Ni en la ciudad ni el campo: cuatro comunidades tienen el esfuerzo de alquiler disparado en todas partes
Los precios de arrendamiento superan el 30% de los ingresos medios en las ¨¢reas urbanas de casi toda Espa?a, pero en Andaluc¨ªa, Baleares, Canarias y Cantabria esa tensi¨®n va m¨¢s all¨¢, seg¨²n los datos del Banco de Espa?a
Alquilar una casa es cada vez m¨¢s complicado en Espa?a. Las rentas llevan a?os creciendo y, frente a esa realidad, no han faltado quienes han recomendado a los inquilinos irse del centro de las ciudades a buscar pisos m¨¢s baratos. Pero esa soluci¨®n no siempre es posible. El efecto de mancha de aceite con el que muchos expertos reflejan el comportamiento de precios de la vivienda hace mucho que lleg¨® a las periferias. Y en algunos sitios va m¨¢s all¨¢: cuatro comunidades aut¨®nomas superan el umbral recomendado de esfuerzo de alquiler incluso fuera de sus ¨¢reas urbanas, seg¨²n el ¨²ltimo informe anual del Banco de Espa?a. En su an¨¢lisis, el supervisor diferencia entre tres tipos de zonas: centro de las ¨¢reas urbanas, la periferia de estas y ¡°fuera de las ¨¢reas urbanas¡±. En Andaluc¨ªa, Baleares, Canarias y Cantabria el precio medio de los alquileres supera el 30% de la renta neta de los hogares en todas partes.
Lo sabe bien Erico Garc¨ªa, de 30 a?os, quien acaba de mudarse con su pareja, de su misma edad, a Herrera de Ibio (Cantabria), el pueblito de ella. Vivir todo el a?o en Comillas (2.300 habitantes), de donde es ¨¦l, se ha convertido en todo un capricho ante el precio de los alquileres. La turistificaci¨®n del norte multiplica la demanda residencial veraniega y los propietarios encuentran en el viajero un fil¨®n para exprimir sus propiedades. Los oriundos de Comillas con ganas de emanciparse han de asumir cifras inalcanzables o resignarse a buscar un techo fuera. La pareja tiene dos ni?os y ahora, por 500 euros mensuales, arriendan una casa con jard¨ªn. Por esa cifra, en el portal inmobiliario Idealista ¨²nicamente asoma un piso en Comillas, aunque se ofrece solo en verano e invita a pensar que hay truco. ¡°All¨ª solo hay alquiler para verano o de septiembre a junio¡±, critica el treinta?ero.
Garc¨ªa, mozo de almac¨¦n en un supermercado, suspira: ¡°De mi c¨ªrculo de amistades casi todos viven con sus padres, somos nueve y solo tres se han emancipado, ninguno en Comillas¡±. La pujanza estival deja urbanizaciones vac¨ªas en invierno. Y la tensi¨®n econ¨®mica se ha ido propagando por el alfoz, pues pueblos antes desahogados como Cabez¨®n de la Sal, sin mar, se van saturando conforme acogen a los expulsados de las villas costeras. Este treinta?ero y su pareja vivieron all¨ª un tiempo ¡°en un piso viejo, sin calefacci¨®n, con los ventanales horribles, por 450 euros mensuales¡±. Tras un a?o buscando, encontraron su residencia actual. Aquel apartamento, relata, lo ocup¨® una conocida suya: la casera le exigi¨® 500 euros al mes sin aplicar mejora alguna al inmueble.
¡°Estamos viviendo un proceso de gentrificaci¨®n suave¡±, resume Sergio Nasarre, exdirector de la C¨¢tedra Unesco de Vivienda en la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona. ¡°Desde hace tres o cuatro a?os asistimos a una segunda gentrificaci¨®n de personas que ya fueron expulsadas de los centros de las ciudades hacia la periferia y ahora se ven expulsadas de ah¨ª hacia una segunda corona o incluso m¨¢s all¨¢¡±, desarrolla. El documento del Banco de Espa?a relaciona los lugares con las tasas de esfuerzo m¨¢s elevadas con ¡°la actividad tur¨ªstica¡±. Y Nasarre recuerda un dato que no le parece casual: ¡°En 2023 se batieron todos los r¨¦cords de compra de viviendas por parte de extranjeros, cuya cuota de mercado se ha multiplicado por cuatro desde 2009¡å.
Del an¨¢lisis de los datos del supervisor se desprende la m¨¢s que evidente situaci¨®n de dificultad para los inquilinos en Espa?a. Solo dos comunidades, Arag¨®n y La Rioja, mantienen una relaci¨®n entre los precios de arrendamiento y los ingresos medios que no llega al sobresfuerzo en ninguna parte (lo que no excluye que individualmente esas situaciones se dar¨¢n en muchos casos). Por el contrario, en muchos lugares se supera ampliamente el 30%, como en el centro de las ¨¢reas urbanas de la Comunidad de Madrid, que con un 44,3% alcanza la tasa m¨¢s elevada. El porcentaje que EL PAIS ha tomado como referencia no es aleatorio: la Ley por el derecho a la vivienda considera que se dan unas ¡°condiciones asequibles¡± cuando los gastos en vivienda no superan ¡°el 30% de los ingresos de la unidad de convivencia¡±. Ese criterio legal es m¨¢s restrictivo porque incluye en el c¨®mputo los suministros b¨¢sicos (luz, agua, internet¡), mientras que el Banco de Espa?a solo ha tenido en cuenta la renta mensual media.
La situaci¨®n m¨¢s acusada, no obstante, parece darse en las dos comunidades insulares. Con econom¨ªas muy basadas en el turismo, territorio escaso y mucha poblaci¨®n, tanto Baleares como Canarias superan el 38% de esfuerzo incluso en alquileres que est¨¢n fuera de ¨¢reas urbanas. Esta presi¨®n de la vivienda fue, precisamente, uno de los principales motivos por los que miles de canarios salieron a la calle en abril a manifestarse contra la turistificaci¨®n. El soci¨®logo Eugenio Reyes, portavoz de ese movimiento de protesta, asegura que ¡°el desarrollo del turismo vacacional ha disparado el valor del alquiler y de la vivienda¡±. ¡°Tenemos el suelo r¨²stico m¨¢s caro de Espa?a¡±, lamenta este hist¨®rico militante de Ben Magec-Ecologistas en Acci¨®n, ¡°podr¨ªas pensar que la poblaci¨®n se puede refugiar de los precios en zonas periurbanas o rurales, pero eso se lo pone m¨¢s dif¨ªcil a la poblaci¨®n¡±. Mientras, se queja de que en el archipi¨¦lago ¡°hay unas 211.000 viviendas vac¨ªas, seg¨²n datos de Hacienda¡±.
Espa?a hace tiempo que se ha situado como uno de los pa¨ªses europeos donde m¨¢s inquilinos superan la tasa de esfuerzo del 40%, que es el baremo que toma la oficina de estad¨ªstica comunitaria Eurostat. En su informe anual, el supervisor recuerda esto y busca esas situaciones en las mismas ¨¢reas geogr¨¢ficas descritas anteriormente. Los resultados se parecen pero no son id¨¦nticos. Y, sobre todo, permiten comprobar que incluso en los lugares donde aparentemente los valores medios no detectan un esfuerzo inmobiliario, hay muchos hogares que s¨ª viven esa realidad. De hecho, incluso en las ¨¢reas rurales m¨¢s desahogadas, que son las de Arag¨®n y Murcia, m¨¢s de un 20% de familias (es decir, una de cada cinco) destinan al menos un 40% de sus ingresos al pago de la renta de alquiler.
Eso es precisamente lo que Mar¨ªa Eugenia Rivero, de 26 a?os, no quiere que le suceda. Le gustar¨ªa independizarse e irse a vivir con su novio. Pero dice que la cosa ¡°est¨¢ fatal¡± en su pueblo, Medina Sidonia (C¨¢diz, 11.738 habitantes). ¡°De tres a?os a esta parte los precios han subido una barbaridad. Como est¨¢ a 30 minutos de la playa, en verano se lo rifan y hay pisos tur¨ªsticos que te alquilan solo para temporada escolar, pero ahora mismo un alquiler de larga estancia es imposible¡±, relata. Agrega que una casa de una habitaci¨®n cuesta ¡°sobre 450 euros¡±, un precio que en otros contextos puede parecer un chollo. Pero en C¨¢diz, la provincia con peores datos de empleo de Espa?a, Rivero y su novio tienen actualmente contratos de jornada parcial. Juntan unos 1.200 euros al mes y ¡°con esos sueldos, si le sumas el coste de vida, al final es imposible pagar ese alquiler¡±. Una situaci¨®n que nunca se imagin¨®: ¡°Esto es un fen¨®meno reciente, conforme la costa se ha ido masificando, la gente ha ido viniendo a los pueblos m¨¢s cercanos¡±.
Algo parecido describe ?ngel S¨¢nchez, de 38 a?os, quien regenta dos agencias inmobiliarias en la provincia de M¨¢laga. Una est¨¢ en la costera Fuengirola y la otra 26 kil¨®metros m¨¢s al interior, en Co¨ªn. Dos mundos hace a?os, que ahora se han integrado. Desde la pandemia ha notado un crecimiento de lo que denomina ¡°clientes rebotados¡±. No porque est¨¦n enfadados sino ¡°porque empiezan a buscar en el centro de M¨¢laga, se van a las afueras y acaban buscando en pueblos colindantes hasta que llegan a Co¨ªn, que ni siquiera lo es¡±. Aunque destaca que est¨¢ muy bien comunicado tanto con la capital provincial como con Marbella. S¨¢nchez admite que ¡°los que vienen de fuera quiz¨¢s s¨ª han subido un poco los precios¡±, pero describe sobre todo cambios en la clientela (¡±con el teletrabajo conozco a gente que ha venido de Alemania y de Dubl¨ªn¡±) y en lo que se ofrece: ¡°Las casas del pueblo suelen ser de alquiler tradicional, pero ¨²ltimamente estamos viendo alguna opci¨®n de alquiler por habitaciones, que no era nada com¨²n en un pueblo as¨ª¡±.
Los inquilinos de menores ingresos, m¨¢s presionados
Es resumen, el problema del alquiler se va extendiendo. Y eso puede deberse a que, independientemente de la ubicaci¨®n geogr¨¢fica, el Banco de Espa?a detecta una relaci¨®n con la capacidad adquisitiva de los hogares. ¡°Los problemas de sobresfuerzo asociados al gasto en vivienda de alquiler se observan en las principales econom¨ªas europeas, si bien en Espa?a estos problemas presentan una especial intensidad entre los hogares con menor renta¡±, resume el informe anual. Mientras que la tasa de esfuerzo general ha disminuido del 25,5% al 22,5% entre 2011 y 2022, en el mismo periodo aument¨® para los hogares con menor renta. Los del primer quintil (el 20% de familias con menores recursos) destinaron de media casi un 45% de sus ingresos al alquiler.
¡°Las viviendas son asequibles para los que est¨¢n en percentiles muy altos y no para los dem¨¢s¡±, analiza el economista Ignacio Ezquiaga. ¡°Eso embalsa la demanda, que no se traduce en demanda efectiva porque no puede comprar, y entonces no se construye y provoca que al final muchos j¨®venes se queden en casa¡±, desarrolla. Al experto cree que Espa?a est¨¢ asistiendo a ¡°una burbuja de precios inasequibles¡± y matiza, aludiendo al t¨ªtulo de su ¨²ltimo libro, que ¡°el sistema ya no financia burbujas para que la gente se endeude hasta los tu¨¦tanos¡±. Pero que los bancos ya no den cr¨¦dito con alegr¨ªa no impide, e incluso podr¨ªa decirse que est¨¢ reforzando, ¡°un problema muy serio de acceso a la vivienda¡±.
Eso se produce porque se da una especie de c¨ªrculo vicioso en el que las familias con menores recursos, que alquilan con m¨¢s frecuencia que el resto porque no se pueden permitir comprar, acaban m¨¢s presionadas a pagar m¨¢s. El Banco de Espa?a describe una ¡°prima de riesgo¡± que ¡°podr¨ªa estar asociada al hecho de que los arrendadores perciben un mayor riesgo relativo cuando alquilan sus viviendas a inquilinos con un menor poder adquisitivo¡±. Es decir, que les aprietan m¨¢s en el precio, lo que provoca que los arrendamientos en ¨¢reas donde vive poblaci¨®n con menor poder adquisitivo tengan ¡°una mayor rentabilidad¡± para los caseros, seg¨²n el supervisor. Y a juzgar por su ¨²ltimo an¨¢lisis, cada vez es m¨¢s dif¨ªcil escapar a esa l¨®gica de mercado. Ni siquiera con un refugio en el campo.
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