El dif¨ªcil arte de hacer previsiones
Organismos y Gobiernos se ven abocados a cambiar, con cada vez mayor frecuencia, sus pron¨®sticos econ¨®micos en un mundo muy vol¨¢til
"Predecir es muy dif¨ªcil, especialmente si es sobre el futuro¡±, reza una frase plagada de sorna y que se le atribuye al padre de la f¨ªsica cu¨¢ntica, Niels Bohr, pero cuya autor¨ªa real quedar¨¢ en la nebulosa de la historia. Apenas nadie predec¨ªa en abril de 2015 que el Reino Unido saldr¨ªa del bloque com¨²n europeo; el refer¨¦ndum ya hab¨ªa sido convocado, s¨ª, pero la amenaza era lejana: ?qui¨¦n pensar¨ªa que la siempre racional Gran Breta?a se complicar¨ªa la vida? El final es bien conocido: las encuestas fallaron y los brit¨¢nicos votaron por abandonar el barco en una gran sacudida que abr¨ªa de par en par las puertas a la incertidumbre. En aquella primavera de hace un lustro, pocos fuera de EE UU sab¨ªan de Donald Trump algo m¨¢s que lo b¨¢sico: que era un multimillonario ¨¢vido de popularidad y habitual de los reality shows que hab¨ªa cimentado su fortuna en los casinos y el ladrillo. ?Qui¨¦n pensar¨ªa que a?o y medio despu¨¦s ganar¨ªa las elecciones presidenciales? Pero las encuestas, de nuevo, fallaron y su llegada a la Casa Blanca cambi¨® por completo las reglas globales del juego: adi¨®s al multilateralismo; hola al proteccionismo y al negacionismo clim¨¢tico. Y hola, sobre todo, a una era en la que pronosticar ¡ªuna profesi¨®n, por definici¨®n, de riesgo¡ª es cada vez m¨¢s complicado y la brecha entre las proyecciones y la realidad, cada vez mayor.
En lo econ¨®mico, una secuencia se ha convertido ya en habitual. Los organismos internacionales hacen p¨²blico su pron¨®stico de crecimiento global para el a?o siguiente; meses despu¨¦s, los indicadores de coyuntura quedan por debajo de lo esperado; los pronosticadores incorporan la novedad en sus modelos y rebajan su previsi¨®n inicial que, pese a todo, acaba pas¨¢ndose de optimista cuando se somete a la prueba del algod¨®n: el contraste con el dato final. Y vuelta a empezar. En el caso del FMI, la gran referencia, ¨¦sta ha sido la din¨¢mica en seis de los ocho ¨²ltimos a?os, con desviaciones que oscilan entre el punto porcentual del a?o pasado y las cuarto d¨¦cimas de 2014 y 2015. En 2018 dio en el clavo y en 2017 se qued¨® corto: pronostic¨® un 3,5% y el mundo creci¨® un 3,8%.
Crecimiento econ¨®mico global
En %
Dato final
Previsi¨®n en abril del a?o anterior
2017 fue el ¨²nico a?o que el dato final super¨® la previsi¨®n
4,5
4,1
4,0
3,9
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3,8
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3,6
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2012
13
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18
2019
Fuente: FMI
EL PA?S
Crecimiento econ¨®mico global
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Previsi¨®n en abril del a?o anterior
2017 fue el ¨²nico a?o que el dato final super¨® la previsi¨®n
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Fuente: FMI
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Crecimiento econ¨®mico global
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2017 fue el ¨²nico a?o que el dato final super¨® la previsi¨®n
Dato final
Previsi¨®n en abril del a?o anterior
4,5
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2012
2013
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2016
2017
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2019
Fuente: FMI
EL PA?S
¡°Las din¨¢micas econ¨®micas, demogr¨¢ficas y de desigualdad est¨¢n provocando un crecimiento potencial m¨¢s plano en las econom¨ªas avanzadas, una cierta japonizaci¨®n¡±, opina Federico Steinberg, del Real Instituto Elcano. ¡°No acabamos de asumirlo y por eso el crecimiento acaba siendo sistem¨¢ticamente m¨¢s bajo que las previsiones¡±. A ese factor, el tambi¨¦n profesor de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, suma un elemento adicional: la incertidumbre ¡°radical¡±. ¡°Hay cambios estructurales que hacen muy complejo saber en qu¨¦ entorno nos estamos moviendo, con elementos cambiantes en cuestiones que d¨¢bamos por sentadas: tensiones tecnol¨®gicas, proteccionismo¡ Hacer proyecciones siempre ha sido muy dif¨ªcil, pero ahora m¨¢s¡±.
Las desviaciones aumentan si se trata de adelantarse a un futuro lejano, aumentando las voces de quienes se preguntan si realmente tiene sentido ese ejercicio. Por ejemplo, a cinco a?os vista: en 2012 se auguraba un crecimiento del PIB global del 4,7% en 2017 y la cifra qued¨® en el 3,8%; el 4,5% vaticinado para 2018 en la ya lejana primavera de 2013 se fue al 3,6%; y el 4% previsto en 2014 para el ejercicio reci¨¦n terminado se quedar¨¢ en el 2,9%. "No ten¨ªamos incorporada la guerra comercial entre EE UU y China", reconoce a EL PA?S Gian Maria Milesi-Ferretti, subdirector del Departamento de Estudios del Fondo. "Adem¨¢s, hemos visto crisis mucho mayores de lo previsto en Argentina, Turqu¨ªa, Venezuela o Ir¨¢n". En este ¨²ltimo caso, el FMI esperaba que cerrase el ejercicio en positivo "y ha acabado cayendo un 10%", seg¨²n los datos que maneja Milesi-Ferretti.
El optimismo en las proyecciones econ¨®micas tiene algo de parad¨®jico: coincide en el tiempo, como recordaba recientemente Fernando Vallesp¨ªn, con una adicci¨®n global al negativismo y las distop¨ªas incluso cuando los datos duros ¡ªde los que el m¨¦dico y divulgador Hans Rosling da buena cuenta en el luminoso Factfulness (Deusto, 2018)¡ª apuntan en direcci¨®n contraria.
Exceso de confianza
Con todo, pasarse de largo en las previsiones dista mucho de ser una novedad. Paul Beaudry (Vancouver School of Economics, hoy n¨²mero dos del banco central canadiense) y Tim Willems (FMI) constataban recientemente c¨®mo el ¡°exceso de optimismo¡± en las previsiones de crecimiento mundial del FMI se ha traducido, desde 1990, en unos pron¨®sticos superiores en 0,6 puntos a lo que finalmente dict¨® la realidad. Antes de la Gran Crisis, la din¨¢mica era la opuesta: se subestim¨® el PIB en 13 de los 18 ejercicios que van de 1990 a 2007. Aquel a?o, el ¨²ltimo del ciclo alcista, se dieron la vuelta las tornas, lo que apunta a un cierto sesgo proc¨ªclico: cuando la econom¨ªa est¨¢ en un buen momento la tendencia es a pecar de optimismo y en tiempos de vacas flacas se impone el pesimismo. ¡°Hay¡±, critica Ashoka Mody, de Princeton, ¡°una visi¨®n anticuada de las din¨¢micas econ¨®micas que lleva a predecir una aceleraci¨®n continua del crecimiento. En algunos modelos, la econom¨ªa siempre rebota¡±.
El Banco Central Europeo tampoco es ajeno al error en los pron¨®sticos, especialmente ante horizontes amplios. ¡°Hay un espacio significativo de mejora en las predicciones de largo plazo (...) con una fuerte tendencia a la sobrepredicci¨®n¡±, escriben dos economistas del propio instituto emisor ¡ªGeorgios Kontogeorgos y Kyriacos Lambrias¡ª en una reciente evaluaci¨®n sobre la capacidad predictiva del organismo. Pr¨¢cticamente todos los analistas aceptan que el crecimiento potencial es menor, apunta Rafael Dom¨¦nech, de BBVA. ¡°Incorporamos la nueva evidencia a nuestras previsiones, pero el pasado siempre pesa mucho y a veces somos presos de nuestras propias hip¨®tesis¡±. ?Falla, entonces, el modelo? ¡°No: fallan los diagn¨®sticos o aumentan las incertidumbres. Y en un momento de cambio generalizado, la desviaci¨®n es mayor¡±.
El pesimismo sobre la econom¨ªa no ser¨ªa bueno: hay riesgo de retroalimentaci¨®n y de profec¨ªa autocumplida. ¡°Si un Gobierno dijese que hay una alta probabilidad de recesi¨®n o bajo crecimiento, la inversi¨®n y el consumo se ver¨ªan afectados, y la econom¨ªa empeorar¨ªa a¨²n m¨¢s¡±, resume por correo electr¨®nico John Hawkins, de la Universidad de Canberra. Pero el exceso de optimismo tampoco. Los fallos, como recuerda Jeffrey Frankel, profesor de Econom¨ªa en Harvard y uno de los expertos que m¨¢s y mejor ha estudiado la cuesti¨®n, no son inocuos. ¡°El crecimiento es genuinamente dif¨ªcil de predecir, pero los errores al alza en los c¨¢lculos gubernamentales ¡ªquiz¨¢ por un cierto pensamiento iluso¡ª, son m¨¢s sistem¨¢ticos y [con consecuencias] peores: les permite contar con ingresos m¨¢s altos en sus Presupuestos¡±. En esto, la literatura econ¨®mica es implacable: las crisis fiscales y de balanza de pagos son harto m¨¢s probables cuando las proyecciones se pasan de largo que cuando aciertan o se quedan cortas. Atentos.
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