El FMI pide a los bancos centrales que redefinan su estrategia contra la inflaci¨®n
El organismo recomienda que la pol¨ªtica monetaria responda antes a las subidas de precios provocadas por cuellos de botella generalizados
El mundo ha vivido en los ¨²ltimos a?os el peor episodio de subida de los precios desde la crisis de 1970. Los bancos centrales tardaron en reaccionar al considerar que la inflaci¨®n, desatada en parte por la reanimaci¨®n de la demanda y el estrangulamiento de la oferta tras la pandemia, era transitoria. Como dijo en el ¨²ltimo seminario de Jackson Hole el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ¡°el buen barco Transitoriedad estaba abarrotado¡±, con la mayor¨ªa de los analistas y los banqueros centrales a bordo. Ahora que lo m¨¢s grave del episodio inflacionario ha pasado, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha realizado una autopsia de la crisis. En un informe publicado este mi¨¦rcoles, recomienda a los bancos centrales aprender de lo ocurrido y redefinir su estrategia en la lucha por la estabilidad de precios.
Durante los confinamientos provocados por la pandemia, la demanda se desplaz¨® hacia los bienes y luego se desplaz¨® hacia los servicios cuando se reabrieron las econom¨ªas. Estos cambios de la demanda se produjeron en un contexto de interrupciones de la oferta y de est¨ªmulos fiscales y monetarios sin precedentes. Posteriormente, la guerra de Ucrania provoc¨® un ascenso de los precios de las materias primas. Los cuellos de botella y una demanda alimentada por los est¨ªmulos y la bolsa de ahorros hicieron que la inflaci¨®n siguiese aumentando.
El viejo manual se?ala que los banqueros centrales deben ser pacientes ante subidas de precios de los elementos m¨¢s vol¨¢tiles, como la energ¨ªa o los alimentos, y centrarse en la inflaci¨®n subyacente y las expectativas de inflaci¨®n. Por extensi¨®n, ante subidas de precios provocadas por problemas puntuales de oferta, como los atascos en la cadena de suministros producidos tras la pandemia, los bancos centrales se resistieron a reaccionar de forma agresiva para no provocar un da?o innecesario a una econom¨ªa que sal¨ªa del trauma de la pandemia.
El FMI indica que para diagnosticar bien el problema es necesario, por un lado, analizar c¨®mo las presiones sectoriales sobre los precios se trasladan a la inflaci¨®n subyacente y, por otro, estar pendientes de c¨®mo evoluciona la relaci¨®n entre inflaci¨®n y tasa de paro o, m¨¢s en general, entre inflaci¨®n y actividad econ¨®mica, la conocida como curva de Philips. Si la pendiente de esa curva es m¨¢s bien plana, la reducci¨®n de la inflaci¨®n se logra a costa de un severo enfriamiento econ¨®mico y un aumento de la tasa de paro. Si se empina, el impacto es m¨¢s bajo.
Lo que concluye el FMI es que en casos extremos, cuando los estrangulamientos de la oferta sectorial se extienden por toda una econom¨ªa e interact¨²an con una fuerte demanda, la inflaci¨®n puede dispararse. Eso es lo que ocurri¨® en esta crisis, cuando muchos sectores se encontraron con limitaciones de capacidad. Sin embargo, en ese escenario, la curva de Philips se hizo m¨¢s pronunciada y se desplaz¨® hacia arriba. Eso implicaba que era posible frenar la inflaci¨®n con un coste menor en t¨¦rminos de p¨¦rdida de producci¨®n econ¨®mica y que el endurecimiento de la pol¨ªtica monetaria puede ser especialmente eficaz.
Eso es lo que, seg¨²n el Fondo, no pudieron apreciar en su momento los bancos centrales, a los que justifica. ¡°La naturaleza sectorial de las perturbaciones, los cambios de precios relativos que las acompa?aron y la incertidumbre sobre sus efectos inflacionistas finales, as¨ª como el deseo de evitar las secuelas de la pandemia, hicieron que para los bancos centrales fuera un reto calibrar el calendario y el ritmo de las respuestas monetarias. Los bancos centrales tuvieron que recurrir a herramientas y marcos que no ten¨ªan plenamente en cuenta las caracter¨ªsticas del nuevo panorama econ¨®mico¡±, admite. La Reserva Federal y otros bancos centrales acarician el ansiado aterrizaje suave, as¨ª que el balance no es del todo malo, pero la cuesti¨®n es si habr¨ªa sido posible poner coto antes a las subidas de precios.
El Fondo reitera que, fuera de esos casos de estrangulamiento generalizado, cuando los cuellos de botella se circunscriben a sectores espec¨ªficos con precios relativamente flexibles, como las materias primas, el viejo manual sigue vigente: la pr¨¢ctica habitual de centrar la pol¨ªtica monetaria en las medidas de inflaci¨®n subyacente sigue siendo apropiada. Un endurecimiento excesivo de la pol¨ªtica en tales casos puede ser contraproducente, provocando una costosa contracci¨®n econ¨®mica y una mala asignaci¨®n de recursos, porque en esos casos la curva de Philips permanece m¨¢s plana.
El organismo internacional pide a las autoridades monetarias que refinen sus herramientas de an¨¢lisis para diagnosticar las causas de la inflaci¨®n y revisen sus estrategias y marcos de pol¨ªtica monetaria. Aunque una situaci¨®n como la vivida no se repetir¨¢, ¡°es probable que el aumento de las tensiones geopol¨ªticas y los fen¨®menos meteorol¨®gicos extremos desencadenen nuevas perturbaciones sectoriales¡±, argumenta.
En concreto, sostienen los expertos del Fondo, los marcos de pol¨ªtica monetaria de los bancos centrales deber¨ªan identificar las condiciones en las que resulta apropiado un endurecimiento r¨¢pido de la pol¨ªtica monetaria sin que haya un gran impacto sobre la actividad. Para ello es necesario mejorar los modelos y los datos sectoriales a fin de calibrar las fuerzas inflacionistas subyacentes, mejorar las previsiones y orientar el ajuste de las respuestas pol¨ªticas. Propone recopilar datos m¨¢s frecuentes sobre los precios por sectores y las limitaciones de la oferta para determinar si los sectores clave se est¨¢n topando con cuellos de botella en la oferta. Tambi¨¦n recomienda analizar la forma en que los distintos sectores fijan los precios y los v¨ªnculos entre ellos. El organismo recuerda que varios bancos centrales tienen previsto revisar sus estrategias en los pr¨®ximos meses y cree que deben aprovechar la oportunidad para incorporar esas recomendaciones.
Las otras medidas contra la inflaci¨®n
El FMI señala en su informe que las autoridades han tratado de contener los precios con otras medidas adicionales al endurecimiento de la política monetaria. Aunque admite que han tenido efecto en algunos casos, resalta más sus contraindicaciones. El Fondo admite que los subsidios a la energía han contribuido a frenar los precios en Europa, pero señala su coste fiscal, las distorsiones en los precios relativos y su frecuente ineficacia para centrarse en los más vulnerables. También subraya las distorsiones de las reducciones de impuestos a la importación y de imponer restricciones a la exportación para estabilizar los precios internos. En supuestos excepcionales, considera que algunos controles de precios y salarios pueden estar justificados, pero advierte también de que, a menudo, conducen a resultados adversos, como la aparición de mercados negros y escasez, y de que impiden el ajuste de los precios relativos.
En conclusión, según el FMI, la política monetaria sigue siendo la principal herramienta para combatir la inflación impulsada por la demanda. "El uso de herramientas alternativas requiere una evaluación cuidadosa de su eficacia y de las compensaciones para minimizar los posibles efectos secundarios adversos", avisa.
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