Muface se asoma el lunes a su tercer ¡®match ball¡¯ en solo 80 d¨ªas
La sanidad de 1,5 millones de funcionarios y sus familias depende de si la aseguradora Asisa decide acudir al concierto


Hasta hace tres meses poca gente en Espa?a sab¨ªa qu¨¦ era Muface, la mutualidad general de funcionarios civiles del Estado. Al margen del mill¨®n de empleados p¨²blicos que reciben su atenci¨®n sanitaria ¡ªy la de sus familiares directos¡ª a trav¨¦s de este organismo, los otros 40 millones de espa?oles no sab¨ªan de la existencia de este sistema por el que el Gobierno paga a un grupo de aseguradoras para que ofrezcan cobertura m¨¦dica a profesores, polic¨ªas o inspectores de Hacienda. Todo cambi¨® el pasado 5 de noviembre. Ese d¨ªa venc¨ªa el plazo para que las compa?¨ªas de seguros se presentaran al nuevo convenio sanitario, para el periodo 2025-2027. Ninguna acudi¨® y el concierto qued¨® desierto por primera vez en los 50 a?os de historia, bajo el radar, de Muface.
Las tres compa?¨ªas de seguros que prestaban este servicio, Adeslas, Asisa y DKV, argumentan que cobran muy poco por parte del Estado. Que el aumento de los costes y la mayor demanda de servicios sanitarios ha trastocado sus cuentas. Que en los ¨²ltimos tres a?os (2021-2024) han perdido 600 millones de euros atendiendo a funcionarios. De nada bast¨® que la licitaci¨®n contemplara una propuesta de subida del 17% en las primas. El Gobierno salv¨® ese primer match ball (punto de partido) obligando a las compa?¨ªas a seguir dando servicio hasta abril y recordando que pod¨ªa llevar esa pr¨®rroga forzosa hasta septiembre. Y lanzando una segunda licitaci¨®n expr¨¦s.
En su nueva propuesta, el Ministerio para la Transformaci¨®n Digital y la Funci¨®n P¨²blica (de quien depende Muface) hizo un esfuerzo hist¨®rico. Ofrec¨ªa a las compa?¨ªas mejorar un 33,5% la retribuci¨®n que cobran por atender a los empleados p¨²blicos, con lo que la factura se elevar¨ªa a casi 4.500 millones de euros para cubrir los tres a?os. 1.000 millones m¨¢s que en el convenio anterior. Pero ni por esas. Primero Adeslas y luego DKV anunciaron que no concurrir¨ªan al nuevo convenio. A pesar del esfuerzo presupuestario, ambas entidades consideran que en caso de presentarse seguir¨ªan sufriendo p¨¦rdidas. Asisa se quedaba sola en la carrera.
El plazo para la presentaci¨®n de ofertas venc¨ªa el 15 de enero. El segundo match ball. El Ejecutivo lo libr¨® por la v¨ªa f¨¢cil, ampliando el plazo de presentaci¨®n de ofertas en 12 d¨ªas, hasta el 27 de enero a las 10 de la ma?ana. Durante las ¨²ltimas semanas, las conversaciones informales con el sector se han intensificado. Funci¨®n P¨²blica se ha mostrado proclive a buscar alguna f¨®rmula para compensar las p¨¦rdidas pasadas y ponerle tope a las futuras. En una consulta p¨²blica planteada por Asisa en la plataforma de contrataci¨®n p¨²blica (donde se tramita la licitaci¨®n), Muface reconoc¨ªa que las compa?¨ªas pueden alegar que ¡°han sufrido una desviaci¨®n presupuestaria significativa¡± para reclamar por nos n¨²meros rojos que han tenido.
?Vuelve Adeslas?
De hecho, en los ¨²ltimos d¨ªas de la semana se ha empezado a escuchar el runr¨²n dentro del sector asegurador de que Adeslas podr¨ªa replantearse su negativa a participar en la licitaci¨®n, gracias a esas garant¨ªas de compensaciones por p¨¦rdidas. El ministro de Funci¨®n P¨²blica, ?scar L¨®pez, alent¨® estas especulaciones el viernes. En una entrevista en Onda Cero se mostr¨® ¡°casi convencido¡± de que habr¨¢ acuerdo para el concierto de Muface. ¡°Yo soy optimista. Estamos trabajando intensamente, estamos hablando, estamos d¨¢ndole vueltas, buscando una soluci¨®n (...) Estamos viendo y explorando f¨®rmulas¡±. L¨®pez cree que salvar¨¢ el tercer match ball.
El concierto de Muface permite que los profesores de colegios, institutos y universidades p¨²blicas, polic¨ªas nacionales, los funcionarios de prisiones y el personal de los ministerios, pueda escoger cada a?o si quiere tener una atenci¨®n sanitaria p¨²blica o concertada. En el convenio actual, el 30% de los mutualistas opt¨® por la cobertura del sistema nacional de salud y el resto por la cobertura a trav¨¦s de aseguradoras (un 33% opt¨® por Adeslas, un 24% por Asisa y un 13% por DKV).
El peculiar modelo de colaboraci¨®n p¨²blico privada de Muface ¡ªy de otras mutualidades administrativas similares, como Isfas para militares o Mugeju, para jueces y fiscales¡ª es un rompecabezas de dif¨ªcil soluci¨®n. Dentro del Gobierno de coalici¨®n, el ministerio de Sanidad, controlado por Sumar, ha reclamado acabar con el concierto y que todos los funcionarios pasen en bloque a la sanidad p¨²blica. Los sindicatos est¨¢n en pie de guerra y la central CSIF, mayoritaria entre servidores p¨²blicos, ha anunciado que si no hay acuerdo el lunes llamar¨¢ a la huelga a m¨¢s de 600.000 funcionarios. Y las consejer¨ªas de sanidad de las Comunidades Aut¨®nomas, muchas de ellas controladas por el Partido Popular, temen una avalancha de nuevos usuarios en los hospitales y centros de salud p¨²blicos, que colapse un sistema ya muy saturado.
Los defensores del modelo argumentan que todo el mundo sale ganando: el Estado, porque puede ofrecer sanidad de calidad a un menor coste por paciente que en el sistema nacional de salud; los funcionarios, porque tienen libertad de elecci¨®n; las Comunidades Aut¨®nomas, porque as¨ª descargan sus redes de centros sanitarios, y los hospitales, cl¨ªnicas y facultativos privados, porque as¨ª tienen acceso a un colectivo que supera los dos millones de personas (sumando Muface, Isfas y Mugeju), que permiten que sean viables muchos proyectos empresariales en localidades de peque?o y mediano tama?o. Lo que falla en la ecuaci¨®n es la compensaci¨®n que reciben las aseguradoras, que siempre ha estado muy ajustada. Eso ha hecho que compa?¨ªas como Mapfre, Axa, Caser o Sanitas optaran hace a?os por abandonar el concierto.
Quienes critican esta f¨®rmula de colaboraci¨®n del Estado con el sector privado, subrayan la incoherencia de que los empleados p¨²blicos sean atendidos por aseguradoras y hospitales privados, as¨ª como la injusticia de que este modelo solo cubra a un tercio de los funcionarios, sobre todo aquellos cuerpos que ya exist¨ªan en el franquismo.
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