As¨ª son las microcredenciales, la formaci¨®n permanente que cambiar¨¢ el futuro del trabajo
Universidad y Formaci¨®n Profesional adaptan su oferta para cubrir las necesidades de actualizaci¨®n de trabajadores y empresas. Mientras, la acreditaci¨®n de competencias mejora las perspectivas de millones de personas
Hubo, ciertamente, una ¨¦poca en la que la formaci¨®n de una persona y su carrera profesional constitu¨ªan dos periodos que no se superpon¨ªan. Una persona terminaba su carrera o grado y, con la excepci¨®n de unos pocos sectores, dejaba de estudiar y comenzaba una trayectoria laboral que duraba alrededor de 40 a?os. Pero esa ¨¦poca, y esto es un hecho, ha dejado ya de existir.
¡°Debemos ser conscientes de que la formaci¨®n que recibimos tiene una fecha de caducidad. La revoluci¨®n tecnol¨®gica lleva de la mano la reconversi¨®n de cientos de miles de puestos de trabajo y de profesionales que necesitan volver a adquirir competencias y conocimientos¡±, afirma Jos¨¦ Manuel Mas, vicerrector de Pol¨ªtica Acad¨¦mica y Profesorado en ESIC. ¡°De peque?o siempre me dec¨ªan: si estudias Medicina, vas a tener que estar estudiando toda la vida. Pues lo que pasaba entonces con Medicina, ahora sucede con la mayor¨ªa de las profesiones¡±.
No se trata de una moda ni de una prioridad que alguien quiera forzar por su propio inter¨¦s: empresa, universidad y Formaci¨®n Profesional coinciden en la necesidad de flexibilizar el acceso a la educaci¨®n para responder al reto y las prioridades de la formaci¨®n permanente, que se va concretando en la oferta de microaprendizaje de universidades y centros de FP. Un desaf¨ªo que no solo conlleva un profundo proceso de transformaci¨®n del ¨¢mbito acad¨¦mico, sino que pone de manifiesto las ventajas de una colaboraci¨®n constante con el tejido empresarial, para que la educaci¨®n recibida se adec¨²e en lo posible a las necesidades del mercado.
La formaci¨®n permanente, la formaci¨®n a lo largo de la vida es, por lo tanto, fundamental. ¡°Es dif¨ªcil pensar que durante los 40 a?os que te queden [de trayectoria laboral], no vas a necesitar reciclarte ni ponerte al d¨ªa. As¨ª que, por un lado, est¨¢n aquellas personas en paro a los que la formaci¨®n puede ayudarles a incorporarse al mercado laboral; y por otro los que ya trabajan, pero han de reciclarse¡±, explica ?ngel Pazos, rector de la Universidad de Cantabria y presidente de CRUE Docencia. Pero es que luego, a?ade, ¡°hay una demanda en la sociedad por seguir aprendiendo. Y aunque ahora un 90 o 95 % de nuestros alumnos tienen entre 18 y 30 a?os, la franja de gente en los 40, 50 y 60 va a ir subiendo¡±.
La modularizaci¨®n de la formaci¨®n
Compatibilizar formaci¨®n y trabajo, sin embargo, no es una tarea sencilla. ¡°En la vida de las personas, hay momentos en los que la formaci¨®n es su actividad principal, y puede plantearse opciones formativas m¨¢s o menos amplias. Pero hay momentos en los que ya no es su actividad prioritaria, y la tiene que hacer compatible con otro tipo de obligaciones, ya sean laborales, familiares o personales¡±, recuerda Clara Sanz, secretaria general de Formaci¨®n Profesional del Ministerio de Educaci¨®n. ¡°As¨ª que, si un sistema ¨²nicamente propone formaciones de 1.000 o 2.000 horas, habr¨¢ muchas personas adultas que no tengan la posibilidad de plante¨¢rselas, aunque la necesiten¡±.
La respuesta, tanto en el campo de la universidad como en el de la FP, est¨¢ en la fragmentaci¨®n de esa formaci¨®n, o lo que es lo mismo, el microlearning o microcredenciales: peque?os m¨®dulos de formaci¨®n que permiten adquirir determinados conocimientos o competencias sin tener que cursar programas acad¨¦micos m¨¢s largos y complejos.
Se trata, en definitiva, de abrir las posibilidades formativas de manera que cada persona curse el contenido que necesita para mejorar personal o profesionalmente, y empleando para ello un n¨²mero limitado de horas (15, 30, 60...). ¡°Adem¨¢s, todas estas formaciones son portables, acreditables y acumulables, por lo que puede suceder que alguien haga de manera completa un certificado profesional, o que vaya haciendo microformaciones hasta que sume (si quiere) la totalidad del certificado profesional¡±, ilustra Sanz.
La comunicaci¨®n con la empresa, esencial
Si la colaboraci¨®n entre empresa y Formaci¨®n Profesional ha sido una constante (recientemente reformada, adem¨¢s, por la nueva ley que generaliza la formaci¨®n dual), no se puede decir lo mismo entre universidad y empresa. Una situaci¨®n que, afortunadamente, ya se est¨¢ rectificando, y que ser¨¢ fundamental para una correcta implantaci¨®n de las microcredenciales. ¡°Yo recuerdo que, cuando entr¨¦ en la universidad, estos eran dos mundos que pr¨¢cticamente no se miraban. Pero desde entonces ha habido un enorme avance, y todas las universidades tenemos canales para la participaci¨®n de los sectores empleadores¡±, cuenta Pazos.
Tanto Pazos como Mas y Sanz coinciden en se?alar que las microcredenciales solo tendr¨¢n ¨¦xito si el plan que haga cada universidad va de la mano del tejido empresarial: ¡°Si un producto formativo no resuelve una necesidad concreta, el mercado se encarga de responder y deja de existir (...). Una formaci¨®n s¨®lida y actualizada es la mejor herramienta para la empleabilidad¡±, esgrime Mas, para quien estas oportunidades de formaci¨®n permanente ¡°democratizan y activan el acceso a la universidad; no solo a chavales que terminan el Bachillerato, sino a cualquier profesional que quiera actualizar su formaci¨®n¡±.
¡°No ser¨ªa bueno que hici¨¦ramos microcredenciales bas¨¢ndonos en lo que puedan dar mis profesores de, por ejemplo, Inform¨¢tica, Derecho o Arquitectura. Claro, tengo que saber lo que ellos pueden dar, pero la pregunta enseguida debe ser qu¨¦ necesita el sector empleador de la inform¨¢tica, el derecho o la arquitectura, ya sea en mi comunidad o en la sociedad en general¡±, a?ade Pazos. Un objetivo al que tambi¨¦n contribuir¨¢n, en la universidad, los futuros grados y m¨¢steres duales, donde, al estilo de la FP, un porcentaje importante de todo el grado se har¨¢ en la propia empresa y con tutores de la empresa, con programas compartidos. ¡°Todas estamos tramit¨¢ndolo ya, y algunas universidades tienen ya aprobados varios grados y m¨¢steres duales¡±.
Pero, adem¨¢s, el futuro de las microformaciones pasa, sobre todo, por asegurar su sostenibilidad. Para ello, el Gobierno ha destinado 50 millones de euros con los que se quiere formar a 60.000 personas en dos a?os; fondos que ya han llegado a las comunidades aut¨®nomas: ¡°Las universidades ya hemos sacado microcredenciales este a?o, pero ser¨¢ el curso que viene (2024-2025) cuando el plan est¨¦ ya completamente definido¡±, indica Pazos.
Para el rector c¨¢ntabro, el ¨¦xito de estas nuevas microformaciones depende no solo del cat¨¢logo en s¨ª, sino de varios aspectos fundamentales: primero, intensificar la labor de difusi¨®n que ya hacen las universidades, objetivo para el cual han planteado la creaci¨®n de un registro nacional de microcredenciales en el que la gente pudiera consultar, en tiempo real, las formaciones disponibles que se ofrecen en una determinada ¨¢rea en cada momento; segundo, ir de la mano del sector empresarial, el cual, indica, ¡°lo l¨®gico es que las difunda entre su gente, para que las hagan llegar a los trabajadores¡±, pero tambi¨¦n de las Administraciones P¨²blicas y de instituciones sociales y culturales de todo tipo; tercero, que la financiaci¨®n recibida sea permanente; y, finalmente, que se ponga en valor este nuevo tipo de formaci¨®n entre la propia comunidad educativa.
¡°Hace falta un cierto cambio de chip; empezar a mentalizarse de que impartir estos nuevos t¨ªtulos propios es tambi¨¦n importante para la evaluaci¨®n de los m¨¦ritos docentes de la carrera de un profesor¡±. Y es que, hasta ahora, en los procesos de acreditaci¨®n, los docentes eran evaluados por su docencia en titulaciones oficiales. ¡°Si queremos que el profesor se implique en estas formaciones, tanto las agencias de evaluaci¨®n como el Ministerio y las comunidades han de valorarlo en su docencia¡±.
La importancia de acreditar las competencias
En paralelo al desarrollo de los programas de formaci¨®n permanente, y como parte de la reforma de la Formaci¨®n Profesional en Espa?a, es necesario recordar la iniciativa de acreditaci¨®n de competencias, dirigida a aquellas personas que, aun sin tener nada acreditado, han adquirido una serie de competencias a trav¨¦s de su ejercicio profesional. ¡°Hasta ahora tenemos un mill¨®n y medio de personas que han acreditado sus competencias para estar en el registro de Formaci¨®n Profesional con lo que ya saben hacer, o bien complementarlo con otras formaciones para ir creciendo en sus puestos; y esperamos llegar a los dos millones¡±, explica Sanz.
Acreditar documentalmente las competencias profesionales es algo que, en opini¨®n de la secretaria general de FP, tiene un profundo impacto en la vida de las personas. ¡°Primero, porque es una v¨ªa de motivaci¨®n y de empoderamiento para los trabajadores y trabajadoras, pero tambi¨¦n porque el hecho de no tener reconocidas las competencias que tienen les vuelve muy vulnerables¡±, cuenta. ¡°Porque, en caso de una crisis o de p¨¦rdida de empleo, no tienen nada que acredite que es un trabajador bueno, mediocre o mal¨ªsimo¡±.
Los beneficios de estas acreditaciones redundan tambi¨¦n en beneficio de las empresas: en primer lugar, ¡°porque es uno de los elementos que m¨¢s fidelizaci¨®n y sentimiento de pertenencia genera en los trabajadores¡±, sostiene Sanz, pero tambi¨¦n porque, de esta forma, las organizaciones pueden abordar la formaci¨®n y actualizaci¨®n de sus propios trabajadores y, as¨ª, mantenerse competitivas. La acreditaci¨®n de competencias es el primer paso para que cada empresa conozca su mapa del talento (lo que sus empleados saben hacer); y de ah¨ª, planificar las acciones formativas que m¨¢s necesiten para hacer mejor su trabajo. Recurrir al reskilling y al upskilling, apunta, evita tener que buscar fuera el talento que ya puede estar formando parte de sus estructuras.
Junto al reconocimiento de estas competencias profesionales, el Gobierno pondr¨¢ en marcha, en el segundo semestre de 2024, un gran proceso de acreditaci¨®n de competencias b¨¢sicas (ling¨¹¨ªsticas, matem¨¢ticas y digitales) que posibilitar¨¢ el que muchas personas, aun sin tener las titulaciones acad¨¦micas requeridas, puedan acceder a programas de FP de grado medio o de formaci¨®n de personas adultas, e incluso seguir form¨¢ndose a trav¨¦s de certificados profesionales o ciclos formativos de grado superior.
?C¨®mo acredito mis competencias profesionales?
Con la reforma de la Formación Profesional, indica Clara Sanz, acreditar las competencias profesionales pasa de ser un proceso puntual que debía ser abierto por medio de convocatorias a ser un procedimiento permanente disponible ya en todas las comunidades autónomas. Así, cualquier ciudadano que no tenga un certificado profesional o un título de FP, puede acreditar lo que ha aprendido trabajando en su profesión, en muchos casos desde los 16 años.
El proceso de acreditación es sencillo: la persona ha de dirigirse a su consejería de educación (o dirección provincial), y allí les indicarán, en función de la especialidad en la que desean acreditarse, dónde tienen que acudir: “La mayor parte se hace en los centros que imparten la formación de esa familia profesional: si yo soy mecánico y quiero acreditarme en ese campo, me dirigirán al centro que imparte mecánica. En otros casos, hay centros especializados para la acreditación de competencias, y prácticamente todas tienen una plataforma online donde tienen toda la información necesaria”, señala Sanz.
Después, presentan su hoja de vida laboral y pasan a un proceso en el que un asesor y un evaluador comprobarán la documentación de esa persona y si hay que acercarse al lugar de trabajo para comprobar que sabe hacer lo que afirma que sabe hacer. Y, finalmente, se reconoce (o no) dicha competencia y se incorpora al registro de Formación Profesional. “A partir de ahí, ese trabajador podrá acceder a formaciones adicionales (normalmente pequeñas, para este perfil de personas) y acabar obteniendo un certificado profesional, un título. Para la mayor parte de ellos, será la primera acreditación que han conseguido nunca”, concluye Sanz.
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