Temporalidad buena
Este tipo de temporalidad es la llave al empleo para muchos colectivos vulnerables
Las reformas laborales de las ¨²ltimas d¨¦cadas se han propuesto atajar el problema de la dualidad del mercado de trabajo. Esta no iba a ser menos. Lo ped¨ªa la Comisi¨®n Europea a cambio de los fondos europeos, entre otras condiciones.
Espa?a es uno de los pa¨ªses europeos que m¨¢s recurre a esta forma contractual, seguramente en exceso, lo que genera desigualdades que conviene corregir. Pero la temporalidad ha sido, hasta ahora, la medida de flexibilidad empleada por el tejido empresarial para ajustar su plantilla en vacas flacas y para incrementarla en vacas gordas. La generalizaci¨®n de los ERTE, otra herramienta de flexibilidad al alcance del empresario a partir de 2022, servir¨¢ de apoyo en los momentos m¨¢s negativos del ciclo econ¨®mico. La temporalidad ha desempe?ado hasta ahora esa funci¨®n, incluso en los puntos de inflexi¨®n entre una crisis y una recuperaci¨®n, momentos cargados de incertidumbre, en donde la contrataci¨®n temporal ha resultado decisiva a la hora de encauzar el crecimiento del empleo. Basta hacer una simple relaci¨®n entre variaci¨®n del PIB y del n¨²mero de asalariados temporales para darse cuenta de que est¨¢n estrechamente vinculados.
No conviene demonizar a la contrataci¨®n temporal. En efecto, la temporalidad es la llave al empleo para muchos colectivos vulnerables: los que arrancan su carrera profesional y los que se reenganchan a la actividad despu¨¦s de una larga traves¨ªa por el desierto del desempleo. Esta es la temporalidad buena. Si no fuera por este tipo de contrato, el tiempo en desempleo o en la inactividad ser¨ªan superiores, con las consecuencias negativas que ello acarrea, no solo para la persona que lo sufre, sino para el mercado de trabajo en general.
A partir de 2022, las empresas que deseen contratar temporalmente por cuestiones de actividad (pertenecientes a sectores con mayor recurso a la temporalidad, como el agrario, la construcci¨®n o la hosteler¨ªa) tendr¨¢n que anticipar dichas necesidades una vez al a?o, para lo que ser¨¢ necesario que se doten de herramientas de previsi¨®n que optimicen los recursos humanos y el uso de esta forma contractual.
Todav¨ªa es pronto para valorar estas medidas, puesto que las pol¨ªticas p¨²blicas deben ser juzgadas por sus efectos, no por sus intenciones. Sin embargo, la experiencia reciente nos hace ser cautos, pues nos recuerda que reducir la temporalidad no es sencillo. La sobrecotizaci¨®n a los contratos de muy corta duraci¨®n (40% para los de cinco d¨ªas o menos) no produjo ning¨²n efecto sobre el nivel de temporalidad. La evaluaci¨®n de estas pol¨ªticas ser¨¢ clave para analizar si logran atajar el problema de la dualidad del mercado de trabajo o si, por lo contrario, volveremos a leer una exposici¨®n de motivos de la pr¨®xima reforma laboral que pretenda, nuevamente, corregirla.
Javier Serrano y Mar¨ªa Romero son profesores de Afi Escuela de Finanzas
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