El rey de las almendras sue?a con ser Manolete
Francisco Morales, de 72 a?os, ha creado un imperio en Zamoranos (C¨®rdoba) que factura 170 millones y que vendi¨® 30 millones de kilos del fruto seco en 2020
A Francisco Morales, de 72 a?os, hay dos an¨¦cdotas que le encanta contar. La primera, que naci¨® en un mont¨®n de almendras. Es casi literal. De peque?o, cuando su familia trabajaba, la ni?a que lo cuidaba lo rodeaba de un mont¨®n de almendras para vigilarlo m¨¢s f¨¢cilmente. La segunda es que su ilusi¨®n siempre fue ser torero. ¡°Mi ¨ªdolo era Manolete¡±, recuerda. Apenas pis¨® el albero; solo de joven, en algunas capeas. Pero este cordob¨¦s ha salido por la puerta grande en el mundo de los negocios: su empresa familiar, Almendras Francisco Morales, ha cumplido 111 a?os de vida a base de partir almendras.
En 2020 movi¨® un volumen que super¨® los 30 millones de kilos de este fruto seco, con los que factur¨® 45 millones de euros. La cifra cay¨® algo m¨¢s de un 20% respecto a 2019, cuando alcanzaron los 57 millones, debido a la crisis sanitaria. El empresario, que afronta un 2021 incierto, ha ido tambi¨¦n diversificando su actividad hacia el aceite, el vino, las nueces y otros negocios para llegar a una facturaci¨®n global de 170 millones de euros el a?o pasado, un 15% menos que en 2019.
A Morales le gusta pasear ¡ª?con calma, el m¨®vil siempre cerca¡ª por los caminos de Zamoranos, peque?a pedan¨ªa de Priego de C¨®rdoba que no llega a 400 habitantes. Ah¨ª da trabajo a medio centenar de personas en la almendrera. Dispone de plantas partidoras en Villamalea (Albacete) y el norte de Portugal, pero las tres principales instalaciones de la empresa se despliegan por esta aldea, situada en el centro geogr¨¢fico de Andaluc¨ªa y rodeada de olivos al noreste del parque natural de las Sierras Sub?b¨¦ticas, en C¨®rdoba.
El silencio del paisaje rural contrasta con la estridencia de la maquinaria que parte las almendras en una enorme nave de hormig¨®n. El polvo resultante impregna todos los rincones de un laberinto de hierro donde se separa la c¨¢scara del fruto bajo la atenta mirada de unos cuantos operarios. ¡°Hoy solo dos personas en un d¨ªa hacen el mismo trabajo que realizaban m¨¢s de 100 durante dos meses a mediados del siglo pasado¡±, cuenta Morales, que desde que se hizo cargo de la empresa familiar en los a?os setenta ha impulsado siempre la mecanizaci¨®n. ?El secreto del ¨¦xito? ¡°Trabajar, trabajar y trabajar¡±, dice quien a¨²n se levanta a las seis de la ma?ana para bajar las escaleras hasta las oficinas, ubicadas bajo su vivienda.
20 variedades
En ese mismo edificio se encuentran las segundas instalaciones de la empresa en la localidad, a apenas kil¨®metro y medio de las anteriores. Hasta all¨ª viajan las almendras ¡ªde una veintena de variedades¡ª, ya peladas, que pasan por un proceso de calibrado para separarlas seg¨²n su tama?o. M¨¢s tarde, las manos de un equipo de mujeres fluyen a toda velocidad por un manto de almendras para eliminar las imperfectas y, finalmente, se guardan en sacos de una tonelada, api?ados por centenares en enormes habitaciones frigor¨ªficas. Es el formato habitual de venta, pero adem¨¢s hay cajas o bolsas al vac¨ªo de entre 5 y 10 kilos. Una peque?a cantidad se vende tambi¨¦n sin piel.
Alrededor del 40% del total se exporta, principalmente a Alemania, aunque tambi¨¦n a pa¨ªses como Italia, Francia, China o Estados Unidos. ¡°Hay picoteos de ventas en muchos pa¨ªses¡±, se?ala el que fue elegido empresario del a?o en C¨®rdoba en 1999. El resto de la producci¨®n se queda en Espa?a, con destino principalmente a la industria confitera y turronera. ¡°Alicante compra mucho¡±, subraya. Salvo en 2020, con las ventas afectadas por la ausencia de fiestas populares, Semana Santa o Navidad.
La familia Morales cuenta con unas 200 hect¨¢reas de almendros, cuya producci¨®n es insignificante para el volumen de almendras que mueve la empresa. La mayor¨ªa se adquieren en todos los rincones de Andaluc¨ªa y en Extremadura, aunque parte se importan desde California. Morales se desplaza con la misma tranquilidad por San Francisco que por Zamoranos y conoce medio mundo. ¡°Ahora ya estoy cansado de viajar¡±, explica. Pero no de trabajar, a pesar de llevar 60 a?os en el tajo. ¡°?Para qu¨¦ jubilarme?¡±, se pregunta. Sus tres hijas ¡ªMar¨ªa del Rosario, Paqui y Mar¨ªa Jos¨¦¡ª ya forman parte del d¨ªa a d¨ªa de la compa?¨ªa y dirigir¨¢n la actividad en el futuro. Ser¨¢n la cuarta generaci¨®n. ¡°Esta es nuestra vida y no sabemos hacer otra cosa¡±, sentencia Morales, que en los a?os noventa diversific¨® el negocio con una almazara en la localidad y en 2013 present¨® Vi?edos Pozanco, una bodega en Almendralejo, a la que se une una firma de compraventa de nueces en Chile.
Fue su abuelo Jos¨¦, a principios del siglo XX, quien arranc¨® la empresa. Se dedicaba a comprar bestias en Galicia y venderlas posteriormente en Andaluc¨ªa. En 1910 a?adi¨® al negocio la adquisici¨®n de almendras del entorno, que un centenar de mujeres part¨ªan a mano para posteriormente venderlas sin c¨¢scara. Su hijo hered¨® la empresa y m¨¢s tarde hizo lo mismo Francisco Morales, que ya de ni?o acompa?aba a las bestias que transportaban las almendras. Las primeras m¨¢quinas que la familia adquiri¨®, de madera ahora desgastada por el paso de millones de frutos secos, se exponen hoy en el Museo de la Almendra de Zamoranos. Es la tercera pata de las instalaciones de la almendrera en la localidad que la vio nacer y la forma de celebrar su centenario all¨¢ por 2010. Es tambi¨¦n destino habitual de las excursiones del Imserso, cuya suspensi¨®n por la crisis sanitaria ha dejado el espacio m¨¢s silencioso que nunca. El mismo sigilo con el que Francisco Morales, paso a paso, ha creado su imperio.
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