El sector pesquero busca soluci¨®n a su principal problema: el relevo generacional
El envejecimiento de los profesionales y el desinter¨¦s de los j¨®venes vaticinan que en 20 a?os se habr¨¢ perdido la mitad de la flota
La subida del precio del combustible ha sido una gota m¨¢s en el inmenso mar de problemas del sector pesquero que, sin embargo, apenas ha dejado de salir a faenar. Han subido el gas¨®leo, el cebo, los pertrechos, las tasas y el precio de las redes que est¨¢n hechas con pl¨¢sticos. Todo sube, excepto el precio del pescado. Y cada vez hay menos. Salvo esta escasez y la contaminaci¨®n, todo parece tener una soluci¨®n menos complicada que la que los propios pescadores consideran fundamental: el relevo generacional.
En 20 a?os se habr¨¢ perdido la mitad de la flota, seg¨²n los c¨¢lculos del propio sector, que admite su responsabilidad por no haber sabido explicar la parte positiva de la profesi¨®n. ¡°Las escuelas n¨¢uticas est¨¢n llenas, pero hay muy poca gente que termina dedic¨¢ndose al mar¡±, resume Basilio Otero, presidente de la Federaci¨®n Nacional de Cofrad¨ªas. Vicent Olivares, alias Panollo, lo atestigua. ?l es la cuarta generaci¨®n de una familia de pescadores. ¡°Despu¨¦s de m¨ª, nada. Se acab¨®. Quiero otra cosa para mi hijo¡±, afirma.
El 71,64% de los barcos pesqueros forman parte de la flota artesanal, con embarcaciones de menos de 12 metros de eslora, y solo un 8,39% tienen m¨¢s de 24 metros, seg¨²n datos del Ministerio de Agricultura y Pesca. Es justo en la flota artesanal donde el envejecimiento es mayor, con una media de 35 a?os, en una profesi¨®n en la que se permite la jubilaci¨®n diez a?os antes que en otros empleos por la dureza del trabajo. La falta de recambio lleva a los patrones, incluso, a retrasar su retiro porque ni siquiera les compensa el desguace de las embarcaciones.
Panollo tiene 53 a?os, tres hernias en la espalda, otras tres en el cuello y los dos meniscos rotos. Las lesiones cuentan parte de la que ha sido su vida durante casi 40 a?os, cuando dej¨® el colegio y se enrol¨® por primera vez, con 14 a?os. Ahora es el patr¨®n de Silvia i Panollet, con la que practica el arte pesquero del trasmallo (con tres redes) en el Mediterr¨¢neo. La climatolog¨ªa y la luna marcan sus horarios. Igual sale a calar a las dos de la madrugada que a mediod¨ªa. Vuelve a recoger las mallas o espera mar adentro a que se llenen. Se queja pero sin acritud ni beligerancia. Admite que pasa sue?o, fr¨ªo, dolores y penurias, pero no niega que le compense. Un mi¨¦rcoles cualquiera, a las siete de la ma?ana, y despu¨¦s de tantos a?os, su cara, y sus palabras, demuestran que sigue disfrutando del viento en la cara y la salida del sol. ¡°Hemos vivido bien, sin lujos¡±, asegura mientras endereza el tim¨®n. ¡°No creo que mis hijos sean tan felices en su faena como lo he sido yo en la m¨ªa, pero he sufrido tanto que quiero una vida mejor para ellos¡±, remarca.
El presidente nacional de las cofrad¨ªas no hace m¨¢s que ratificar las palabras de este pescador. ¡°Tenemos un d¨¦ficit importante tanto de armadores como de marineros y es que a los propios padres les llama m¨¢s que [sus hijos] se dediquen a algo m¨¢s c¨®modo, aunque sea menos lucrativo¡±, afirma Otero. La mayor¨ªa de los marineros no tienen un salario fijo, van a la parte, su sueldo depende de las capturas. En el caso de los patrones, la profesionalizaci¨®n ha llevado a la exigencia de una formaci¨®n a la que no muchos acceden y que Otero desvela como muy rentable: ¡°Se los rifan¡±, asegura, y sit¨²a entre los 100.000 y los 500.000 euros anuales brutos los salarios de los patrones dedicados a la pesca al pincho y los de los atuneros. Sin embargo, esos son solo unos cuantos. La mayor¨ªa son patrones de sus peque?as embarcaciones, con dos o tres marineros, que ni se plantean su profesi¨®n ni otra forma de vida. ¡°Hemos sido demasiado corporativos. No tenemos nada que ver con la idea rom¨¢ntica del pescador ni llevamos parches en los ojos ni garfios¡±, ironiza Basilio Otero. ¡°Este es un negocio lucrativo¡±, insiste.
Panollo vio c¨®mo su padre y su abuelo se ganaban la vida pescando, pero la rentabilidad no fue el principal motivo por el que se ha dejado media vida en el mar. En el Grao de Castell¨®n, cuando era ni?o, no hab¨ªa m¨¢s distracci¨®n, a la salida del colegio, que ir a las rocas a emular a sus mayores y tratar de conseguir algo o acudir al muelle, a ver c¨®mo llegaban su padre y sus t¨ªos. Realmente, nunca se plante¨® hacer otra cosa. ¡°Ahora salen del colegio y van a ingl¨¦s, a m¨²sica o a la piscina¡±, generaliza.
La preocupaci¨®n no solo inquieta a las cofrad¨ªas. La Confederaci¨®n Espa?ola de Pesca (Cepesca), que agrupa al 95% de la flota de altura (la que se realiza alejada de la costa) ya situ¨® en 2019 la escasez de tripulantes como ¡°el problema m¨¢s grave al que se enfrenta la flota pesquera espa?ola¡±.
¡°En 10 o 15 a?os, se acab¨®¡±
Luis y Miguel Cortijo son hermanos y llevan m¨¢s de una d¨¦cada saliendo a faenar con Panollo. ¡°En 10 o 15 a?os, se acab¨®¡±, sentencian ellos sobre las consecuencias de la falta de j¨®venes. Durante la navegaci¨®n apenas median las palabras. El patr¨®n va dirigiendo el barco al punto en el que ech¨® las redes y los marineros preparan todo para empezar a recoger. Cuando llegan al lado de las boyas, comienzan a subir redes, a liberar cada pescado, uno a uno, de las mallas. A desenredar las algas y devolverlas al mar. A descartar las especies que no se venden. A mimar las que se pagan m¨¢s caras. As¨ª durante tres horas, sin parar apenas un minuto. ¡°No vienen¡±, son las dos ¨²nicas palabras que, de vez en cuando, pronuncia Panollo, cuando se recogen metros de red sin ninguna captura. ¡°?Dent¨®n, urta!¡±, grita anunciando la especie cuando detecta uno de gran tama?o que precisa que se aminore la recogida de la malla. Esos son los momentos en los que cambia su cara. Los tres sonr¨ªen ante una pieza de varios kilos. Mentalmente, lo traducen en euros.
El Silvia i Panollet coloca, cada vez que sale a faenar, 4.000 metros de malla, aunque tiene autorizaci¨®n para m¨¢s. Pero es que su patr¨®n, que enlaza un refr¨¢n detr¨¢s de otro para hablar del mar, cree en la necesidad de realizar una pesca sostenible. Y se queja de la contaminaci¨®n. ¡°Hay pescados de los que me hablaba mi padre que para m¨ª son leyendas¡±, rememora. Andrea M¨¢rquez es m¨¢ster en Evaluaci¨®n y Seguimiento Ambiental de Ecosistemas Marinos y Costeros y realiz¨® un trabajo sobre la sostenibilidad del sector pesquero en la Comunidad Valenciana. Seg¨²n este estudio, para 2025 habr¨¢ un descenso del 35% en el n¨²mero de tripulantes y del 31% en el n¨²mero de embarcaciones respecto 2019. M¨¢rquez apunta que aunque se han adoptado medidas, ¡°estas no han ayudado a aumentar el atractivo de la actividad a fin de captar a las generaciones m¨¢s j¨®venes¡±.
Todos hablan de posibles soluciones para mantener la flota pesquera, aunque ninguno las defiende como infalibles. El hecho es que tanto el presidente de la Federaci¨®n de Cofrad¨ªas, como Cepesca y la investigadora Andrea M¨¢rquez, coinciden en que deber¨ªa divulgarse la profesi¨®n y sus beneficios entre los j¨®venes, pero tambi¨¦n hablan de formaci¨®n en la pesca y de jornadas de puertas abiertas en los puertos pesqueros, as¨ª como visitas de armadores y patrones a las escuelas. ¡°En Burela (Lugo, 10.000 habitantes) los ni?os no conocen el puerto y eso es un fracaso¡±, afirma Basilio Otero. Otra de las medidas en las que coinciden es en la mejora de las mejores condiciones sociolaborales para los trabajadores, aunque en el caso de los marineros que cobran una parte de las capturas es muy complicado. Panollo pide menos burocracia, legislaci¨®n m¨¢s espec¨ªfica y menos presi¨®n psicol¨®gica para cada d¨ªa que sale al mar, en el que tambi¨¦n le gustar¨ªa poder pescar alg¨²n at¨²n m¨¢s de los que le permiten. ¡°No ha habido ¨¦pocas peores¡±, asegura.
La jornada del patr¨®n del Silvia i Panollet acaba con la subasta del pescado, que se realiza a la baja. Es decir, se marca un precio inicial y, a partir de ese, va bajando hasta que un comprador puja por ¨¦l. El patr¨®n ha hecho sus c¨¢lculos, a ojo. Falla en ocho kilos. En total, 158 kilos de pescado. ¡°Llevo la sabidur¨ªa de mi padre, mi abuelo y mi bisabuelo, pero se acab¨®¡±, sentencia.
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