Blanchard lanza un alegato por un presupuesto expansivo europeo con eurobonos
La reducci¨®n de la deuda es "menos urgente que antes" por los bajos tipos de inter¨¦s, seg¨²n el ex economista jefe del FMI
Olivier Blanchard ¡ªel economista que revolucion¨® el FMI bajo el mandato de Dominique Strauss-Kahn; el que demostr¨® cient¨ªficamente en 2013 el infierno de las pol¨ªticas de austeridad excesiva, porque incorporaban multiplicadores err¨®neos: por cada euro de menor inversi¨®n p¨²blica se destru¨ªa medio euro de actividad, se supon¨ªa, cuando era el triple; el franc¨¦s keynesiano que empez¨® a corregir las recetas del neoliberalismo; ese gran (y respetado) heterodoxo¡ª lanz¨® ayer desde Sintra, junto a Lisboa, un formidable alegato europe¨ªsta. Defendi¨® una pol¨ªtica fiscal expansiva. Si conviene, a trav¨¦s de un presupuesto para la eurozona ¡°financiado mediante eurobonos¡±.
El punto de partida de Blanchard es que los baj¨ªsimos tipos de inter¨¦s tienen un efecto positivo: rebajar el coste de la deuda. Pero tambi¨¦n negativo, porque agotan el margen de maniobra del BCE (?puede bajarlos de cero?). Y est¨¢n aqu¨ª para quedarse ¡°por largo tiempo¡±, no en vano ¡°los mercados apuestan a la baja¡±: ¡°la probabilidad de que el tipo del eur¨ªbor sobrepase el 1% el pr¨®ximo trienio es inferior al 0,3%¡±, dijo.
Eso ratificar¨ªa no un escenario de crisis financiera, sino el ¡°estancamiento secular¡± radiografiado por Larry Summers. Ante el cual, los bancos centrales pueden hacer algo m¨¢s en la l¨ªnea expansiva, pero no mucho.
Urge, seg¨²n Blanchard, que la pol¨ªtica fiscal no ya complete, sino que pr¨¢cticamente reemplace a la monetaria. Y que lo haga con sesgo expansivo y de forma agresiva, sostuvo. Con los tipos actuales, ¡°la reducci¨®n de la deuda es menos urgente que antes: no hay una crisis de endeudamiento¡±; ¡°los d¨¦ficits son necesarios para sostener una demanda¡± demasiado floja para elevar el crecimiento a su m¨¢ximo nivel potencial; y esos d¨¦ficits deben utilizarse para la buena causa, ¡°para invertir en el futuro¡±.
Blanchard propugn¨® sin ambages la necesidad de ¡°revisitar¡± las reglas fiscales del euro, ya sea mediante cambios formales, ya mediante una interpretaci¨®n ¡°m¨¢s liberal¡± del Pacto de Estabilidad y compa?¨ªa. ¡°Incluso si entonces eran adecuadas, no pueden ser hoy las reglas correctas¡±, sentenci¨®.
Y volvi¨® a defender la ¡°regla de oro¡± que Jacques Delors no logr¨® imponer a los ministros de Econom¨ªa cuando se negoci¨® en 1991 el Tratado de Maastricht; a saber, detraer del c¨®mputo del d¨¦ficit p¨²blico las inversiones p¨²blicas productivas. Entre otras razones porque desde 2007, la inversi¨®n p¨²blica en vez de aumentar ha disminuido un 0,8%. Y m¨¢s en los pa¨ªses que m¨¢s la necesitan, como Espa?a (2,7%); Grecia (2,3%) o Portugal (1,3%).
Adem¨¢s de revisitar las reglas y recuperar la ¡°regla de oro¡± de las finanzas p¨²blicas, el economista propugn¨® una tercera receta: ¡°la coordinaci¨®n de las pol¨ªticas monetaria y fiscal¡±. Algo dif¨ªcil contando con que la eurozona involucra a 19 Gobiernos. Pero que podr¨ªa efectuarse a trav¨¦s de un ministro de Hacienda del euro.
Cuarto y ¨²ltimo, lo principal: una pol¨ªtica fiscal decididamente expansiva. Que deber¨ªa aplicarse de una de estas dos formas. O bien mediante una coordinaci¨®n como la que se improvis¨® en el G20 de 2009, que dio lugar a una estrategia keynesiana ef¨ªmera, enseguida congelada por el austeritarismo ordoliberal. O bien ¡°a trav¨¦s de un presupuesto com¨²n, financiado mediante eurobonos¡±, lo que concita la sempiterna oposici¨®n pol¨ªtica del ordoliberalismo alem¨¢n.
El caso es que ¡°la pol¨ªtica monetaria se ha transformado a s¨ª misma¡± y ¡°ahora es el momento de que lo hagan tambi¨¦n el resto de pol¨ªticas macro¡±, concluy¨®.
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