Una no-reforma de pensiones contra los j¨®venes

Espa?a ser¨¢ uno de los pa¨ªses m¨¢s envejecidos del mundo en 2050, pues combina lo mejor y lo peor de otros pa¨ªses: una de las esperanzas de vida m¨¢s altas del mundo con la tasa de fecundidad m¨¢s baja del mundo (1,2 hijos). La aritm¨¦tica demogr¨¢fica es tozuda: hoy hay tres trabajadores por cada jubilado y en 2050 solo habr¨¢ 1,5 trabajadores.

Como sociedad tenemos que tomar una decisi¨®n: o adaptamos las pensiones a la nueva longevidad, donde cada generaci¨®n vive m¨¢s a?os que la anterior, o utilizamos todo el margen fiscal para pagar las pensiones. La ¨²ltima reforma ha elegido la segunda opci¨®n.

La nueva reforma aumenta el periodo de c¨®mputo de forma voluntaria, convirti¨¦ndose as¨ª en la primera reforma desde el origen de la democracia que da como resultado un aumento del gasto. Tambi¨¦n es la primera vez que aumentan las cotizaciones sin generar mayor pensi¨®n como contrapartida, lo que equipara las cotizaciones a un impuesto.

Esta subida de cotizaciones es insuficiente, ineficiente e insolidaria.

Es insuficiente, pues, el d¨¦ficit del sistema de pensiones alcanzar¨¢ el 4% del PIB y la subida de cotizaciones apenas aumentar¨¢ ingresos un 0,9% del PIB. Incluso la subida de ingresos es inferior al aumento de gasto que supuso la revalorizaci¨®n de las pensiones en un 8,5% en 2023.

Es ineficiente, pues se utilizan las cotizaciones como un impuesto, siendo las cotizaciones el impuesto m¨¢s distorsionante que existe pues da?a la creaci¨®n de empleo y el crecimiento del PIB. Todo ello en el pa¨ªs con la mayor tasa de paro juvenil de Europa.

Pero, sobre todo, es insolidaria con los j¨®venes. Espa?a tiene un d¨¦ficit estructural superior al 4% del PIB y un nivel de deuda p¨²blica del 115%. El d¨¦ficit son gastos de hoy, que se transfieren al futuro para que sean pagados entonces (por los que hoy son j¨®venes). La mayor longevidad supone adem¨¢s mayor gasto en sanidad y dependencia. Aumentar los impuestos para blindar las pensiones, sin considerar que la longevidad ha aumentado, implica que no van a quedar recursos para otros programas que benefician a los j¨®venes, y al crecimiento a largo plazo, como son la educaci¨®n, la vivienda, el apoyo a la familia, la I+D o las medidas para frenar el cambio clim¨¢tico.

En un sistema de pensiones de reparto como el nuestro, los ni?os y j¨®venes de hoy ser¨¢n los que pagar¨¢n las pensiones del futuro. Aunque hoy sean irrelevantes en las elecciones por su bajo n¨²mero, el Parlamento y la Uni¨®n Europea tambi¨¦n deber¨ªan velar por sus intereses y reflexionar sobre lo que est¨¢n aprobando con esta reforma: hoy tenemos tres trabajadores pagando una pensi¨®n, dentro de un par de d¨¦cadas tres nuevos trabajadores van a pagar dos pensiones, que adem¨¢s van a tener la misma cuant¨ªa mensual, aunque esos jubilados vivan mucho m¨¢s que los de ahora.

Aunque sean minoritarios en las elecciones, los j¨®venes no van a aceptar continuar viviendo en un pa¨ªs donde nunca hay pol¨ªticas para ellos, y votar¨¢n con los pies, traslad¨¢ndose a otros pa¨ªses que hayan adaptado las pensiones a la mayor longevidad. Reformar el sistema permite que los salarios y el empleo sea mayor, que se invierta m¨¢s en educaci¨®n, que haya m¨¢s programas sociales para la vivienda, emancipaci¨®n, cuidado de los hijos, etc¨¦tera¡­ Esto ya est¨¢ ocurriendo y hay muchos j¨®venes espa?oles trabajando en Alemania, Pa¨ªses Bajos o Portugal, entre otros.

Esta no-reforma s¨®lo conseguir¨¢ retrasar la inevitable reforma del sistema de pensiones para adaptarlo al envejecimiento. Tras lamentar el valioso tiempo perdido poniendo parches al sistema, espero que quien tenga la responsabilidad de dise?ar la reforma definitiva vele por el inter¨¦s y bienestar de los j¨®venes. O es as¨ª, o continuaran y¨¦ndose.

Jos¨¦ Ignacio Conde-Ruiz es subdirector de Fedea y catedr¨¢tico de la Universidad Complutense de Madrid.

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