hija se asoma en la puerta con su beb¨¦ reci¨¦n nacido en los brazos. Tiene claro que no quiere trabajar en el calzado. ?Por qu¨¦? ¡°Porque no quiero terminar como mi madre¡±, sentencia.
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