Francia M¨¢rquez: ¡°Resp¨¦teme, soy la vicepresidenta¡±
La actual vicepresidenta de Colombia ha dado el salto del activismo a la pol¨ªtica para reducir ¡°desde dentro¡± la brecha social, ambiental, racial y de g¨¦nero

Francia M¨¢rquez se qued¨® embarazada con 16 a?os. ¡°Me dijeron buscona, y que por qu¨¦ no hab¨ªa cerrado las piernas¡±, detalla. Al hombre que la embaraz¨®, y se desentendi¨®, nadie lo culp¨® ni le pidi¨® responsabilidades. La joven Francia podr¨ªa haber cumplido el guion previsto para una madre soltera, adolescente y negra de una comunidad empobrecida del Pac¨ªfico colombiano asolada por la violencia del conflicto armado. Pero esta invisible, seg¨²n la definici¨®n de Eduardo Galeano, decidi¨® reescribir su propio texto. Luchando, ¡°mi vida ha sido lucha¡±, reconoce con su voz cadenciosa, un punto somnolienta. Para educarse (es abogada), para evitar que se desviara su r¨ªo Ovejas (a los 13 a?os alzaba la voz junto con su comunidad), para convertirse en vicepresidenta de su pa¨ªs.
¡°Primera mujer afrodescendiente del primer gobierno de izquierdas de Colombia. Son muchas primeras veces, ?no?¡±, le pregunta Pepa Bueno, directora de EL PA?S, en una entrevista-charla proleg¨®meno del Foro Tendencias que tendr¨¢ lugar al d¨ªa siguiente. ¡°Me gustar¨ªa no serlo, que las mujeres de todo el mundo hubi¨¦ramos pasado ya esa p¨¢gina¡±, reflexiona. La activista social y ambiental, que ha saltado a la pol¨ªtica institucional ¡°para salvaguardar vidas¡±, ha tenido que pasar por violencias para llegar hasta aqu¨ª. F¨ªsicas ¡ªhan intentado asesinarla un par de veces¡ª y raciales. ¡°Me han comparado con un simio, recuperando una vieja narrativa colonial que busca deshumanizar a la poblaci¨®n afrodescendiente e ind¨ªgena. Y a¨²n hoy tengo que repetir, incluso a los funcionarios de mi propio partido, ¡®Resp¨¦teme, soy la vicepresidenta¡¯. Si fuera un hombre mestizo o blanco, no tendr¨ªa que decirlo¡±, precisa.
Nuevas esperanzas
¡°?Siente la presi¨®n de estar a la altura de la esperanza de tantas personas?¡±, inquiere Bueno. ¡°S¨ª, claro¡±, responde. La de los j¨®venes y las mujeres que la votaron, y que esperan educaci¨®n, salud, derechos para decidir sobre sus cuerpos y su maternidad. Nadie mejor que quien ha padecido en carne propia la injusticia de una estructura para cambiarla desde dentro. O al menos intentarlo. Porque cada problema con el que se enfrenta lleva a otro, y a otro. Violencia con narcotr¨¢fico, con corrupci¨®n institucional, con abandono de comunidades ind¨ªgenas y afrodescendientes, que tambi¨¦n son las que m¨¢s sufren el cambio clim¨¢tico. Todo mezclado, podr¨ªa decirse que fosilizado a fuerza de presi¨®n y tiempo. ¡°La gente nos vot¨® porque le dijimos algo e hicimos promesas de transformaci¨®n, de justicia social, ambiental, racial, de g¨¦nero. Si no respondemos a sus aspiraciones, ma?ana elegir¨¢ otra tendencia¡±, comenta.
El Gobierno de Petro lleva muy poco en el poder, as¨ª que la entrevista de hoy no busca una rendici¨®n de cuentas, ¡°¨¦sa ya la haremos dentro de dos a?os¡±, la emplaza la directora de EL PA?S. Pero es inevitable plantearle c¨®mo piensa cumplir su programa pol¨ªtico. ¡°Es un desaf¨ªo¡±, reconoce la interpelada. ¡°La institucionalidad no est¨¢ hecha para el cambio, todo lo contrario, sino para que todo siga igual¡±, a?ade. Entre las reformas estructurales que tiene en marcha su Gobierno figura la tributaria, que busca, entre otros objetivos, atender al campo colombiano, que se encuentra abandonado. De ah¨ª que sea pasto de la coca y el narcotr¨¢fico. Mientras que la ley de la Paz Total aspira a acabar con la violencia de los grupos guerrilleros y las bandas criminales de la droga.
M¨¢rquez pone en tela de juicio ¡°lo que aqu¨ª [en Europa] llaman democracia... ?Qu¨¦ le dice la democracia a una madre a la que le reclutan a su hijo a la fuerza para la guerrilla, o que lo ve morir de hambre...? Es un discurso vac¨ªo¡±. La vicepresidenta habla de cosas muy duras con un acento muy suave, que adem¨¢s suena honesto. Cuando se refiere a su proyecto de crear un Ministerio de Igualdad, por ejemplo, manifiesta: ¡°Espero que no sea un saludo a la bandera, y que logre cerrar brechas¡±. No solo la de g¨¦nero sino tambi¨¦n la racial, la social, las relativas a la poblaci¨®n con discapacidad y al colectivo LGTBIQ+, la territorial. Su feminismo, reivindica, no es el de las mujeres que, ya de pie, tratan de romper el techo de cristal, sino el de aquellas que ni siquiera pueden alzarse y permanecen a¨²n arrodilladas. Pobres, racializadas, nadie (de nuevo Galeano).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.