Deuda, extorsiones y consecuencias catastr¨®ficas
La crisis que se cierne sobre EE UU ser¨¢ autoinfligida o, mejor dicho, infligida por los republicanos
Estados Unidos se precipita hacia una crisis de la deuda, y la perspectiva de un impago est¨¢ empezando a agitar los mercados. Lo curioso de esta posible crisis es que no tiene nada que ver con un endeudamiento excesivo. A lo mejor piensan que el Gobierno federal se ha empe?ado demasiado a lo largo del tiempo. Podemos discutirlo, pero ahora no viene al caso. Estados Unidos en 2023 no es como, por ejemplo, Grecia en 2009 o Argentina en 2001. Los inversores no han cerrado el grifo porque hayan perdido la confianza en nuestra solvencia.
Por el contrario, la crisis que se cierne sobre nuestro pa¨ªs ser¨¢ totalmente autoinfligida o, para ser m¨¢s exactos, infligida por los republicanos. Si ocurre, ser¨¢ porque el partido que controla la C¨¢mara de Representantes se niega a elevar el techo de la deuda, una peculiaridad del proceso presupuestario estadounidense que permite al Congreso impedir que el Gobierno realice pagos que ya han sido aprobados mediante leyes anteriores.
Hay tres cosas que deben saber sobre esta crisis. En primer lugar, independientemente de lo que digan los tribunales sobre la constitucionalidad del techo de la deuda, las decisiones presupuestarias deben ser dictadas por votaciones sobre el gasto y los impuestos, no por una toma de rehenes en la que la parte m¨¢s dispuesta a destruir la econom¨ªa consiga lo que quiera. En segundo lugar, si la pol¨ªtica de extorsi¨®n desemboca en un impago de la deuda, las consecuencias ser¨¢n catastr¨®ficas. Y, en tercer lugar, las diversas formas en que el Gobierno de Biden podr¨ªa intentar eludir la extorsi¨®n republicana y continuar gobernando con normalidad no conllevar¨ªan ninguna desventaja econ¨®mica. Al contrario de lo que afirman muchas informaciones err¨®neas que circulan por ah¨ª, medidas como emitir bonos premium o acu?ar una moneda de platino no ser¨ªan inflacionistas. Parecen indignas, pero provocar una depresi¨®n mundial porque tenemos miedo de parecer tontos ser¨ªa totalmente irresponsable.
As¨ª es como se supone que funciona el proceso presupuestario: el Congreso aprueba proyectos de ley que fijan los tipos impositivos y determinan el gasto, y que se convierten en ley cuando el presidente los firma. En gran parte de los casos, el gasto legislado supera a los ingresos, por lo que el Gobierno tiene que pedir prestado para cubrir la diferencia. Que as¨ª sea. Sin embargo, debido a una peculiaridad de la legislaci¨®n estadounidense de complicados or¨ªgenes, el Congreso tiene que votar una segunda vez para autorizar el endeudamiento exigido por sus propias votaciones anteriores.
?Qu¨¦ significar¨ªa que el Congreso se negara a autorizar el endeudamiento, es decir, a elevar el techo de la deuda? No servir¨ªa para contener el gasto. En cambio, equivaldr¨ªa a impedir que el presidente realizara pagos que el Congreso ya ha ordenado. Ser¨ªa como comprar un mont¨®n de muebles para casa, aceptar la entrega y luego negarse a pagar la factura. Y tendr¨ªa efectos enormemente destructivos.
Un nuevo informe del Consejo de Asesores Econ¨®micos de la Casa Blanca expone los posibles costes de un impago inducido por la negativa republicana a aumentar el l¨ªmite de endeudamiento. El an¨¢lisis indica que un impago prolongado podr¨ªa costar ocho millones de puestos de trabajo como resultado de su impacto en la confianza de los consumidores y las empresas, un aumento de los tipos de inter¨¦s de la deuda estadounidense (que los inversores ya no considerar¨ªan segura) y dr¨¢sticos recortes forzosos del gasto p¨²blico.
Es posible incluso que estas previsiones subestimen los da?os probables. Hasta ahora, el mundo ha visto en la deuda p¨²blica estadounidense el activo seguro por excelencia. En consecuencia, los bonos del Tesoro desempe?an un papel crucial como garant¨ªa en muchas transacciones financieras. Si estas obligaciones dejan de ser seguras ¡ªse convierten en pagar¨¦s que Estados Unidos no puede liquidar¡ª, todo el sistema financiero mundial podr¨ªa quedar paralizado.
De hecho, esto estuvo a punto de ocurrir durante unos d¨ªas en marzo de 2020, y no est¨¢ claro si podr¨ªa dise?arse un rescate en el entorno pol¨ªtico actual.
Entonces, ?qu¨¦ se puede hacer? No llegar a un acuerdo. Los republicanos est¨¢n empe?ados en una versi¨®n fiscal del 6 de enero de 2021, utilizando la amenaza de destrucci¨®n en un intento de ejercer el control total a pesar de que los votantes les dieron solo una c¨¢mara del Congreso. El presidente Joe Biden no deber¨ªa ceder a la extorsi¨®n, y mucho menos llegar a ning¨²n acuerdo que se pliegue a las exigencias de los extremistas que controlan el grupo republicano de la C¨¢mara.
Es posible que Biden se limite a declarar que tiene la obligaci¨®n de aplicar la legislaci¨®n debidamente promulgada y que imped¨ªrselo limitando la deuda es inconstitucional.
M¨¢s all¨¢ de esto est¨¢n los trucos. S¨ª, ser¨ªan trucos. No tengo espacio para explicar los bonos premium, pero implicar¨ªan jugar con la definici¨®n de ¡°deuda¡±. En cuanto a la moneda de platino, la ley que permite al Gobierno acu?ar una moneda de un bill¨®n de d¨®lares nunca fue concebida como una forma de sortear la extorsi¨®n del techo de la deuda, pero este tampoco se concibi¨® para proporcionar un mecanismo de extorsi¨®n.
Y utilizar estos trucos no conllevar¨ªa desventajas econ¨®micas significativas. Me ha causado enorme sorpresa ver a personas y entidades que deber¨ªan tener m¨¢s criterio, incluidos los principales medios de comunicaci¨®n, presentar como un hecho el mito de que, por ejemplo, acu?ar la moneda ser¨ªa inflacionista. No lo ser¨ªa; tan solo ser¨ªa un subterfugio para continuar con la financiaci¨®n normal, sorteando la letra de un l¨ªmite de la deuda que, para empezar, no deber¨ªa existir.
No estoy seguro de qu¨¦ estrategia en concreto adoptar¨¢ el Gobierno de Biden, pero el principio rector deber¨ªa ser hacer lo que haga falta para salir de esta. Lo que haga falta que no sea ceder a la extorsi¨®n.
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