Un choque de titanes del petr¨®leo en el peor momento posible
La guerra del petr¨®leo que libran Rusia y Arabia Saud¨ª esconde, adem¨¢s de una lucha a brazo partido por ara?arse cuota de mercado entre s¨ª, un intento por sacudirse la presi¨®n del fracking estadounidense. Y pone en riesgo la estabilidad de una econom¨ªa mundial en horas bajas
Lo que menos necesita una econom¨ªa en tensi¨®n es m¨¢s tensi¨®n. Y es exactamente lo que est¨¢ recibiendo: una descarga de alto voltaje justo cuando los tambores de la recesi¨®n resuenan cada vez m¨¢s cerca, con el coraz¨®n econ¨®mico de un pu?ado de econom¨ªas europeas paralizado. El jueves pasado, cuando los contagios globales por coronavirus rozaban los 100.000 e Italia estaba a punto de ordenar el aislamiento total de 16 millones de personas, los principales actores del sector petrolero se fueron a la cama dando por descontado que la Organizaci¨®n de Pa¨ªses Exportadores de Petr¨®leo (OPEP) y Rusia alcanzar¨ªan un acuerdo de ¨²ltima hora para retirar del mercado 1,5 millones barriles por d¨ªa (m¨¢s de lo que consume, por ejemplo, Espa?a) y renivelar las fuerzas del mercado: con la demanda hundida por el avance de la epidemia, sin un recorte de la oferta los precios se ir¨ªan por los suelos. El viernes amanec¨ªa entre rumores de disensiones en el seno de la llamada OPEP+, que todav¨ªa controla el 40% de la producci¨®n mundial de crudo. Y a la hora del almuerzo de Viena, donde se reun¨ªan los mandamases del sector petrolero mundial -con el debido permiso de los cada vez m¨¢s poderosos fraqueros texanos- saltaba la bomba: Mosc¨² negaba la mayor, Arabia Saud¨ª -l¨ªder de facto del cartel de la OPEP- le respond¨ªa con un s¨²bito incremento de su producci¨®n y la cotizaci¨®n se derrumbaba. Era el fin de a?os de coordinaci¨®n en los recortes, que hab¨ªa creado un soporte artificial pasa los precios.
Ocho d¨ªas despu¨¦s se siguen sintiendo las consecuencias de la ruptura, parcialmente eclipsada por la avalancha informativa sobre la ya pandemia mundial. Con el sector servicios europeo atenazado por el coronavirus y China recuper¨¢ndose muy poco a poco del mayor bache industrial de su historia, las alarmas tambi¨¦n han saltado en los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo: en plena vor¨¢gine en los mercados financieros, los emergentes -una categor¨ªa en la que est¨¢ encuadrada la gran mayor¨ªa de naciones petroleras- han sufrido en el ¨²ltimo mes y medio la mayor fuga de capitales de siempre, seg¨²n los datos del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF). Y, en fin, se han sumado a su manera a la triste balada a la que baila la econom¨ªa mundial desde hace semanas. La guerra de precios en el seno de la OPEP+ es, seg¨²n John Normand y Federico Manicardi, de JP Morgan, una de las tres peores noticias para unos mercados en llama: los otros dos ser¨ªan un cierre a cal y canto en EE UU similar al de Italia, Espa?a o Francia o una segunda oleada de infecciones en China. ¡°Con demasiadas incertidumbres sobre el crecimiento econ¨®mico y la demanda de petr¨®leo, el movimiento de la OPEP y Rusia nos deja en aguas sin cartografiar¡±, resume Oswald Clint, de la firma de an¨¢lisis Bernstein. Aunque un precio m¨¢s bajo del crudo ayuda a la mayor¨ªa de pa¨ªses europeos, importadores netos, agrega tambi¨¦n turbulencias a escala global.
En tiempos de adjetivo f¨¢cil y verbo dif¨ªcil, el t¨¦rmino ¡°hist¨®rico¡± hay que usarlo lo menos posible; con cuentagotas. La semana pasada, en cambio, se dio uno de esos momentos que lo requiere: con Arabia Saud¨ª abriendo compuertas y Rusia contestando con la misma moneda, el exceso de oferta en el mercado del crudo hoy es tal que, como recuerdan los analistas de Bloomberg, hay serias dudas sobre la capacidad de las instalaciones mundiales de almacenamiento para absorberla. Desde que, parafraseando a uno de los grandes trovadores de la m¨²sica cubana, Carlos Puebla, se acab¨® la diversi¨®n, lleg¨® Vlad¨ªmir Putin y mand¨® a parar, el petr¨®leo ha perdido casi la cuarta parte de su valor. Si se suma lo retrocedido hasta entonces por el coronavirus, las p¨¦rdidas superan el 30%.
?Qu¨¦ hizo a Rusia cambiar de opini¨®n, sin que nadie sepa realmente cu¨¢nto podr¨¢ aguantar la apuesta? Cuando la mayor¨ªa daba por rubricado el acuerdo entre el segundo y tercer coloso petrolero -solo a la zaga de EE UU-, Mosc¨² opt¨® por la ruptura. Un movimiento inesperado, pero no improvisado, con una reuni¨®n como clave de b¨®veda: la que celebraron Putin y los l¨ªderes de las principales petroleras rusas para discutir la estrategia a seguir en Viena. Mientras que Riad ten¨ªa claro que este es el momento perfecto para una pol¨ªtica agresiva de recortes, Mosc¨² dudaba de la estrategia. Y en aquella reuni¨®n, seg¨²n explican fuentes cercanas, se impuso el argumento de Igor Sechin, el oscuro jefe de la estatal Rosneft y uno de los empresarios del c¨ªrculo m¨¢s cercano del presidente. Sechin nunca ha ocultado su disconformidad hacia el acuerdo de la OPEP+ y m¨¢s de una vez ha insinuado que reducir la producci¨®n significa que los empresarios estadounidenses de fracking, cuyo golpe de mano en la ¨²ltima d¨¦cada ha reventado las costuras del mercado petrolero mundial, se queden con parte del mercado ruso.
Pero esta vez fue un paso m¨¢s all¨¢. En aquella cita, el jefe del gigante Rosneft publicit¨® que la situaci¨®n derivar¨ªa en una reducci¨®n de precios que da?ar¨ªan a los productores de esquisto de EEUU, que el Kremlin considera un pilar de la pol¨ªtica exterior de Washington. Mosc¨², que ya ten¨ªa sus peros despu¨¦s de que Arabia Saud¨ª no completase algunas inversiones prometidas en el pa¨ªs, seg¨²n apuntan fuentes cercanas al Kremlin, termin¨® baj¨¢ndose del acuerdo, contribuyendo decisivamente a que se desencadenara una tormenta que resonar¨¢ durante meses y desatando las dudas sobre sus motivos reales. M¨¢s cuando el golpe de tim¨®n ha hundido a su moneda, el rublo, golpeada en los ¨²ltimos a?os por los efectos de las sanciones occidentales por anexionarse la pen¨ªnsula ucrania de Crimea en 2014.
Desde que EE UU se convirti¨® en primer productor mundial gracias a la tecnolog¨ªa fracking, la OPEP, como recuerda Axel Botte, estratega de mercado de la gestora de fondos Ostrum, ya no tiene la sart¨¦n por el mango en el mercado petrolero. Eso explicar¨ªa esa posibilidad: que esta guerra de precios, m¨¢s all¨¢ la pugna m¨¢s obvia entre Arabia Saud¨ª y Rusia, sea tambi¨¦n una forma de poner contra las cuerdas a la industria estadounidense del fracking. El precedente no es precisamente bueno: Riad ya lo intent¨® una d¨¦cada atr¨¢s y cosech¨® mucho menos ¨¦xito del esperado, doblegado por el avance tecnol¨®gico en el campo de la fracturaci¨®n hidr¨¢ulica. En el reino del desierto impera el silencio y desde el entorno del Kremlin se asegura y reasegura que su salida del acuerdo no responde a ninguna motivaci¨®n oculta. Simplemente, repiten, no era ventajoso para Rusia.
Sin embargo, la mayor¨ªa de especialistas consultados creen ahora que la verdadera intenci¨®n de Rusia es ganar terreno a los fraqueros estadounidenses que, seg¨²n subraya Sophie Chardo, de Lombard Odier, con el precio en del Brent en 40 d¨®lares o menores empezar¨¢n a sufrir una ¡°aguda tensi¨®n financiera¡± y reducir¨¢n los bombeos. Un dato para ganar perspectiva: seg¨²n sus c¨¢lculos, su coste marginal de producci¨®n ronda los 45 o 50 d¨®lares, lejos de los precios actuales. ¡°Y algunas empresas ya han anunciado que se ver¨¢n obligadas a cerrar algunas plataformas que son econ¨®micamente ineficientes. Obviamente, cuanto m¨¢s tiempo dure el entorno de bajos precios, m¨¢s profundo ser¨¢ el dolor infligido a la industria estadounidense del esquisto¡±. Algunos van m¨¢s all¨¢, hilando y atribuyendo a una cierta represalia por las sanciones energ¨¦ticas de la Administraci¨®n Trump, las ¨²ltimas la semana pasada -contra Rosneft- por negociar las ventas y el transporte de petr¨®leo venezolano bajo sanciones. La liberaci¨®n del l¨ªmite de bombeo beneficiar¨¢, adem¨¢s, a la propia Rosneft y a otras grandes empresas que tienen medios y planes de producci¨®n: la compa?¨ªa liderada por Igor Sechin aumentar¨¢ la producci¨®n en 300.000 barriles al d¨ªa seg¨²n Bloomberg, pr¨¢cticamente lo mismo que su par saud¨ª, Aramco.
Otros analistas m¨¢s pol¨ªticos ¨Cy conspirativos¡ª creen que Putin ha aprovechado la alerta sanitaria y la tormenta derivada de la guerra de precios para, con su publicitado papel de garante de la estabilidad, completar una maniobra legal que le permite perpetuarse en el poder.
Pero la incertidumbre es alta y desprovisto de toda ¨¦pica, el giro de guion de Mosc¨² puede volverse en contra de una Rusia que no atraviesa su mejor momento y que necesita el dinero procedente del crudo y del gas para estabilizar sus finanzas p¨²blicas. Sechin, seg¨²n dej¨® caer en la citada reuni¨®n, podr¨¢ resistir el golpe. En la misma l¨ªnea, Anna Kokoreva, analista senior de Coface, apunta que el gigante euroasi¨¢tico a¨²n puede resistir durante un tiempo con este nivel de precios y garantizar una producci¨®n sostenible. Quiz¨¢ no tanto como asegura el Kremlin, que dice contar todav¨ªa con la mayor¨ªa de su fondo de contingencia ¨Cunos 125.000 millones de d¨®lares que, seg¨²n los analistas hace tiempo que descorch¨® y empez¨® a utilizar-, pero su resiliencia es grande.
Pero ni mucho menos todas las opiniones son un¨¢nimes. ¡°Rusia gana muy poco. Ha sobrestimado el potencial de la estabilidad de su econom¨ªa y ha aventurado que una peque?a depreciaci¨®n del rublo no har¨ªa da?o, que las reservas financieras permitir¨¢n permanecer a flote nos a?os de bajos precios¡±, dice a EL PA?S el analista especializado en hidrocarburos Mija¨ªl Krut¨ªjin. ¡°Y esta no solo es una guerra de precios, sino de informaci¨®n: Arabia Saud¨ª ha anunciado descuentos no solo para pa¨ªses asi¨¢ticos sino tambi¨¦n para Europa, donde compran el petr¨®leo ruso¡±.
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