Isabella Weber: ¡°Es hora de bajar tipos¡±
La economista, una de las primeras en achacar parte de la inflaci¨®n reciente a los m¨¢rgenes empresariales, pide a los bancos centrales un giro en su pol¨ªtica
Es, quiz¨¢, la mayor voz emergente en el siempre fecundo ¡ªy tantas veces desatendido¡ª campo de la heterodoxia econ¨®mica. Isabella Weber (N¨²remberg, Alemania, 1987) fue una de las primeras en achacar buena parte de la brutal escalada inflacionista de los ¨²ltimos a?os a los m¨¢rgenes empresariales y hoy llama a los bancos centrales a bajar tipos de inmediato. Profesora de Econom¨ªa de la Universidad de Massachusetts Amherst e investigadora asociada del Fairbank Center de Harvard, atiende a EL PA?S por videollamada.
Pregunta. ?C¨®mo definir¨ªa el episodio inflacionario de estos ¨²ltimos a?os?
Respuesta. Ha sido una inflaci¨®n de vendedores en un contexto de emergencias superpuestas en los mercados de energ¨ªa, transporte de mercanc¨ªas, alimentos y materias primas. Esos choques han creado un impulso que, luego, las empresas, con sus decisiones de fijaci¨®n de precios, han propagado a todo el sistema. Por eso digo que es inflaci¨®n de vendedores: porque es lo que ha generalizado estos shocks sobre el conjunto de la econom¨ªa.
P. Es decir, en lugar de absorber parcialmente estos aumentos puntuales de precios, los han trasladado con creces a los consumidores.
R. Ha tenido algo de acci¨®n coordinada: si las empresas de un mismo sector reciben el mismo shock de costes, es una se?al de que es el momento de que suban precios. Si no lo hacen, pueden verse penalizadas por los mercados financieros. Adem¨¢s, si una compa?¨ªa sube precios, puede estar bien segura de que sus competidores tambi¨¦n lo har¨¢n, as¨ª que no tiene riesgo de perder cuota de mercado. Tan solo protegiendo sus m¨¢rgenes, las empresas han conseguido aumentar beneficios.
P. ?Ha sido la protecci¨®n de los m¨¢rgenes empresariales, y no la energ¨ªa, el principal combustible de la inflaci¨®n?
R. Si el choque de precios de la energ¨ªa hubiese sido absorbido por las compa?¨ªas, no habr¨ªamos tenido una inflaci¨®n generalizada. Lo que ha creado esta inflaci¨®n generalizada ha sido la propagaci¨®n posterior del shock inicial. Ha quedado claro que las empresas est¨¢n en una posici¨®n m¨¢s fuerte para protegerse frente a un choque inflacionista.
P. En algunos sectores tambi¨¦n ha habido importantes cuellos de botella.
R. S¨ª, sobre todo en el caso de los chips. Y, cuando hay un cuello de botella, hay una capacidad temporal para ejercer un monopolio o un cuasimonopolio. Cuando estas situaciones se alargan en el tiempo, puedes subir precios de forma que, m¨¢s all¨¢ de proteger tus m¨¢rgenes, los aumentas. Lo hemos visto, tambi¨¦n, en energ¨ªa y en materias primas.
P. ?Estamos ante el mayor ejemplo de crisis inflacionista acelerada por la protecci¨®n de los m¨¢rgenes del sector privado?
R. En periodos de guerra, por lo general, si no se aplican controles de precios, suele haber inflaci¨®n y mayores beneficios empresariales. Es algo casi por definici¨®n, derivado de la propia naturaleza de estas situaciones: ocurri¨® en la I Guerra Mundial, en la II Guerra Mundial...
P. Cita los controles de precios. En esta ocasi¨®n han estado circunscritos al sector energ¨¦tico, y no todos los pa¨ªses han dado el paso.
R. Los Gobiernos podr¨ªan haber sido m¨¢s ambiciosos: tardaron meses en darse cuenta de que ten¨ªan que actuar, hasta que vieron que la subida de precios iba a acabar destrozando la econom¨ªa y la sociedad. La mayor¨ªa se movi¨® demasiado lento, porque en la mentalidad colectiva estaba la idea de que cualquier pol¨ªtica de estabilizaci¨®n de los precios era una locura injustificada. Creo que eso tiene que ver con el imaginario neoliberal.
P. ?Hasta qu¨¦ punto ha dejado patente esta crisis la falta de competencia en algunos sectores?
R. Los niveles extremos de concentraci¨®n en sectores cr¨ªticos, como el transporte de mercanc¨ªas por mar, en el que ocho empresas controlan m¨¢s del 80% de la flota mundial [de cargueros], o el comercio de materias primas agr¨ªcolas, en el que tambi¨¦n muy pocos nombres dominan el 70%. Tienen un nivel superior de informaci¨®n y una capacidad de influencia sobre el conjunto de la cadena de valor, y son compa?¨ªas que han registrado beneficios r¨¦cord en los dos ¨²ltimos a?os. En una situaci¨®n de competencia perfecta tambi¨¦n se habr¨ªan dado estas subidas de precios, pero sin duda se han visto acrecentadas por el poder de estas corporaciones. Si estuvieran sujetas a una regulaci¨®n m¨¢s estricta y la transparencia fuese mayor, la explosi¨®n no habr¨ªa sido tan extrema.
P. En los ¨²ltimos a?os, en algunos ¨¢mbitos se ha popularizado el t¨¦rmino excuseflation, un juego de palabras entre excusa e inflaci¨®n. ?Tienen raz¨®n quienes lo utilizan?
R. Creo que aporta un punto importante en la relaci¨®n entre empresas y consumidores: a las compa?¨ªas les preocupa que los aumentos de precios sean o no vistos como leg¨ªtimos por los consumidores. En un contexto de mega choques, con todo el mundo viendo en televisi¨®n los problemas de las cadenas de suministro, los consumidores perdonan m¨¢s estos aumentos de precios, que tienden a ver leg¨ªtimos: si vas a la tienda de alimentaci¨®n y ves que los precios han aumentado s¨²bitamente un 20% pero antes has visto en las noticias que en las ¨²ltimas semanas hay un problema de escasez de grano por la guerra en Ucrania, tiendes a pensar: ¡°Tiene sentido¡±.
P. Tendemos a aceptarlo.
R. 2020 fue el primer a?o en el que mucha gente vio problemas de escasez en los supermercados. En esa situaci¨®n tambi¨¦n somos m¨¢s proclives a aceptar subidas de precios. As¨ª que s¨ª, creo que hay algo de excuseflation en tanto que, en un contexto de shocks y emergencias, cambia la mentalidad de los consumidores.
P. Se ha prestado mucha m¨¢s atenci¨®n al riesgo de espiral de precios y salarios que al papel de los m¨¢rgenes y los beneficios empresariales sobre la inflaci¨®n. ?Es una cuesti¨®n ideol¨®gica, tambi¨¦n?
R. S¨ª. Pero tambi¨¦n hay que dejar claro que, desde 2021, se ha producido un cambio extraordinario en el debate. Durante d¨¦cadas se ha argumentado que no hab¨ªa razones te¨®ricas para pensar que la inflaci¨®n podr¨ªa venir por el lado de los beneficios y s¨ª de los salarios.
P. ?Han ido los bancos centrales demasiado lejos en su respuesta?
R. S¨ª. Es hora de bajar los tipos. En Estados Unidos, el impacto del endurecimiento de la pol¨ªtica monetario se ha visto en gran medida compensado por la ambiciosa pol¨ªtica fiscal. Pero en Europa no: con el freno de la deuda, Alemania ha optado por el conservadurismo fiscal, influida por los mismos economistas que en 2022 dec¨ªan que el shock de precios energ¨¦ticos no era para tanto y que la econom¨ªa ser¨ªa capaz de absorberlo. Las subidas de tipos est¨¢n siendo especialmente perjudiciales para el sur global, que ha vivido un doble choque: por el encarecimiento de sus exportaciones y por el aumento en el precio del dinero. Y eso es algo de lo que apenas se habla. Est¨¢ muy bien el crecimiento de la econom¨ªa estadounidense, pero, con una mirada m¨¢s global, las consecuencias de estas subidas de tipos est¨¢n siendo realmente nocivas.
P. Ha llegado, entonces, el momento de tanto la Reserva Federal como el BCE empiecen a bajar los tipos.
R. S¨ª, absolutamente.
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