El gasoducto Magreb-Europa, una infraestructura clave para Espa?a y Marruecos en plena crisis energ¨¦tica y al filo del invierno
Su cierre, anunciado para el pr¨®ximo domingo, obliga a ambos pa¨ªses a buscar alternativas de suministro para cubrir sus necesidades de consumo
En plena escalada del precio del gas, el petr¨®leo y el carb¨®n en los mercados internacionales, las autoridades espa?oles pisan el acelerador para buscar soluciones al cierre del gasoducto Magreb-Europa, una de las principales v¨ªas de entrada del combustible a la pen¨ªnsula Ib¨¦rica. La vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transici¨®n Ecol¨®gica, Teresa Ribera, ha viajado este mi¨¦rcoles a Argelia para buscar una soluci¨®n in extremis. El objetivo: tratar de convencer a las autoridades argelinas de las consecuencias que tendr¨ªa un punto adicional de presi¨®n sobre el suministro de gas a Espa?a a las puertas del invierno y en un momento en el que la b¨²squeda de alternativas de suministro es m¨¢s compleja que nunca.
?Por qu¨¦ cierra y por qu¨¦ es tan importante para Espa?a?
Este domingo de noviembre expira el contrato de 25 a?os para la operaci¨®n del gasoducto Magreb-Europa. Este tubo de 1.400 kil¨®metros de longitud, inaugurado en 1996, permite distribuir gas natural desde Argelia hacia Espa?a a trav¨¦s de los 540 kil¨®metros de tubo que discurren por territorio marroqu¨ª. A las puertas de la temporada de fr¨ªo, Espa?a est¨¢ especialmente interesada en contar con dos canalizaciones en activo y no con una sola: una crisis de suministro de gas ser¨ªa la puntilla en un momento en el que los consumidores se ven golpeados por los altos precios de la electricidad, los carburantes y el propio gas natural. De la misma forma en que otros socios europeos, como Alemania, dependen del gas proveniente de la compa?¨ªa rusa Gazprom ¡ªque suministra la tercera parte del gas que requiere Europa¡ª, Espa?a importa de Argelia casi la mitad de lo que consume cada a?o.
Espa?a no solo necesita el gas para la industria y las calefacciones. Ni mucho menos: cerca de la tercera parte de la electricidad generada depende de las centrales de ciclo combinado, una tecnolog¨ªa que se alimenta de gas. Estas instalaciones son, adem¨¢s, clave como respaldo de las energ¨ªas renovables: cuando no hay sol ni viento, el suministro el¨¦ctrico depende en gran medida de la quema de gas natural y de la nuclear, cuya aportaci¨®n es siempre estable.
?Qu¨¦ alternativas hay?
Existen dos opciones para suplir los 6.000 millones de metros c¨²bicos que llegan cada a?o a trav¨¦s del gasoducto que atraviesa Marruecos. Por un lado, aumentar la capacidad del gasoducto que el Medgaz, que llega directamente desde Argelia hacia Almer¨ªa. El Medgaz fue inaugurado hace una d¨¦cada y est¨¢ controlado por el Estado argelino (51%) y la energ¨¦tica espa?ola Naturgy (49%). Por esta tuber¨ªa pasa la cuarta parte del gas que llega a Espa?a. Argelia se ha comprometido a aumentar su capacidad desde los 8.000 millones de metros c¨²bicos al a?o hasta 10.000. Pero a¨²n faltar¨ªan alrededor de 4.000 millones de metros c¨²bicos m¨¢s para cubrir las necesidades de consumo de Espa?a. Eso nos lleva a la siguiente alternativa: importar la cantidad restante en forma de gas natural licuado (GNL) en barcos metaneros.
?Por qu¨¦ la crisis llega en el peor momento?
Tras la pandemia, las principales potencias econ¨®micas mundiales, entre ellas China, se han apresurado a aumentar las compras de gas natural para evitar una crisis de suministro ante la llegada de los meses de fr¨ªo. Asia suma casi tres cuartas partes de las importaciones mundiales de GNL, seg¨²n la firma financiera AllianceBernstein. Los precios casi se han quintuplicado en lo que va de a?o, una evoluci¨®n sin precedentes en toda la serie hist¨®rica. Y la demanda de metaneros tambi¨¦n est¨¢ por las nubes.
Para transportar los cuatro millones de metros c¨²bicos que Espa?a requerir¨ªa para cubrir sus necesidades se necesitar¨ªan cerca de medio centenar de buques. No ser¨ªa f¨¢cil acceder a ellos de la noche a la ma?ana, ya que el mercado est¨¢ m¨¢s disputado que nunca y su coste ser¨ªa muy elevado. Adem¨¢s, el propio proceso de licuefacci¨®n y gasificaci¨®n posterior hace que el gas natural licuado sea una alternativa mucho m¨¢s onerosa frente al canalizado por tubo.
?Por qu¨¦ tambi¨¦n es una mala noticia para Marruecos?
No solo Espa?a est¨¢ en un brete: para las arcas p¨²blicas marroqu¨ªes, el gasoducto que atraviesa su territorio (el Magreb-Europa) supone una importante fuente de ingresos, de hasta 200 millones en los mejores a?os y de unos 50 en los peores. A esa cantidad, que fluct¨²a en funci¨®n de los vol¨²menes de gas que pasan a trav¨¦s de la instalaci¨®n, hay que sumar 800 millones de metros c¨²bicos de gas procedente de Argelia que Rabat obtiene a precio estable y que le permite generar cerca de la d¨¦cima parte de la electricidad que requiere su poblaci¨®n. Su conflicto diplom¨¢tico con Argel, por tanto, se puede convertir en un problema de envergadura para Rabat: no solo tendr¨¢ una dificultad adicional para cuadrar sus cuentas, sino que se arriesga a una crisis energ¨¦tica.
?Qu¨¦ podr¨ªa hacer Marruecos para cerrar su brecha de suministro?
Una opci¨®n ser¨ªa solicitar a Madrid que utilice el gasoducto Magreb-Europa en sentido contrario una vez que Espa?a haya podido abastecerse de todo el gas que necesita. Pero la duda radica en c¨®mo se lo tomar¨ªa Argelia. Otra opci¨®n ser¨ªa aumentar la cantidad de electricidad que importa de Espa?a a trav¨¦s de los dos cables el¨¦ctricos submarinos que unen a los dos pa¨ªses, una medida que tendr¨ªa consecuencias al otro lado del estrecho de Gibraltar, donde la tensi¨®n ya es enorme. Con todo, el efecto sobre el precio de la luz en Espa?a apenas ser¨ªa modesto: la capacidad de intercambio entre Marruecos y Espa?a es de menos de un 1% sobre el total de la energ¨ªa el¨¦ctrica que se consume en Espa?a.
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