Del peri¨®dico al caf¨¦, as¨ª se reinventan los quioscos
El n¨²mero de establecimientos ha ca¨ªdo un 44% entre 2012 y 2021 por el cambio en los h¨¢bitos de los lectores de prensa
Cada vez hay menos lugares donde comprar diarios como el que est¨¢ leyendo usted si ha adquirido la edici¨®n en papel. Quioscos como el suyo venden peri¨®dicos, golosinas, mecheros, boller¨ªa, paraguas, refrescos, helados, revistas, juguetes, cromos, libros o bonobuses. Un quiosco ofrece a su clientela un abanico de opciones para cubrir necesidades que pueden surgir m¨¢s all¨¢ de la adquisici¨®n de prensa escrita o de las recurrentes chuches para endulzar un mal d¨ªa. Euro a euro, estos establecimientos tratan de sobrevivir mientras el gremio comienza a rendirse. La Federaci¨®n de Asociaciones Nacionales de Distribuidores de Ediciones (FANDE) ha certificado que entre 2012 y 2021 el n¨²mero de quioscos en Espa?a ha pasado de 7.639 a 4.252, un descenso que atribuyen a las crisis econ¨®micas, la ca¨ªda del consumo de los diarios y la pandemia como remate.
La resignaci¨®n se aprecia entre quienes han tenido que cerrar. Maite Alvear ha bajado la persiana del suyo en Santander tras 18 a?os vendiendo un poco de todo. Ella tiene m¨¢s de 50 a?os y desde que se lanz¨® supo que ser¨ªa un proyecto ¡°a corto y medio plazo¡±. Sab¨ªa que no era una forma de vida c¨®moda, pero que decidieron tomar cuando naci¨® el segundo hijo que tiene con su pareja. ¡°Montamos el negocio ma?ana y tarde para que uno de nosotros pudiera trabajar mientras el otro cuidaba de los ni?os¡±, relata. Una vez criados los chavales, los adultos prepararon una oposici¨®n que han aprobado para adentrarse en el sector p¨²blico y la estabilidad. ¡°Todos los negocios deben saber que vivimos en una revoluci¨®n digital y hay que adaptarse¡±, describe Alvear, que ha sufrido el descenso de la prensa escrita y que ya no se compran tantas golosinas como antes. El olfato de los quiosqueros les permiti¨® ¡°mantener una familia y ahorrar para que los chicos hayan ido a la universidad¡± gracias a vender paraguas, chubasqueros o pilas en invierno y palas de playa o pistolas de agua en verano. ¡°La clave est¨¢ en diversificar, venderlo bien y dar un buen servicio¡±.
La tendencia regresiva la constata Jos¨¦ Manuel Anta, director general de FANDE, que achaca la ¡°desaparici¨®n¡± de estos polivalentes establecimientos al ¡°descenso del mercado de las publicaciones peri¨®dicas, sobre todo de la prensa diaria, porque las revistas resisten algo mejor y el libro est¨¢ en buen momento¡±. La digitalizaci¨®n, coincide, da?¨® a todos los puntos de venta, desde estancos hasta supermercados o gasolineras, en una inercia vivida tambi¨¦n en Europa. El declive no le impide ensalzar el quiosco como ¡°espacio de cercan¨ªa para la ciudadan¨ªa¡±. En su opini¨®n, estos establecimientos dan vida a los barrios o a peque?os pueblos, y ofrecen acceso a muchos productos culturales. ¡°A veces son como bazares que hacen llegar novelas o pel¨ªculas¡±, considera Anta, que traslada lo que dicen cada a?o los informes de la entidad: hay zonas de Espa?a, las afectadas por la despoblaci¨®n, que no tienen acceso cercano a puntos de venta. ¡°Se vulnera el derecho a la informaci¨®n porque o no tienen d¨®nde comprarla o a veces no hay cobertura y no pueden acceder a internet, m¨¢s all¨¢ de que hay muchos mayores no digitalizados¡±, expone. El baj¨®n de la ¨²ltima d¨¦cada, apunta con sosegado optimismo, deber¨ªa detenerse en una ¡°base fija¡± para lo cual ser¨ªa deseable contar con ayudas para las ¡°zonas des¨¦rticas¡± sin estos establecimientos.
Muchos de estos quioscos, cerrados o abiertos, proceden de herencia familiar tras obtener una licencia del Ayuntamiento de cada localidad. Las santanderinas Bel¨¦n y Estefan¨ªa Moreno, de 43 y 37 a?os, regentan cada una uno de ellos despu¨¦s de que su abuelo y sus padres administraran sendos quioscos que las hermanas, a la muerte de sus progenitores, decidieron perpetuar hace 17 y 12 a?os. La vida en este gremio comienza a las 6.15 y termina a las ocho de la tarde, una jornada intensa que hace que ninguna de las dos quiera que sus hijos recojan este legado.
Las hermanas Moreno se r¨ªen al explicar que en el quiosco son felices y que a base de ¡°peque?os trucos de venta¡± desarrollados con el tiempo van haciendo hucha y tirando hacia adelante. Los fasc¨ªculos de las colecciones y el conocimiento exacto de los gustos de los compradores, a quienes avisan por WhatsApp cuando les llega una nueva entrega, afianzan cuota de negocio a la par que la flexibilidad para proveer de merienda para los chavales a padres olvidadizos ayuda en el d¨ªa a d¨ªa. ¡°La mayor competencia son las tiendas espec¨ªficas de golosinas¡±, reconocen estas quiosqueras.
El impacto de la covid
La d¨¦cada de ca¨ªda plasmada por FANDE coincide con el tiempo que lleva Alejandro P¨¦rez al mando de su quiosco frente al teatro Calder¨®n de Valladolid. Tiene 41 a?os y admite que se ha rebajado la venta, pero que sobrevive gracias a que esta zona c¨¦ntrica de la ciudad cuenta con mucha gente mayor que conserva sus h¨¢bitos. La pandemia redujo la cantidad de viandantes que compraban caprichos comestibles o quisieran informarse con un diario, m¨¢s a¨²n cuando al principio se alertaba de que el coronavirus se podr¨ªa propagar tocando objetos. Eso, lamenta, hizo que se adquirieran muchos menos ejemplares y que ¡°peluquer¨ªas, centros de salud u hosteler¨ªa cancelaran las suscripciones y no compraran revistas o peri¨®dicos¡±, otra jugosa fuente de ingresos.
¡°Es sacrificado, pero si te gusta atender al p¨²blico, eres amable y tienes don de palabra e imaginaci¨®n, es llevadero¡±, se?ala el vallisoletano. ¡°Si eres un mangarrota y un vividor, no te metas¡±, avisa a navegantes antes de que lo interrumpa una voz infantil a la que responde: ¡°Tengo bolitas de queso peque?itas¡±.
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