Ignacio Ezquiaga: ¡°La vivienda es la asignatura pendiente de la crisis de 2008¡±
Un estudio del economista publicado por Funcas bucea en los or¨ªgenes de la burbuja inmobiliaria para explicar los problemas actuales de acceso a la vivienda
El economista Ignacio Ezquiaga (Madrid, 63 a?os) ha sido cocinero antes que fraile. Del mundo acad¨¦mico salt¨® a la banca, donde trabaj¨® en puestos de relevancia de varias entidades durante la burbuja inmobiliaria de principios de siglo y en la larga crisis que sigui¨®. Ahora vuelve a la investigaci¨®n con un trabajo que Funcas (el servicio de estudios de las antiguas cajas de ahorros) presenta este jueves y en el que trata de explicar las causas de la crisis de accesibilidad a la vivienda que padece Espa?a. ¡°Es la asignatura pendiente¡±, afirma con rotundidad. Y sabe de lo que habla porque, en su b¨²squeda de motivos, se ha ido a un mundo que conoce bien: el de las finanzas y la manera en que las entidades conced¨ªan cr¨¦ditos a los promotores dos d¨¦cadas atr¨¢s.
El estudio, titulado El sistema ya no financia burbujas: escasez de vivienda y ca¨ªda del cr¨¦dito, detiene gran parte de su recorrido por la primera d¨¦cada de siglo. ¡°Estamos hartos de escuchar mucha moralina de que viv¨ªamos por encima de nuestras posibilidades y en el fondo cualquier bum tiene que ver con eso, pero a m¨ª me inquietaba investigar el origen ¨²ltimo de la crisis de 2008 por sus efectos tan devastadores¡±, explica el autor. Esa causa profunda la encuentra no en las hipotecas, sino en la manera en que los bancos prestaban dinero a espuertas al sector inmobiliario. ¡°Lo que demuestra el estudio es que ya en la burbuja vimos un desmadre del canal crediticio¡±, relata, ¡°lo grave es que se dieron muchos cr¨¦ditos a promotores que luego no llegaban ni a hacer las viviendas¡±.
Ezquiaga, al que el estallido de la burbuja pill¨® en Cajamurcia, tiene una visi¨®n hasta cierto punto indulgente de aquellos a?os, pero con un relato que acaba en un juicio implacable: ¡°Los bancos no eran conscientes de dar pr¨¦stamos con tasaciones sobrevaloradas y de que a su vez otros en el sector hac¨ªan lo mismo; como tampoco eran conscientes las autoridades supervisoras o las agencias de calificaci¨®n¡±. ¡°Era una locura¡±, zanja.
?l mismo, que profesionalmente lo vivi¨® de cerca, se ha sorprendido al poner n¨²meros al fen¨®meno: ¡°Un hallazgo importante del estudio es que fue muy transversal, todo el mundo daba el pr¨¦stamo promotor de la misma manera¡±. El saldo vivo de estos cr¨¦ditos lleg¨® a representar un 30% del PIB de Espa?a, cuando hoy ronda el 5%. El an¨¢lisis arranca en 1998 (y abarca el ¨²ltimo cuarto de siglo) con la reforma de la ley de suelo de ese a?o. ¡°Todo estaba alimentado por una euforia que no era la normal, la que se derivar¨ªa por ejemplo de la entrada en el euro, sino que era sobre todo consecuencia de la recalificaci¨®n masiva de suelos, que hizo que estos multiplicaran su valor sin haber hecho nada en ellos y que las valoraciones empezaron a contemplar expectativas urban¨ªsticas¡±, recuerda Ezquiaga.
Pero lo que m¨¢s preocupa ahora al economista son las consecuencias. Con la euforia inmobiliaria, se?ala, Espa?a abandon¨® el que hab¨ªa sido su tradicional sistema de provisi¨®n de casas. ¡°La vivienda de protecci¨®n oficial se diluy¨® con la burbuja y ahora no queda pr¨¢cticamente nada¡±, argumenta. El trabajo valora que ¡°la econom¨ªa espa?ola sali¨® fortalecida¡± de la larga y dolorosa reestructuraci¨®n bancaria que sigui¨® al 2008 y cost¨® m¨¢s de 74.000 euros a las arcas p¨²blicas. Pero en el resultado tambi¨¦n queda esa cicatriz de la Gran Recesi¨®n que marca sobre todo a las generaciones que menos tuvieron que ver con aquello. ¡°El problema de la vivienda son los 14 millones de j¨®venes que no pueden crear un hogar porque no llegan, ni los m¨¢s ricos ni los m¨¢s pobres¡±, destaca el autor, ¡°solo se salvan los que heredan¡±.
De esa realidad se deriva una ¡°brecha generacional¡± en la que la riqueza se concentra cada vez m¨¢s en los hogares de m¨¢s edad. Los familias encabezadas por alguien de m¨¢s de 65 a?os acumulan la mitad de la riqueza neta del pa¨ªs, mientras el porcentaje de menores de 35 a?os que son propietarios de una casa ha ca¨ªdo del 70% al 35% en menos de una d¨¦cada. Pero el economista se?ala que ¡°no hay un enfrentamiento generacional¡± porque los problemas de los j¨®venes tambi¨¦n competen a los mayores: ¡°Son sus padres o sus abuelos, y cualquiera que tenga un hijo en edad de buscar su primera vivienda sabe que las pasan canutas¡±, relata. Por ello, el trabajo apunta a la ¡°reorientaci¨®n¡± de las pol¨ªticas de vivienda. Y su autor pide de manera entusiasta a explorar esa posibilidad: ¡°Este modelo residencial est¨¢ claro que est¨¢ en crisis y la ¨²nica manera de solucionarlo es segmentarlo creando un segmento p¨²blico como ha habido siempre¡±. Pero en ese cambio en el que ve imprescindible que el sector privado participe ¡ª¡±hacer la vivienda m¨¢s asequible tambi¨¦n es un negocio¡±, anima¡ª Ezquiaga es consciente de las dificultades que conlleva esa reconstrucci¨®n, o incluso reinvenci¨®n, del modelo: ¡°En eso no entro, lo dejo para el siguiente libro¡±, dice medio en serio medio en broma.
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