El fin de las redes sociales reales
Estas plataformas est¨¢n sacudiendo los propios cimientos de la comunicaci¨®n y de la cohesi¨®n social
No es s¨®lo que miles de millones de personas en todo el mundo no se despeguen de sus tel¨¦fonos m¨®viles, sino que la informaci¨®n que consumen ha cambiado dr¨¢sticamente ¡ªy no para mejor¡ª. En las plataformas de redes sociales dominantes como Facebook, los investigadores han documentado que las falsedades se propagan m¨¢s r¨¢pido y m¨¢s extensamente que contenidos similares que incluyen informaci¨®n precisa. Si bien los usuarios no piden desinformaci¨®n, los algoritmos que determinan lo que la gente ve tienden a favorecer el contenido sensacionalista, impreciso y enga?oso, porque eso es lo que genera engagement (compromiso) y, por lo tanto, m¨¢s ingresos publicitarios.
Como observ¨® el activista de internet Eli Pariser en 2011, Facebook tambi¨¦n crea burbujas de filtros que permiten que sea m¨¢s probable que a los individuos les lleguen contenidos que refuerzan sus inclinaciones ideol¨®gicas y confirman sus sesgos propios. Y una investigaci¨®n m¨¢s reciente ha demostrado que este proceso tiene una influencia importante en el tipo de informaci¨®n que ven los usuarios.
Aun dejando de lado las opciones algor¨ªtmicas de Facebook, el ecosistema de redes sociales m¨¢s amplio le permite a la gente encontrar subcomunidades alineadas con sus intereses. Esto no es necesariamente algo malo. Si uno es la ¨²nica persona en su vecindario interesada en la ornitolog¨ªa, ya no tiene que estar solo, porque ahora puede conectarse con entusiastas de la ornitolog¨ªa de todo el mundo. Sin embargo, lo mismo se aplica al extremista solitario que ahora puede usar las mismas plataformas para acceder a un discurso de odio y teor¨ªas conspirativas y luego propagarlos.
Nadie niega que las plataformas sociales han sido un canal importante para el discurso de odio, la desinformaci¨®n y la propaganda. Reddit y YouTube son caldos de cultivo para el extremismo de derecha. Los Oath Keepers usaron Facebook, especialmente, para organizar su participaci¨®n en el ataque al Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero de 2021. Tambi¨¦n se determin¨® que los tuits antimusulmanes del expresidente estadounidense Donald Trump han alimentado la violencia contra las minor¨ªas en Estados Unidos. Es verdad, algunos consideran que estas observaciones son alarmistas y destacan que grandes jugadores como Facebook y YouTube (que es propiedad de Google/Alphabet) hacen mucho m¨¢s para controlar el discurso de odio y la desinformaci¨®n que sus rivales m¨¢s peque?os, especialmente ahora que se han desarrollado mejores pr¨¢cticas de moderaci¨®n. Asimismo, otros investigadores han desafiado la conclusi¨®n de que las falsedades se propagan m¨¢s r¨¢pido en Facebook y Twitter, al menos en comparaci¨®n con otros medios.
Otros sostienen que aun si el contexto actual de las redes sociales es peligroso, el problema es transitorio. Despu¨¦s de todo, las nuevas herramientas de comunicaci¨®n siempre han sido mal utilizadas. Mart¨ªn Lutero usaba la imprenta para promover no s¨®lo el protestantismo, sino tambi¨¦n un antisemitismo virulento. La radio demostr¨® ser una herramienta poderosa en manos de demagogos como el padre Charles Coughlin en Estados Unidos y los nazis en Alemania. En los medios impresos y de radiodifusi¨®n sigue abundando hoy la desinformaci¨®n, pero la sociedad se ha adaptado a estos medios y ha logrado contener sus efectos negativos.
Este argumento implica que una combinaci¨®n de regulaci¨®n m¨¢s fuerte y otras nuevas tecnolog¨ªas puede superar los desaf¨ªos planteados por las redes sociales. Por ejemplo, las plataformas podr¨ªan ofrecer mejor informaci¨®n sobre la procedencia de los art¨ªculos; o se podr¨ªa desalentar a las mismas plataformas de impulsar algor¨ªtmicamente temas que podr¨ªan ser incendiarios o contener desinformaci¨®n.
Pero estas medidas no abordan la profundidad del problema. Las redes sociales no s¨®lo est¨¢n creando c¨¢maras de eco, propagando falsedades y facilitando la circulaci¨®n de ideas extremistas. Tambi¨¦n pueden estar sacudiendo los propios cimientos de la comunicaci¨®n humana y de la cohesi¨®n social, al sustituir redes sociales reales por artificiales.
Nos distinguimos de otros animales esencialmente por nuestra capacidad avanzada para aprender de nuestra comunidad y acumular experiencia al observar a otros. Nuestras ideas m¨¢s profundas y nociones m¨¢s preciadas no se generan en el aislamiento ni provienen de leer libros, sino de estar embebidos en un contexto social y de interactuar a trav¨¦s de la argumentaci¨®n, la educaci¨®n, el desempe?o y dem¨¢s. Las fuentes confiables juegan un papel indispensable en este proceso, raz¨®n por la cual los l¨ªderes y quienes tienen p¨²lpitos hostigadores pueden lograr esos efectos sobredimensionados. Las innovaciones anteriores en los medios capitalizaron esto, pero ninguna de ellas modific¨® tanto la naturaleza misma de las redes humanas como las redes sociales.
?Qu¨¦ sucede cuando plataformas como Facebook, Twitter o Reddit empiezan a manipular lo que percibimos como nuestra red social? La verdad es que nadie lo sabe. Y aunque podr¨ªamos llegar a adaptarnos a este cambio y encontrar maneras de neutralizar sus efectos m¨¢s perniciosos, no es un desenlace con el que deber¨ªamos contar, dada la direcci¨®n en la que est¨¢ encaminada la industria.
Los efectos m¨¢s corrosivos de las redes sociales est¨¢n empezando a parecerse exactamente a lo que el cr¨ªtico cultural Neil Postman anticip¨® hace casi cuatro d¨¦cadas en su libro de referencia Divertirse hasta morir. ¡°Los norteamericanos ya no hablan entre s¨ª, se entretienen mutuamente¡±, observ¨®. ¡°No intercambian ideas, intercambian im¨¢genes. No argumentan con proposiciones; argumentan con buenas apariencias, celebridades y patrocinadores¡±.
Postman, en una comparaci¨®n de 1984, de George Orwell, y Un mundo feliz, de Aldous Huxley, dijo: ¡°Lo que Orwell tem¨ªa era a aquellos que prohib¨ªan libros. Lo que Huxley tem¨ªa era que no hubiera raz¨®n para prohibir un libro, ya que no habr¨ªa nadie que quisiera leer uno. Orwell tem¨ªa a quienes nos privaran de informaci¨®n. Huxley tem¨ªa a quienes nos dieran tanta informaci¨®n que qued¨¢ramos reducidos a la pasividad y al ego¨ªsmo. Orwell tem¨ªa que se nos ocultara la verdad. Huxley tem¨ªa que la verdad terminara sumergida en un mar de irrelevancia¡±.
Mientras que a Postman le preocupaba m¨¢s un futuro al estilo de Huxley que uno orwelliano, las redes sociales han venido introduciendo a ambos al mismo tiempo. Mientras que los gobiernos adquieren los medios tanto para manipular nuestras percepciones de la realidad como para reducirnos a la pasividad y al ego¨ªsmo, nuestros amigos virtuales cada vez controlan m¨¢s nuestros pensamientos. Ahora debemos se?alar continuamente la virtud propia y desafiar a quienes se desv¨ªan de la ortodoxia prevaleciente. Pero la ¡°virtud¡± es lo que dice el propio c¨ªrculo social artificial online; y, en muchos casos, se basa enteramente en mentiras.
Hannah Arendt, otra pensadora prof¨¦tica del siglo XX, advirti¨® sobre ad¨®nde puede conducir esto. ¡°Si todos siempre te mienten, la consecuencia no es que creas las mentiras, sino m¨¢s bien que ya nadie crea nada¡±. En ese momento, la vida social y pol¨ªtica se torna imposible.
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