El mundo al rev¨¦s: los inversores pagan por prestar m¨¢s de medio bill¨®n de euros de deuda p¨²blica espa?ola
El 62% del endeudamiento de las Administraciones P¨²blicas cotiza en tipos negativos en los mercados
El 62% del total de la deuda p¨²blica espa?ola en circulaci¨®n ofrece rentabilidades negativas en el mercado. Es decir, los inversores prestan pagando un inter¨¦s en vez de cobrarlo como ser¨ªa lo normal. Seg¨²n datos de Bloomberg, la cifra alcanza los 577.000 millones de euros entre letras, bonos y obligaciones. Las palabras de Draghi asegurando que habr¨¢ est¨ªmulos adicionales han empujado los rendimientos de los t¨ªtulos a terrenos todav¨ªa m¨¢s negativos. El mundo al rev¨¦s: los inversores prestan para perder dinero. ?Tiene esto alg¨²n sentido?
En la eurozona, de los casi 8 billones de euros emitidos en deuda p¨²blica, el 62,5% presenta tipos negativos. Los inversores pagan por tener t¨ªtulos del Reino de Espa?a con vencimientos hasta los 7 a?os. En Alemania, m¨¢s del 90% de la deuda estatal cotiza en negativo y hay que irse a un bono a casi 20 a?os para lograr una rentabilidad positiva del 0,022%. A diez a?os, arroja un rendimiento del -0,365%. El franc¨¦s est¨¢ en el -0,09%.
Pero ?c¨®mo es posible que un t¨ªtulo tenga un inter¨¦s negativo? Un bono se compone de un dinero que se presta ¡ªtambi¨¦n llamado principal¡ª, y de un inter¨¦s o cup¨®n que se abona como contraprestaci¨®n. Una vez emitido, el t¨ªtulo puede venderse en un mercado secundario en el que cotiza, y por tanto su precio puede subir o bajar en funci¨®n de la demanda. Sin embargo, el inter¨¦s y el principal que da el bono siguen siendo los mismos. Un ejemplo: un bono de 100 euros con un inter¨¦s del 3% anual a diez a?os. Aunque en el mercado sea vendido a 120 euros, lo que tiene el comprador es un t¨ªtulo que le reportar¨¢ al cabo de 10 a?os 130 euros. Es decir, cuando sube el precio de ese bono, como en realidad el cup¨®n que da es fijo, la rentabilidad cae. Para que los bonos est¨¦n en negativo, el precio tiene que haberse elevado mucho. En el caso del ejemplo estar¨ªa por encima de los 130 euros. Algunos inversores podr¨ªan considerar poco atractivos los precios actuales de la deuda. Sin embargo, el BCE ha garantizado que la pol¨ªtica monetaria seguir¨¢ laxa, as¨ª que los inversores compran pensando que los precios incluso podr¨ªan subir m¨¢s si vuelven a bajar los tipos o si se inyecta m¨¢s liquidez, seg¨²n explica Francisco Vidal, economista jefe de Intermoney.
Pero ?c¨®mo pueden invertir en algo con lo que pierden dinero? Al enfrentarse con la crisis, el BCE inund¨® de liquidez el sistema financiero para reflotar la econom¨ªa. Pero esos fondos no circulaban por los apuros de las entidades. As¨ª que el eurobanco decidi¨® cobrar a la banca por la liquidez que dejan en sus arcas a diario. Hoy el dinero es algo electr¨®nico, que o bien se presta o bien se deja como un apunte contable en el BCE. La alternativa es convertirlo en billetes y almacenarlo en c¨¢maras acorazadas. Sin embargo, conllevar¨ªa unos costes sustanciales. Hay que comprar o alquilar locales. Dotarlos de complejos dispositivos de seguridad. Y orquestar una log¨ªstica endiablada para mover el dinero all¨¢ donde se precise. De modo que las entidades no tienen m¨¢s remedio que pagar el peaje que cobra el BCE. Si bien buscan formas m¨¢s baratas de gestionar su liquidez. Con tal de evitar el -0,4% del BCE, los bancos incluso se prestan entre ellos en negativo.
Pero esta no es la principal v¨ªa para colocar sus enormes picos de tesorer¨ªa. Desde la crisis los bancos se f¨ªan poco entre ellos. Prefieren adquirir deuda p¨²blica, considerada segura, muy l¨ªquida y admitida legalmente sin que penalice sus balances. Solo que los fondos de pensiones tambi¨¦n tienen que invertir en masa en deuda. Y las aseguradoras la usan para cuadrar su balance como garant¨ªas frente a compromisos financieros futuros. Adem¨¢s, las grandes empresas pueden considerar m¨¢s barato comprar un bono a que le cobren por los dep¨®sitos como ya hacen los bancos. As¨ª, la demanda de bonos lleva disparada varios a?os.
Y en este contexto de elevada demanda, el BCE se lanz¨® a comprar t¨ªtulos en 2015 hasta quedarse con una cuarta parte de toda la deuda p¨²blica de la zona euro. Existe tanto inter¨¦s que los precios se han disparado y se dan rentabilidades negativas desde 2016.?
Cuando adem¨¢s aprieta la incertidumbre y los inversores abandonan los productos de riesgo, entonces prolifera la demanda de activos seguros y se ahonda todav¨ªa m¨¢s en los tipos negativos, como ha sucedido al calor de la reciente ralentizaci¨®n global. Invierten para no perder m¨¢s dinero. De este modo, el mundo al rev¨¦s de los tipos negativos ha arraigado.
Y en las ¨²ltimas semanas se ha profundizado en ¨¦l hasta niveles impensables. Seg¨²n explica Vidal, Draghi ha levantado las expectativas de que el BCE har¨¢ nuevas compras de deuda. Y la elecci¨®n de Christine Lagarde para sustituirle ha reforzado esta idea, descartando la posibilidad de que dirija el eurobanco el alem¨¢n Jens Weidmann, m¨¢s reacio a una pol¨ªtica monetaria expansiva. Si se inicia una nueva ronda de adquisiciones, el precio de los bonos podr¨ªa volver a subir y dar beneficios a aquellos fondos de riesgo que compran para vender antes del vencimiento.
Seg¨²n lo emitido, se puede estimar que el Tesoro espa?ol ha cobrado desde 2016 unos 300 millones al a?o de los inversores, sobre todo por letras en negativo. Sin embargo, este a?o podr¨ªa ingresar m¨¢s de continuar as¨ª. Queda por emitir un 46,7% de los 204.500 millones que se refinancian en 2019, y ahora mismo cotiza en rentabilidades negativas hasta el papel a 7 a?os.
¡°Domina la certidumbre de que este escenario de bajos crecimientos e inflaciones bajas va a persistir durante mucho tiempo¡±, apunta Vidal.
Para los banqueros centrales, la falta de inflaci¨®n es preocupante. La competencia que ha tra¨ªdo Internet y la globalizaci¨®n contiene los precios. El envejecimiento de la poblaci¨®n hace que haya menos trabajadores, menos consumo e inversiones y, adem¨¢s, se deteriore la innovaci¨®n. De manera que al final se resiente la demanda y, por ende, la inflaci¨®n. Si no se elevan los precios, los salarios apenas suben. Y as¨ª es m¨¢s dif¨ªcil reducir la elevada deuda contra¨ªda, que a su vez tambi¨¦n constri?e la demanda. Se trata de una trampa de bajos crecimientos que se quiere romper. Incluso a fuerza de haber creado un mundo al rev¨¦s en el que se paga por tener deuda.
Los riesgos de los tipos negativos
¡°Tradicionalmente la rentabilidad de un bono a diez a?os reflejaba las expectativas de crecimiento nominal que ten¨ªan los inversores a largo plazo. Evidentemente, eso no ocurre en la actualidad, pues en ese caso las rentabilidades europeas estar¨ªan descontando una japonizaci¨®n de la zona euro y, por tanto, un fuerte ajuste a la baja del crecimiento potencial. La huida de los inversores hacia destinos refugio en un contexto de pol¨ªticas monetarias muy expansivas hace que hayan perdido vigencia esas referencias¡±, se?ala Jos¨¦ Ram¨®n D¨ªez Guijarro, economista jefe de Bankia.
Ya existen estudios que hablan de los efectos contrarios que pueden tener unos tipos negativos. Las entidades sufren. Su materia prima no vale nada y, en consecuencia, no prestan o no bajan los tipos con la intensidad que pretende el banco central. El Banco Internacional de Pagos alerta, adem¨¢s, de que estos tipos provocan una mayor asunci¨®n de riesgos con tal de lograr rentabilidad. La b¨²squeda de rendimientos positivos es tan salvaje que Austria ha emitido deuda a 100 a?os con un inter¨¦s del 1,17%. Grecia ya emite a 10 a?os al 2%.
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