China y la UE: primeros golpes de una escaramuza comercial
La imposici¨®n de Bruselas de aranceles al coche el¨¦ctrico chino y la respuesta de Pek¨ªn con una investigaci¨®n al sector porcino europeo llevan las relaciones econ¨®micas a terreno desconocido
No se agotan las met¨¢foras preb¨¦licas para describir las crecientes tensiones comerciales entre China y la Uni¨®n Europea: escaramuzas, balas de fogueo, primeros ca?onazos; habr¨¢ trincheras y probablemente salten pronto esquirlas. Pero muchos temen que el rifirrafe podr¨ªa convertirse en los pr¨®ximos meses en una verdadera guerra comercial, con aut¨¦nticas andanadas, como la iniciada por el expresidente estadounidense Donald Trump en 2018. Aunque no falta quien, antes de viajar a un futuro con tintes apocal¨ªpticos, advierte, para quitar hierro, que hasta el momento el parte de bajas es muy reducido: solo entre el 1% y el 1,5% de un volumen de intercambios que en 2023 se acerc¨® a los 740.000 millones est¨¢ sujeto a restricciones comerciales.
La Comisi¨®n Europea ya ha pasado a la acci¨®n. Desde el viernes, los veh¨ªculos el¨¦ctricos fabricados en China pagan hasta un 47,6% de aranceles provisionales al llegar a los puertos de los Estados miembros; China, por ahora, ha ense?ado sus armas: ha anunciado una investigaci¨®n antidumping contra las importaciones de cerdo europeo. Ambas partes se acusan de alimentar el conflicto. Bruselas explica que sus medidas, aplicadas siguiendo las normas de la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC), buscan recuperar un equilibrio comercial por subsidios masivos: ¡°Desde la mina hasta el puerto¡±, ilustran en los pasillos del cuartel general del Ejecutivo comunitario. El objetivo es nivelar una maltrecha balanza comercial con el gigante asi¨¢tico, que en 2022 lleg¨® a ser deficitaria por casi 400.000 millones ¡ªel m¨¢ximo anual en una relaci¨®n tradicionalmente desequilibrada¡ª y cumplir con ese concepto/objetivo tan de moda en la capital de la Uni¨®n que mezcla econom¨ªa y geopol¨ªtica: de-risking, palabra inglesa que viene a definir el objetivo de depender menos de China en productos clave para la transici¨®n ecol¨®gica y digital.
Pek¨ªn no se calla. Protesta ante lo que considera una burda medida proteccionista contra una industria vital para reflotar su econom¨ªa y amenaza con investigar importaciones europeas. Se juega bastante en la escaramuza de los coches el¨¦ctricos. La explosi¨®n del sector en el gigante asi¨¢tico ha sido una pol¨ªtica teledirigida por el Gobierno desde 2005, que ha ido dando sus frutos, animada, seg¨²n la UE, por ingentes subvenciones que alteran la competencia. En 2020, China produjo 1,3 millones de veh¨ªculos de nuevas energ¨ªas; solo dos a?os despu¨¦s, en 2022, super¨® los 7 millones y se hizo con una cuota de mercado del 45%, seg¨²n la Comisi¨®n.
Los dos bloques temen el choque frontal y le han dado una oportunidad a la diplomacia. Negociar¨¢n hasta noviembre, cuando la UE adoptar¨¢ la decisi¨®n definitiva. El ministro de Comercio chino, Wang Wentao, y el vicepresidente Ejecutivo de la Comisi¨®n Europea Valdis Dombrovskis, ya han hablado por videoconferencia y alcanzaron un d¨¦bil compromiso: ¡°Ambas partes han acordado iniciar consultas¡±, dec¨ªa una nota oficial china. ¡°Los aranceles, en cierto sentido, no son el ¨²nico resultado posible de esta investigaci¨®n¡±, declaraba d¨ªas antes el let¨®n Dombrovskis.
Berl¨ªn presumi¨® de haber forzado las conversaciones. Alemania es el pa¨ªs de la UE que m¨¢s se juega en una escalada, por lo que vende al gigante asi¨¢tico y por las inversiones de sus empresas en ese pa¨ªs. El mismo d¨ªa que convers¨® con Dombrovskis, Wang recibi¨® en Pek¨ªn al vicecanciller y ministro de Econom¨ªa y Acci¨®n Clim¨¢tica alem¨¢n, Robert Habeck, cuyo Gobierno ha mostrado su incomodidad con el gravamen. Habeck expres¨® su preocupaci¨®n por el impacto en la transici¨®n ecol¨®gica y en los consumidores, adem¨¢s del da?o a los intereses de los fabricantes de autom¨®viles alemanes en China. ¡°La imposici¨®n de aranceles es el peor medio¡±, alert¨®, seg¨²n la lectura oficial de Pek¨ªn. ¡°Crear¨¢ un c¨ªrculo vicioso de escalada de las fricciones comerciales¡±.
Arancha Gonz¨¢lez Laya, ex ministra de Asuntos Exteriores espa?ola y con una dilatada trayectoria en organismos multilaterales vinculados al comercio internacional, cree que ¡°la UE est¨¢ siendo muy respetuosa y firme¡±. ¡°No ha usado elementos no contemplados en la OMC. Las medidas son temporales y hay espacio para la negociaci¨®n¡±, defiende quien tambi¨¦n es decana de la Escuela de Relaciones Internacionales de Par¨ªs, de Science Po.
El Gobierno comunista, hasta ahora, hab¨ªa respondido a las pesquisas europeas ¡ªantes de conocer su resultado¡ª de forma t¨ªmida: con una investigaci¨®n iniciada en enero al sector del brandy, que afectar¨ªa sobre todo a los productores de co?ac franc¨¦s, cuyo Ejecutivo es uno de los impulsores de la investigaci¨®n al veh¨ªculo enchufable. As¨ª ha interpretado tambi¨¦n Bruselas la instrucci¨®n contra el cerdo: ¡°Es claramente una medida de represalia¡±, se?ala una fuente diplom¨¢tica en Pek¨ªn. ¡°Est¨¢ muy bien dise?ada para convencer a pa¨ªses como Espa?a, Pa¨ªses Bajos, Dinamarca y Francia de que cambien el sentido de su voto en noviembre¡±, a?ade se?alando los principales exportadores de porcino a China y poniendo el foco en la votaci¨®n vinculante que habr¨¢ entre los 27 si finalmente no logran una soluci¨®n amistosa. Hubo otro pellizco en mayo, cuando Pek¨ªn inform¨® que impondr¨ªa controles a las exportaciones de algunos materiales del sector aeroespacial a partir de julio.
Uno de los pr¨®ximos pasos de Pek¨ªn podr¨ªa ser imponer barreras comerciales a los veh¨ªculos de explosi¨®n de gran cilindrada, un ara?azo que sentir¨ªan marcas como Mercedes, BMW o Porsche ¡ªlas tres alemanas¡ª. La controlad¨ªsima prensa estatal ha aireado la posibilidad, secundada por los fabricantes chinos, con una reclamaci¨®n ante el ministerio de Comercio. Los veh¨ªculos de motor fueron en 2023 la principal partida de exportaci¨®n de la UE a China, y una de las pocas en las que mantiene super¨¢vit. Otro sector en riesgo ser¨ªa la aviaci¨®n, un golpe a una de las joyas europeas, Airbus. La citada fuente diplom¨¢tica ve incongruentes ambas. La primera irritar¨ªa sin necesidad a Alemania, ya convencida del error de los aranceles; la segunda implicar¨ªa que China deber¨ªa importar aviones Boeing de Estados Unidos, que aprob¨® en mayo levantar un muro a¨²n mayor a sus coches, con un arancel del 100%.
Esta fuente cree que Pek¨ªn podr¨ªa tener en la mirilla la industria del lujo, una pedrada contra Italia y Francia; y los medios han citado otras, como el sector l¨¢cteo. Pero advierte de que la UE tiene recursos para defenderse. ¡°China se puede encontrar con una guerra comercial; tienen mucho que perder porque tienen super¨¢vit¡±. En este caso, el deficit comercial juega a favor de la UE. Por un lado, Bruselas ha iniciado otras investigaciones ¡ªcontra la producci¨®n de acero, las turbinas e¨®licas, las adjudicaciones p¨²blicas de equipos m¨¦dicos en China y el sector de seguridad aeroportuaria¡ª. Se podr¨ªan abrir m¨¢s: un informe reciente de la Comisi¨®n Europea enumera una decena de subsectores en los que la pol¨ªtica industrial china genera, a sus ojos, distorsiones comerciales. Adem¨¢s, cuenta con el instrumento anticoerci¨®n, aprobado en 2023 para proteger los intereses comunitarios frente a pr¨¢cticas como el bloqueo comercial de China a Lituania en 2021 y 2022, tras una disputa en torno a Taiw¨¢n. Una especie de ¨²ltimo recurso que permite aplicar represalias comerciales ante agresiones de terceros pa¨ªses.
¡°China tomar¨¢ represalias, al tiempo que intentar¨¢ que parezca que las medidas adoptadas tambi¨¦n se ajustan al sistema de la OMC¡±, vaticina Joseph Fran?ois, director del Instituto de Comercio Mundial, dependiente de la Universidad de Berna, sobre las respuestas de Pek¨ªn a la UE y a Estados Unidos. ¡°Sin embargo, la influencia de China es limitada en este sentido¡±, otra forma de decir que en un intercambio de golpes comerciales un pa¨ªs tan dependiente de las exportaciones puede perder mucho. Tambi¨¦n la UE, con una econom¨ªa muy abierta.
El economista Michael Pettis, una de las voces m¨¢s autorizadas sobre las finanzas chinas, cree que esa guerra comercial en realidad ya est¨¢ en marcha ¡ªal menos desde Trump, quiz¨¢ antes¡ª y considera que ir¨¢ a peor. El coautor de Trade Wars Are Class Wars (Las guerras comerciales son guerras de clase, 2020), explica que el movimiento de la UE es parte de una tendencia global de repliegue frente a las exportaciones chinas. Adem¨¢s de Europa, se han cerrado Estados Unidos ¡ªaranceles del 100% al coche el¨¦ctrico¡ª; Brasil ¡ªalcanzar¨¢n el 18% en julio y el 35% en un a?o¡ª; o Turqu¨ªa ¡ªuno de los primeros; los elev¨® al 50% en 2023¡ª. ¡°Todos quieren proteger su industria¡±, dice Pettis. Son millones de puestos de trabajo, recuerdan en el Berlaymont, sede de la Comisi¨®n: 12 millones en la UE solo en el sector del autom¨®vil, una de esas actividades que crea empleos cualificados, estables y normalmente bien pagados.
China se encuentra ante una encrucijada complicada. Los sectores tradicionales que tiraban de la econom¨ªa han dejado de funcionar: el inmobiliario est¨¢ en pleno estallido de la burbuja y la inversi¨®n en infraestructuras ha dejado de ser una opci¨®n. Quedan las manufacturas, apuesta fuerte de Pek¨ªn, especialmente las vinculadas a la transici¨®n energ¨¦tica. Pero con el consumo tocado, la demanda interna no basta para absorber la producci¨®n. La ¨²nica opci¨®n viable para Pek¨ªn es exportar mucho m¨¢s de lo que importa, razona Pettis. Ese desequilibrio, a nivel global, genera la reacci¨®n proteccionista: ¡°Un super¨¢vit comercial es exportar tu demanda deficiente. Y esta demanda deficiente ha de ser compensada en el pa¨ªs deficitario [el receptor de exportaciones] con mayor desempleo o con una deuda mayor¡±. Algo que el resto de Estados no parecen dispuestos a asumir, y aboca al mundo a una carrera proteccionista.
¡°El problema con China es de escala y rapidez¡±, a?ade Gonz¨¢lez Laya. Introduce as¨ª un elemento que se maneja en Europa o en Estados Unidos, y que suele provocar el rechazo inmediato en las embajadas chinas cuando se menciona, la ¡°sobrecapacidad¡±. La tambi¨¦n decana de la Escuela de Relaciones Internacionales de Par¨ªs, dependiente de Science Po, apunta a otra circunstancia que Pettis desarrolla en el libro citado: ¡°?C¨®mo se inserta [en la econom¨ªa internacional] un pa¨ªs como China con la dimensi¨®n que tiene? Una dimensi¨®n externa y de falta de consumo interno. ?C¨®mo tratamos un problema de falta de protecci¨®n social, en educaci¨®n, sanidad o pensiones, que lleva esos recursos [en forma de subsidios] a la inversi¨®n en sectores que luego generan un impacto global? Es un problema de desequilibrio macroecon¨®mico.¡± Aunque cuando en Pek¨ªn se escuchan palabras as¨ª, suelen ser rechazadas, porque creen que mezcla el cambio de modelo econ¨®mico con el de sistema pol¨ªtico, y se opta por volver a la conversaci¨®n meramente comercial, aislada de las consecuencias globales.
Los aranceles son una medida ¡°muy poco sabia¡±, protesta Wang Huiyao, exasesor del Gobierno chino y hoy al frente del Center for China and Globalization, con sede en Pek¨ªn. A Wang le recuerdan a las primeras medidas proteccionistas de Trump: provocaron que las relaciones entre Pek¨ªn y Washington ¡°cayeran en picado¡±. ¡°Si la UE sigue a Estados Unidos e inicia una guerra comercial puedes imaginar que la relaci¨®n bilateral se ver¨¢ muy afectada¡±. Pide di¨¢logo. Cree que una de las soluciones es establecer joint ventures entre empresas chinas y comunitarias y abrir f¨¢bricas del gigante asi¨¢tico en la UE, igual que hicieron los japoneses en los noventa.
El sector se beneficiar¨ªa de los avances chinos, expone, y servir¨ªa a la causa com¨²n contra el calentamiento global: ¡°Tenemos los mejores recursos, los m¨¢s productivos y baratos para combatir el cambio clim¨¢tico. Y por razones geopol¨ªticas queremos restringirlos¡±. Propone revivir el acuerdo de inversiones UE-China, negociado durante siete a?os, que encall¨® tras un cruce de sanciones en 2021. Advierte de que si China decide golpear al sector del autom¨®vil comunitario ¡°ser¨ªa una pesadilla para las compa?¨ªas europeas¡±.
La idea de producir en Europa, no promovida oficialmente por la UE, es bien vista por algunos Gobiernos (Francia y Espa?a entre ellos). Ya hay plantas de bater¨ªas y autom¨®viles en marcha, entre ellas una de Chery en Barcelona. ¡°Estoy seguro de que los fabricantes chinos solo tendr¨¢n ¨¦xito en Europa si producen all¨ª¡±, escribi¨® hace tres semanas Ralf Brandsatter, miembro del consejo de Volkswagen en China, en la red social Linkedin. ¡°Por cierto, tambi¨¦n tendr¨¢n que trabajar con los salarios europeos, los precios de la energ¨ªa, los costes de las piezas y los sindicatos. De este modo, no solo creamos unas condiciones de competencia equitativas, sino tambi¨¦n una mayor prosperidad para Europa¡±.
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