La odisea de alquilar piso con un animal de compa?¨ªa
La tenencia poco responsable de algunas mascotas, sobre todo perros, ocasiona m¨²ltiples conflictos entre vecinos
Cada vez hay m¨¢s hogares con mascotas. O mascotas con hogar. De hecho, en Espa?a se contabilizan m¨¢s animales de compa?¨ªa que ni?os y ni?as menores de 14 a?os. En 2021 se superaron los 29 millones de mascotas, seg¨²n la Asociaci¨®n Nacional de Fabricantes de Alimentos para Animales de Compa?¨ªa (Anfaac). De ellos, 9,3 millones eran perros, 5,8 millones gatos y el resto peces, p¨¢jaros, reptiles y peque?os mam¨ªferos como conejos o hurones. Ese mismo a?o, los menores de 14 a?os sumaron los 9,2 millones, seg¨²n el INE. A pesar de esta apabullante realidad, hay demasiados ¨¢mbitos en los que tener una mascota es una complicaci¨®n.
A la hora de alquilar una vivienda, la oferta queda reducida a la m¨ªnima expresi¨®n. Seg¨²n el portal inmobiliario Fotocasa, solo el 5% de los pisos de alquiler aceptan animales de compa?¨ªa. En Idealista hay 11.791 viviendas en alquiler en Madrid y solo 1.457 admiten mascotas, el 12,36%. En Barcelona se contabilizan 4.142 casas en alquiler y solo 431 son pet friendly.
Las causas de este rechazo son varias. ¡°Las principales son el temor a da?os en la vivienda, la suciedad y olores cuando la casa es desocupada y las eventuales molestias a los dem¨¢s vecinos de la finca¡±, dice F¨¢tima Galisteo, abogada del bufete Galisteo. No obstante, algunos de esos propietarios que en un principio se muestran reacios podr¨ªan estar dispuestos a ser m¨¢s permisivos. ¡°Si el perfil del inquilino es bueno y tiene un seguro de responsabilidad civil, algo obligatorio en la Comunidad de Madrid, el propietario puede acabar por autorizar la mascota¡±, apunta Nora Garc¨ªa, presidenta de la Federaci¨®n Nacional de Asociaciones Inmobiliarias (FAI). Eso s¨ª, no es extra?o que pida un mes de alquiler como garant¨ªa adicional.
Si el propietario no quiere mascotas en su vivienda, debe hacerlo constar en el contrato. ¡°La norma reguladora de los alquileres de viviendas es la Ley de Arrendamientos Urbanos y nada dice sobre la tenencia de animales de compa?¨ªa o mascotas. La ley, en su art¨ªculo 4, establece que los contratos se regir¨¢n por los pactos, cl¨¢usulas y condiciones determinadas por la voluntad de las partes. Por esto, es absolutamente necesario que el contrato contenga la prohibici¨®n expresa de la tenencia de animales¡±, explica Galisteo. Si el contrato habla gen¨¦ricamente de animales, todos estar¨¢n prohibidos. Y si no se permiten perros, pero s¨ª gatos o h¨¢msteres, deber¨¢ quedar reflejado sobre el papel. En el caso de que el inquilino mienta y meta una mascota sin permiso, podr¨ªa ser ?desahuciado.
Si, por el contrario, en el contrato no aparece una prohibici¨®n expresa, ser¨¢ perfectamente legal tener mascotas. ¡°Eso s¨ª, el inquilino responder¨¢ de los da?os que ocasione el animal¡±, a?ade Eduardo Fern¨¢ndez-F¨ªgares, abogado especializado en desahucios y responsable de Abogados Para Todos. Este letrado cuenta que no son pocas las veces que tras un desahucio el due?o le ha comentado que ¡°el perro o el gato han dejado los marcos de las puertas y las patas de las sillas mordidos, el sof¨¢ lleno de pelos¡¡±.
En diciembre de 2021, los animales dejaron de ser cosas a efectos jur¨ªdicos y pasaron a ser considerados como seres vivos dotados de sensibilidad tras la aprobaci¨®n de la Ley 17/2021. Entonces, las redes sociales se llenaron de mensajes en los que se daba por hecho que los caseros ya no podr¨ªan prohibir tener mascotas en los pisos de alquiler. Sin embargo, los cambios que han entrado en vigor no afectan en nada a los arrendamientos.
Encontrar un alquiler es solo uno de los escollos. El otro, y no menos gordo, es la convivencia entre vecinos. El conflicto est¨¢ asegurado si el due?o de la mascota no act¨²a con responsabilidad. Es m¨¢s, algunas guerras entre vecinos acaban incluso en los juzgados. ¡°El problema estrella en las reuniones suele ser el ruido que producen los ladridos de algunos perros; tambi¨¦n la suciedad por excrementos en elementos comunes o el traslado de los perros por la comunidad sin correa y bozal. Y eso, sin olvidar el malestar que produce el uso del ascensor con mascotas¡±, se?ala Ana Bozalongo, miembro de la Comisi¨®n de Legislaci¨®n del Consejo General de Colegios de Administradores de Fincas. Esas actividades pueden ser consideradas molestas, insalubres o nocivas y, por tanto, no est¨¢n permitidas.
Aunque es importante rese?ar que muchos conflictos se podr¨ªan evitar si el due?o del animal se hace cargo de sus obligaciones: ¡°La mayor parte de los ladridos de perros se deben a causas evitables, ya sea porque son animales muy territoriales, por soledad, enfermedad o por otros motivos tratables¡±, considera Bozalongo.
Mediaci¨®n o juzgado
Cuando surgen las molestias, la primera medida suele ser la censura al due?o del animal, pero la mala comunicaci¨®n entre los vecinos implicados termina por agravar el conflicto: insultos, golpes en las paredes, amenazas¡ Lo siguiente que suele ocurrir es denunciar la situaci¨®n a la polic¨ªa. ¡°A partir de ese instante se produce una enorme crispaci¨®n entre el propietario del perro y el perjudicado por el ruido, lo que puede aconsejar la intervenci¨®n de un mediador para evitar que el problema llegue a m¨¢s¡±, a?ade Bozalongo. Los colegios de administradores de fincas pueden designar un mediador e incluso muchas polic¨ªas locales disponen de brigadas de conflictos vecinales que suelen ser efectivas a la hora de calmar los ¨¢nimos. ¡°La figura del agente de polic¨ªa mediador est¨¢ ganando cada vez m¨¢s importancia ante este tipo de conflictos¡±, sostiene Fabio Balbuena, administrador de fincas colegiado.
En el Instituto de Mediaci¨®n de la Asociaci¨®n Madrile?a de Mediadores (IMAMM) saben bien que el asunto de las mascotas ¡°perjudica seriamente la convivencia tan necesaria entre vecinos¡±. Su directora, Roc¨ªo Sampere, cuenta que uno de los casos m¨¢s habituales son los excrementos en las zonas comunes. ¡°Se redactan normas internas que normalmente especifican c¨®mo sacar a las mascotas a la calle, que no pueden deambular por espacios p¨²blicos y que el due?o debe limpiar los excrementos. Lo dif¨ªcil es saber qui¨¦n ha incumplido o reclamar la limpieza¡±. En una mediaci¨®n hay mucho di¨¢logo y soluciones a medida.
El resultado suele ser positivo. ¡°Normalmente, los vecinos se sit¨²an en la mesa de mediaci¨®n, se escuchan, observan la problem¨¢tica y solucionan el conflicto¡±, explica Sampere. Despu¨¦s, el mediador hace un seguimiento del cumplimiento del acuerdo. Una sesi¨®n de mediaci¨®n cuesta entre 80 y 150 euros y dura unos 60 minutos.
Si nada de esto tiene soluci¨®n, la comunidad de propietarios puede emprender acciones legales, lo que dar¨ªa lugar a distintas medidas. Una de las m¨¢s graves es que el propietario tenga que abandonar la vivienda por un tiempo determinado, indemnizando a los afectados. Si se trata del perro de un inquilino, ser¨¢ el casero quien reclame el cese de la perturbaci¨®n o se vea obligado a resolver el contrato. ¡°Si el arrendador omite esas actuaciones, la comunidad podr¨¢ aprobar y facultar al presidente para que inicie un procedimiento judicial de cesaci¨®n del contrato por considerar que esas molestias intensas y continuadas exceden la normal tolerancia¡±, remata Bozalongo.
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