?Qui¨¦n teme a la expansi¨®n econ¨®mica feroz?
Los pa¨ªses en crecimiento suelen entrar en cuellos de botella temporales que encarecen algunos productos
¡°Si llueve, a lo mejor tenemos que abrir el paraguas¡±, dijo la secretaria del Tesoro. ¡°?Dios m¨ªo, est¨¢ pronosticando una lluvia torrencial!¡±, gritaron aterrados los expertos. Bueno, eso no es exactamente lo que dijo Janet Yellen el martes. Sus palabras exactas fueron: ¡°A lo mejor los tipos de inter¨¦s tienen que subir un poco para asegurarnos de que nuestra econom¨ªa no se recalienta¡±. Su comentario no fue un pron¨®stico, y ciertamente no fue un intento de influir en la Reserva Federal, era simple sentido com¨²n.
Aun as¨ª, no deber¨ªa haberlo dicho. La tradici¨®n dicta que la principal autoridad econ¨®mica del pa¨ªs no debe pronunciar siquiera las verdades econ¨®micas m¨¢s obvias, aunque sea una economista de primera, no sea que se interpreten como se?ales de¡ algo. Y los medios financieros se apresuraron a declarar que su comentario constitu¨ªa un desv¨ªo escandaloso respecto a la l¨ªnea oficial de la Administraci¨®n de Biden.
Por suerte, el furor ha sido ef¨ªmero y, como sucede con estas cosas, el momento de sinceridad de Yellen no ha sido para tanto. Las expectativas que el mercado tiene de la pol¨ªtica monetaria futura, reflejadas en los tipos de inter¨¦s a largo plazo, no parecen haberse movido un ¨¢pice en los ¨²ltimos dos meses. Pero el calent¨®n de los medios de comunicaci¨®n formaba parte de un fen¨®meno m¨¢s amplio: muchos analistas no parecen ser capaces de poner en perspectiva los baches y las incidencias pasajeras de una econom¨ªa en expansi¨®n.
Est¨¢ claro que hemos iniciado una expansi¨®n, aunque la inmensa mayor¨ªa de los republicanos afirme creer que la econom¨ªa est¨¢ empeorando. Todo indica que se avecina el a?o de crecimiento m¨¢s r¨¢pido desde ¡°el amanecer de Estados Unidos¡± en 1983-1984. ?Qu¨¦ puede haber de malo en ello?
Pues bien, las econom¨ªas en expansi¨®n entran a menudo en cuellos de botella temporales, que se traducen en un encarecimiento de productos concretos. Por ejemplo, el precio del cobre se triplic¨® entre diciembre de 2008 y febrero de 2011, a pesar de que la recuperaci¨®n de la recesi¨®n de 2008 fue bastante lenta. El problema del cuello de botella es especialmente grave ahora, porque la contracci¨®n causada por la pandemia ha sido extra?a y tambi¨¦n lo es la recuperaci¨®n que ahora est¨¢ en marcha. El gasto de los consumidores no ha seguido los patrones que presenta en una recesi¨®n convencional, y como consecuencia de ello, ahora nos enfrentamos a perturbaciones inusuales.
La gran escasez de madera es un ejemplo. Lo normal es que el gasto en vivienda se desplome durante una recesi¨®n. Sin embargo, en 2020, con mucha gente encerrada en casa, los estadounidenses derrocharon en reformas dom¨¦sticas. Los productores de madera, que no lo vieron venir y redujeron la producci¨®n, se quedaron sin capacidad suficiente para satisfacer la demanda, por lo que el precio de los tablones se ha puesto por las nubes.
?Pero suponen estos cuellos de botella un riesgo para la recuperaci¨®n general? ?Son una se?al de que los pol¨ªticos tienen que dar marcha atr¨¢s? No. La lecci¨®n abrumadora de los ¨²ltimos 15 a?os es que las fluctuaciones de los precios de las materias primas a corto plazo no dicen nada acerca de la inflaci¨®n futura, y que las autoridades pol¨ªticas que reaccionan exageradamente ante estas fluctuaciones ¡ªcomo el Banco Central Europeo, que subi¨® los tipos de inter¨¦s en medio de una crisis de deuda porque le asustaron los precios de las materias primas¡ª siempre acaban lament¨¢ndolo.
Por tanto, la escasez de materias primas no es un gran problema. ?Y qu¨¦ hay de la escasez de mano de obra? Muchos empresarios se quejan de que, a pesar del paro generalizado, no encuentran suficientes trabajadores; los economistas de la Reserva Federal creen que la tasa de desempleo real sigue cerca del 10%. ?Hasta qu¨¦ punto debemos tomarnos en serio estas quejas?
He estado leyendo detenidamente un informe titulado La dificultad de las peque?as empresas estadounidenses para encontrar trabajadores cualificados. El informe resume un sondeo llevado a cabo por Gallup y Wells Fargo, el cual hall¨® que la mayor¨ªa de las empresas afirman que les resulta dif¨ªcil contratar trabajadores. Pero no he mencionado la fecha que llevaba el informe: 15 de febrero de 2013, un momento en el que por cada vacante hab¨ªa tres desempleados. El hecho es que no hab¨ªa escasez de trabajadores cualificados, y la tasa de desempleo sigui¨® bajando durante otros siete a?os.
Entonces, ?cu¨¢l era el problema? En una econom¨ªa deprimida, los empresarios se acostumbran a cubrir las vacantes con facilidad. Cuando la econom¨ªa mejora, la contrataci¨®n se vuelve un poco m¨¢s dif¨ªcil; en ocasiones, hay que atraer trabajadores ofreci¨¦ndoles mejores salarios. Y esto los empresarios lo experimentan como una escasez de mano de obra. Pero as¨ª es como se supone que funciona la econom¨ªa. Que los empresarios compitan por los trabajadores subiendo salarios no es un problema, es lo que queremos. ?Significa todo esto que la expansi¨®n econ¨®mica no tiene l¨ªmites, y que la inflaci¨®n nunca puede convertirse en un problema? Por supuesto que no. Pero las escaseces puntuales de unas cuantas mercanc¨ªas y un mercado de trabajo s¨®lido no son razones para que nos entre el p¨¢nico.
Solo deber¨ªamos preocuparnos si vemos una de estas dos cosas: pruebas de que las expectativas de una inflaci¨®n prolongada se est¨¢n integrando en las decisiones sobre la fijaci¨®n de precios, o pruebas de que la econom¨ªa se est¨¢ recalentando en exceso.
Por ahora no hay indicios del primer problema en potencia y al parecer el Gobierno de Biden est¨¢ vigilando atentamente esos indicios. En cuanto al recalentamiento, s¨ª podr¨ªa ser un problema. Ya hemos aprobado un gran paquete de ayudas econ¨®micas, y las familias disponen de enormes colchones de ahorro. De modo que es posible que se produzca una expansi¨®n excesiva. Pero si eso ocurre, la Reserva Federal puede pisar los frenos, y creo que los pisar¨¢. Algo que yo s¨ª puedo decir porque, por suerte, no ejerzo un cargo p¨²blico.
Paul Krugman es premio Nobel de Econom¨ªa. ? The New York Times, 2021. Traducci¨®n de News Clips
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