Todos garantizamos los eurobonos
La ambici¨®n federal del salto que dio la Uni¨®n Europea hace un a?o estriba en que, contra los que algunos creyeron al principio, se mutualiz¨® la deuda
Hace un a?o se produjo el gran salto federal europeo: la cumbre de los 27 aprob¨® un programa fiscal de recuperaci¨®n econ¨®mica antipand¨¦mica, el Next Generation-EU, por un volumen ins¨®lito de 750.000 millones de euros, lo nunca visto, lo nunca imaginado, lo jam¨¢s profetizado.
Es cierto que esa cuant¨ªa debe medirse con prudencia ante el mayor impulso posterior de los EE UU de Joe Biden, tampoco augurado. Pero la originalidad de la apuesta europea era triple. Porque proced¨ªa de una laxa estructura confederal ¡ªdonde los gobiernos nacionales mantienen vara alta¡ª y no arm¨®nicamente federal, como en el rival transatl¨¢ntico.
Porque enseguida plantear¨ªa in¨¦ditos retos de homologaci¨®n pol¨ªtica, pues las normas del plan econ¨®mico se condicionar¨ªan a su buen uso democr¨¢tico, amenazando con interrumpirlo ante su mal uso por la corrupci¨®n ontol¨®gica de los gobiernos iliberales ¡ªsin control efectivo¡ª, polaco o h¨²ngaro, la asignatura actual.
Y porque se vinculaban a inmediatas reformas econ¨®micas, la zanahoria incentivadora y no la amenaza de palo del austeritario Pacto de Estabilidad.
La ambici¨®n federal del salto estribaba en que se mutualizaba la deuda ¡ªlos eurobonos¡ª con que financiar los proyectos adscritos al plan. El hecho de que cada uno de los 27 Estados miembros contribuyese con la cuota proporcional a su riqueza, confundi¨®. Muchos creyeron que esa deuda solo se mancomunaba ¡ªcada uno ser¨ªa responsable, en caso de fiasco, solo de la cuant¨ªa equivalente a lo que aportaba¡ª y no respond¨ªa por el impago de los dem¨¢s.
John M¨¹ller, esforzado comentarista ultraliberal, pero de merecido aprecio personal, enardec¨ªa ese desconcierto indicando que ¡°no se ha mutualizado nada¡±, ¡°ni un solo euro¡±, que solo era ¡°deuda mancomunada¡±, que ¡°si en realidad se hubieran mutualizado las deudas todos responder¨ªan por los compromisos de todos, pero no es as¨ª¡± (El Mundo, 3-8-2020).
Pues es as¨ª: todos garantizan las responsabilidades de todos. Lo sintetiza la sentencia del euroesc¨¦ptico Tribunal Constitucional alem¨¢n (de 15-4-2021, publicada el d¨ªa 21) al fijar la jerarqu¨ªa de responsables en honrar la deuda:
1) La decisi¨®n ¡°no crea responsabilidades directas para Alemania o su presupuesto federal¡±; 2) Esa responsabilidad ¡°solo aflorar¨ªa si las asignaciones autorizadas del presupuesto europeo no fuesen suficientes para que la UE cumpliese con sus obligaciones respecto al endeudamiento¡±; 3) Y tambi¨¦n si la Comisi¨®n Europea ¡°no pudiese generar la liquidez necesaria activando otras medidas o la apelaci¨®n al mercado de capitales¡±; 4) Para ¡°cubrir el d¨¦ficit resultante¡± los Estados miembros son en principio solo responsables ¡°en proporci¨®n (pro rata) al ingreso presupuestario de cada uno¡±; 5) Solo en la eventualidad de que un Estado miembro incumple, en todo o en parte, la llamada a cubrir la financiaci¨®n necesaria, ¡°la Comisi¨®n tendr¨¢ el derecho adicional de convocar a los dem¨¢s Estados miembros¡±. Y as¨ª, escalonado al infinito ¡ª¡±si todos fallan¡±¡ª, en que cada uno responder¨ªa del incumplimiento de todos los dem¨¢s.
La descripci¨®n que efect¨²a Karslruhe de esas garant¨ªas mutuas deriva de la Decisi¨®n sobre el Sistema de Recursos Propios (ORD, en ingl¨¦s) de 14-12-2020, punto 23 y art¨ªculo 9: los Estados deben poner ¡°provisionalmente a disposici¨®n los recursos en efectivo¡± cuando los cr¨¦ditos autorizados consignados ¡°no basten para cubrir las obligaciones derivadas de los empr¨¦stitos¡±; la Comisi¨®n solo podr¨¢ ¡°solicitar fondos en efectivo como ¨²ltimo recurso, cuando no le sea posible generar la liquidez necesaria¡±; y, sobre todo, ¡°en caso de que un Estado miembro no satisfaga a tiempo¡± su compromiso, podr¨¢ efectuar ¡°solicitudes adicionales a otros Estados miembros¡±.
Siempre en principio sobre ¡°una base prorrateada¡±, pero que al ir descartando a los no paganos se va ampliando: solo as¨ª se entiende que la decisi¨®n prevea ¡°establecer un importe m¨¢ximo¡± reclamable a cada Estado miembro.
Tambi¨¦n es cierto que, matizando la labor de Alexander Hamilton, que mutualiz¨® en 1790 las deudas pasadas de los Estados confederados, la Next Generation solo las mutualiza, y en una cuant¨ªa previamente fijada, a futuro.
Precisamente por eso, cuando ha transcurrido un a?o desde la aprobaci¨®n del plan de recuperaci¨®n, y a la espera transitoria del ganador/a en las pr¨®ximas elecciones de la Rep¨²blica Federal, han empezado a desatarse las hip¨®tesis de continuidad. Unos reclaman condonar las deudas nacionales, a secas. Algunos prefieren convertir la deuda ya com¨²n en perpetua. Otros ampliar¨ªan los eurobonos a niveles de ambici¨®n m¨¢s altos y activar¨ªan un aut¨¦ntico Tesoro europeo. La discusi¨®n se calienta, pero a¨²n no ha alcanzado el rojo vivo.
Entre otras razones, porque se trufa con el debate sobre las reglas para la consolidaci¨®n fiscal. M¨¢s all¨¢ de su posici¨®n sobre el viejo Pacto de Estabilidad, enquistado, reformable o flexibilizable, Europa deber¨¢ decidir con qu¨¦ p¨®cimas digiere la inevitable ascensi¨®n de su endeudamiento.
Dispone de cinco recetas y sus variantes: la represi¨®n financiera (tipos de inter¨¦s bajos que aligeran su factura a costa del ahorro); la inflaci¨®n moderada (que modula su carga en el poder adquisitivo, sin agravar demasiado el coste de los bonos p¨²blicos); los dr¨¢sticos recortes del gasto social (v¨ªa segura hacia la rebeli¨®n social); la reestructuraci¨®n (impago o quitas parciales), y, sobre todo, el crecimiento econ¨®mico, que rebaja su peso relativo. Urge acordarlo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.