La maldici¨®n de la inflaci¨®n
Inquietante cuando los bancos centrales son referencia ¨²nica del discurso econ¨®mico postcrisis
El INE indic¨® ayer que la inflaci¨®n se ha situado en el 0,5% en julio, un nivel muy reducido del que adolece el resto de la eurozona tambi¨¦n. Inquietante cuando los bancos centrales son referencia ¨²nica del discurso econ¨®mico postcrisis. Parecen una deidad afectada por una maldici¨®n sobre su or¨¢culo, la inflaci¨®n. La evoluci¨®n de los precios deber¨ªa ser (as¨ª fue durante mucho tiempo) el term¨®metro sobre el cual se mide cu¨¢nta fiebre dejamos tener a la econom¨ªa. La idea es c¨®mo enfriar o calentar el cotarro, entre otras cosas subiendo o bajando los tipos de inter¨¦s. La inflaci¨®n, no obstante, se perdi¨® y no ha vuelto. Y adem¨¢s, no como los banqueros centrales hab¨ªan previsto que lo har¨ªa.
Visto que dejar los tipos de inter¨¦s por los suelos e inyectar liquidez a mansalva no ha sido suficiente, las autoridades monetarias se enfrentan (y todos con ellos) a una delicada disyuntiva. El Banco Central Europeo (BCE) especialmente, porque no ha tenido oportunidad de alejarse del lado expansivo de su pol¨ªtica. Por un lado, est¨¢ la opci¨®n, que parece imponerse, de seguir por el mismo camino. Lo que ocurre es que esa senda es ya rara e in¨¦dita e incluye establecer tipos de inter¨¦s negativos y prolongar las facilidades de liquidez por mucho tiempo. Tal vez demasiado como para hacer posible desengancharse despu¨¦s. Por otro lado, est¨¢ la opci¨®n de reconocer que se han cometido errores de previsi¨®n y que es preciso cambiar el modelo. Esto es m¨¢s complicado, pero algo hay de contrici¨®n porque el propio BCE se est¨¢ planteando cambiar el objetivo de inflaci¨®n. Es un prop¨®sito de enmienda a medias porque equivale a reajustar el objetivo para que el modelo siga teniendo sentido: fijar un objetivo de inflaci¨®n m¨¢s alto para poder aumentar el calibre del bazuca.
La dial¨¦ctica de un Mario Draghi, que est¨¢ de salida, se ha endurecido en las ¨²ltimas comparecencias. Habla de que las cosas est¨¢n lejos de ir como se esperaba y, al tiempo que reconoce una honda preocupaci¨®n, vuelve a asegurar que har¨¢ lo que sea preciso para que la inflaci¨®n vuelva. Es una versi¨®n 2.0 del ¡°har¨¦ lo que sea posible¡± de 2012. En esta ocasi¨®n no es por salvar el euro, es porque los precios suban. Aunque esta visi¨®n del BCE sigue siendo generalmente bien recibida, han aumentado las voces discordantes. Los cr¨ªticos se?alan que el BCE no tiene en cuenta que los tipos bajos apenas est¨¢n teniendo efectos reales o inflacionarios y, sin embargo, distorsionan mucho la actividad bancaria y la formaci¨®n de precios en los mercados financieros. Asimismo, puede ser que el problema est¨¦ en muchos servicios donde los costes marginales est¨¢n cayendo (y, con ellos, los precios) y no tanto en los costes de financiaci¨®n o en la liquidez. Por otra parte, los tipos negativos pueden introducir otras distorsiones reales, como penalizar los dep¨®sitos o desplazar m¨¢s demanda especulativa a vivienda, dificultando a¨²n m¨¢s el acceso a la misma. Si dentro de un a?o la inflaci¨®n no ha vuelto ?qu¨¦ habr¨¢ que cambiar?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.