La banca y los planes para reducir la huella de carbono
El elefante en la habitaci¨®n es la de sobra conocida y discutida credibilidad de la informaci¨®n sobre emisiones
Est¨¢ previsto que en 2023 se apruebe un nuevo paquete legislativo, la sexta secuela, de modificaci¨®n de la legislaci¨®n prudencial bancaria (CRDVI). Indudablemente, una de sus piezas clave ser¨¢n los llamados carbon transition plans. La propuesta legislativa impone a los bancos su preparaci¨®n y a los supervisores bancarios su revisi¨®n peri¨®dica, y prev¨¦ que sea la Autoridad Bancaria Europea (ABE) la que desarrolle la configuraci¨®n de este nuevo requerimiento mediante gu¨ªas. Por consiguiente, si esta propuesta legislativa finalmente se adopta ¡ªalgo que en la coyuntura actual parece probable¡ª, convendr¨ªa ir plante¨¢ndonos ya ciertas cuestiones b¨¢sicas en relaci¨®n con su configuraci¨®n.
Quiz¨¢ lo primero que debi¨¦semos clarificar es qu¨¦ se est¨¢ entendiendo por carbon transition plans. Si bien su definici¨®n final a¨²n no est¨¢ del todo clara, y ello depender¨¢ finalmente de la ABE, se est¨¢n configurando como programas o planes anuales, aprobados por los consejos de administraci¨®n, en los que los bancos asumir¨¢n objetivos espec¨ªficos de reducci¨®n de su huella de carbono al corto, medio y largo plazo, con un objetivo m¨ªnimo de lograr el alineamiento de la actividad de la entidad de cr¨¦dito con la neutralidad neta de carbono que surge de los compromisos del Acuerdo de Par¨ªs de 2015. Estos planes deber¨¢n cubrir las emisiones derivadas de la actividad directa del banco (scope 1), de su consumo de electricidad (scope 2) y tambi¨¦n ¡ªy m¨¢s importante¡ª las derivadas de sus inversiones y pr¨¦stamos (scope 3). Dicho de otra manera, los planes no solo deber¨¢n contemplar la actividad del propio banco, sino tambi¨¦n la de sus clientes. Los planes deber¨¢n especificar las medidas que el banco est¨¢ adoptando, o que adoptar¨¢ en el futuro, para reducir esa huella de carbono (cambios en las pol¨ªticas de cr¨¦dito, en sus criterios de inversi¨®n¡). Asimismo, deber¨¢n incluir diferentes escenarios (por ejemplo, unas necesidades de descarbonizaci¨®n aceleradas ante trayectorias clim¨¢ticas peores de lo esperado) y las herramientas que le permitir¨ªan al banco la consecuci¨®n de los objetivos fijados en el plan.
La obligatoriedad de estos planes servir¨¢ simult¨¢neamente a dos fines. Por un lado, los planes deber¨ªan contribuir a reducir la exposici¨®n de la banca a los riesgos de transici¨®n que el cambio clim¨¢tico conlleva. Y, por otro lado, a que la banca, a trav¨¦s de la funci¨®n de intermediaci¨®n financiera, influya en sus clientes (stewardship function) para que estos tambi¨¦n reduzcan sus emisiones. Si los objetivos de descarbonizaci¨®n de la banca dependen de los de sus prestatarios, los bancos tendr¨¢n incentivos poderosos para modificar sus carteras hacia negocios y actividades econ¨®micas con una menor intensidad de carbono o para presionar a sus clientes con el objeto de que transicionen hacia actividades con menores emisiones.
Aunque el racional sea claro, estos planes suscitan a mi modo de ver una larga lista de preguntas sin resolver. Por mencionar algunas: ?qu¨¦ rol deben desempe?ar los bancos en la descarbonizaci¨®n?, ?c¨®mo deben fijarse los objetivos de descarbonizaci¨®n?, ?c¨®mo garantizar que sean comparables entre entidades?
La primera disyuntiva es quiz¨¢s la m¨¢s b¨¢sica: ?deben convertirse los bancos en vigilantes de la consistencia de las actividades de sus clientes con los objetivos nacionales o internacionales de descarbonizaci¨®n?, ?debe ser ese su rol? En realidad, esta externalizaci¨®n en la banca no es tan distinta a la funci¨®n que los bancos desempe?an con la prevenci¨®n del blanqueo de capitales y con la vigilancia en el cumplimiento de las sanciones internacionales, donde en cierto modo los bancos son la primera l¨ªnea de vigilancia ante las actividades de sus clientes.
La segunda: ?c¨®mo de ambiciosos deben ser los objetivos? Dado que cada pa¨ªs ha definido sus propios objetivos de descarbonizaci¨®n (las llamadas national determined contributions o NDC), ?pueden los bancos simplemente seguir los objetivos marcados por los Estados o deben aventurarse m¨¢s all¨¢? ?Ojo!, esto no es balad¨ª, ya que, si un banco busca descarbonizarse m¨¢s r¨¢pidamente que su propio pa¨ªs, podr¨ªa estar mejorando su contribuci¨®n a la mitigaci¨®n del cambio clim¨¢tico, pero ¡ªa su vez¡ª podr¨ªa estar intensificando el riesgo de transici¨®n para el conjunto de su econom¨ªa, al reducir de manera efectiva el tiempo que sus clientes tienen para adaptarse a las nuevas reglas de juego de una econom¨ªa descarbonizada. ?Y qu¨¦ ocurre con los bancos con presencia en varios pa¨ªses? Todos sabemos que no todos los pa¨ªses han sido igual de ambiciosos en sus compromisos.
Tal vez el elefante en la habitaci¨®n sea la tercera y ¨²ltima de las cuestiones que hoy planteamos, la de sobra conocida y discutida credibilidad y comparabilidad de la informaci¨®n sobre emisiones. No hay duda de que se est¨¢n haciendo grandes esfuerzos a todos los niveles con el objeto de mejorar la calidad de la informaci¨®n, pero a¨²n existen grandes limitaciones ¡ªpor ejemplo y de forma particular, en la informaci¨®n del scope 3 sobre las emisiones de los propios clientes¡ª. Como resultado de estas mejoras, es previsible que las nuevas t¨¦cnicas permitan pasar a un enfoque de estimaci¨®n de las emisiones de los clientes basado en sus actividades f¨ªsicas (y no en la informaci¨®n financiera, como de forma generaliza se miden actualmente), y no hay evidencias de que estos dos enfoques vayan a llegar a las mismas conclusiones. Parad¨®jicamente, y a pesar de todos los esfuerzos que un banco haya podido hacer por reducir la huella de carbono de sus carteras, la intensidad de su huella podr¨ªa verse incrementada simplemente porque se ha modificado la forma de medirlo (efecto base). En definitiva, la mejora en las t¨¦cnicas de medici¨®n de las emisiones pueden tener como resultado la falta de comparabilidad no solo entre entidades, sino tambi¨¦n entre las emisiones de la misma entidad en distintos momentos temporales.
En definitiva, a¨²n hay muchas preguntas y escasas respuestas. Pero el tiempo ya apremia.
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