Fiebre del oro en el espacio: ?es legal que las empresas comercien con los recursos de la Luna?
La explotaci¨®n de los bienes del sat¨¦lite terrestre plantea desaf¨ªos normativos y ¨¦ticos
La nueva edad de oro de los viajeros del espacio encierra un negocio multimillonario: la explotaci¨®n de los recursos celestes. Un estudio de 2018, citado por la Agencia Espacial Europea (ESA) en el documento ESA Space Resources Strategy, augura ingresos de entre 73.000 y 170.000 millones de euros hasta el a?o 2045. En un futuro m¨¢s cercano, la NASA quiere que el hombre y, esta vez, la mujer vuelvan a pisar la Luna en 2025. Despu¨¦s, el agua de los polos lunares y otros minerales ser¨¢n imprescindibles para las bases permanentes. M¨¢s adelante, la tecnolog¨ªa podr¨ªa abrir una nueva ruta de la seda para comercializar con tesoros como el helio-3 (componente estrella de la fusi¨®n nuclear). Estados Unidos, por un lado, y Rusia y China, por otro, lideran una carrera m¨¢s veloz que la regulaci¨®n internacional. Los expertos advierten: sin un orden, la galaxia puede convertirse en el salvaje Oeste.
La primera duda legal sobre el aprovechamiento de estos recursos es la de si los Estados o las compa?¨ªas privadas pueden adue?arse de ellos. Los tratados internacionales en vigor (aprobados en plena Guerra Fr¨ªa) proh¨ªben la apropiaci¨®n nacional del espacio ultraterrestre, de la Luna y de otros cuerpos celestes. Seg¨²n el Tratado del Espacio de 1967 (el marco internacional b¨¢sico), explica V¨ªctor Barrio, asociado s¨¦nior en Hogan Lovells, ¡°no pertenecen a nadie¡±.
Sin embargo, esto no implica necesariamente que est¨¦ prohibida la explotaci¨®n de sus recursos naturales. Rafael Harillo, abogado especialista en derecho espacial, define as¨ª la situaci¨®n: ¡°El mar es de todos y los peces de quien los pesca¡±. Una visi¨®n que no es del todo pac¨ªfica. Como expone Efr¨¦n D¨ªaz, responsable de las ¨¢reas de tecnolog¨ªa y de derecho espacial del Bufete Mas y Calvet, el espacio exterior es de incumbencia de toda la humanidad, pero habr¨¢ que ver hasta qu¨¦ punto los tratados internacionales permiten la patrimonializaci¨®n de todo o parte de este y de sus astros ¡°pues sigue en vigor el principio de no apropiaci¨®n¡±.
Los problemas surgen cuando se pasa de la teor¨ªa a la realidad: ¡°Y eso va a suceder enseguida¡±, augura Harillo. Tanto la NASA como China planean levantar hogares permanentes en la Luna para los que se necesitar¨¢n agua, minerales (como el regolito para la construcci¨®n) y fuentes de energ¨ªa como el helio-3. Para amparar la miner¨ªa de asteroides, los pa¨ªses mejor posicionados se han lanzado a legalizarla unilateralmente. Estados Unidos rompi¨® el hielo en 2015 con la aprobaci¨®n de la conocida como Asteroid Act, que permite a sus nacionales obtener licencias para comerciar con estos recursos. Siguiendo su estela, Luxemburgo blind¨® por ley estas actividades en 2017. M¨¢s tarde, se han sumado otros pa¨ªses como Emiratos ?rabes Unidos y Jap¨®n. Espa?a, pese a ser un actor destacado en la industria, carece de una ley espacial nacional. Un h¨¢ndicap que, seg¨²n la presidenta de la Asociaci¨®n Espa?ola de Derecho Aeron¨¢utico y Espacial (AEDAE), Elisa Gonz¨¢lez, debe solventar la reci¨¦n creada Agencia Espacial Espa?ola.
Acuerdos bilaterales
El espaldarazo definitivo a esta corriente m¨¢s liberal, opina V¨ªctor Barrio, ¡°ha venido por los acuerdos bilaterales Artemisa¡± [diosa helena de la caza y hermana melliza de Apolo] que la NASA ha firmado ya con casi una treintena de socios internacionales para que participen en las pr¨®ximas misiones a la Luna. Los pactos, que son una clase de gu¨ªa sobre la cooperaci¨®n en la exploraci¨®n del espacio, contemplan y justifican la extracci¨®n de recursos por no constituir ¡°intr¨ªnsecamente apropiaci¨®n nacional¡±, indica el experto. Espa?a se convirti¨® el pasado mes de mayo en el vig¨¦simo quinto pa¨ªs en unirse al bloque.
Y es que, agrega Harillo, esta regulaci¨®n consensuada ¡°est¨¢ sumando m¨¢s voluntades que el Tratado de la Luna de 1979¡å. Dicho acuerdo, indica Elisa Gonz¨¢lez, fue ratificado apenas por una veintena de pa¨ªses y dej¨® sin resolver el r¨¦gimen de uso de los recursos en el sat¨¦lite terrestre, que el citado instrumento considera patrimonio com¨²n de la humanidad. De ¨¦l huyeron las grandes potencias espaciales porque prev¨¦ la ¡°participaci¨®n equitativa¡± de todos los firmantes en los beneficios obtenidos con su explotaci¨®n, razona. ¡°?Es justa esta participaci¨®n cuando hay un Estado, organizaci¨®n o entidad privada que arriesga mucho capital?¡±, deja caer la experta.
El bum de la econom¨ªa espacial est¨¢ en el horizonte. Ya hay varias compa?¨ªas pioneras que est¨¢n apostando fuerte. Algunas han explorado la posibilidad de extraer recursos de asteroides ricos en minerales, como el platino, el oro y otros metales valiosos. Ocurre que son proyectos para los que ¡°siendo optimista¡± habr¨¢ que esperar 20 a?os, apostilla V¨ªctor Barrio. Lo que s¨ª resulta m¨¢s cercano, avanza, es la explotaci¨®n de la Luna, que puede despegar con la pr¨®xima d¨¦cada. Entre las m¨²ltiples iniciativas enumeradas por los expertos llama la atenci¨®n la de Green Moon Project, una empresa espa?ola que busca desarrollar la agricultura lunar.
El germen de la econom¨ªa cislunar abre m¨²ltiples interrogantes para los que, de momento, no hay una respuesta clara. Uno de los debates m¨¢s intensos es el de si se deber¨ªa compensar y c¨®mo a los pa¨ªses sin hueco en este negocio. V¨ªctor Barrio es partidario de crear una tasa destinada a los programas de desarrollo tecnol¨®gico que resarza a estas naciones. Una f¨®rmula que rechaza Elisa Gonz¨¢lez: ¡°Toda la humanidad se est¨¢ beneficiando desde hace a?os de la tecnolog¨ªa desarrollada por Estados espacialmente activos¡±.
Mientras se alumbra una nueva norma internacional, Efr¨¦n D¨ªaz subraya la importancia de garantizar un uso responsable y sostenible del cosmos, y apunta: ¡°La insuficiencia de recursos f¨®siles terrestres puede ser un referente a aplicar en la utilizaci¨®n de recursos minerales espaciales¡±.
Patrimonio espacial
A medida que la exploración espacial avanza se descubren y alcanzan lugares en otros cuerpos celestes de interés histórico y científico, como la Luna y Marte. Por ejemplo, Base Tranquilidad, el sitio donde alunizó la mítica misión Apolo 11. El suelo conservaría aún los vestigios de las primeras huellas humanas impresas por los astronautas Neil Armstrong y Buzz Aldrin hace más de medio siglo, según atestiguó la sonda Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO) en julio de 2009. La protección del patrimonio espacial, apunta Efrén Díaz, abogado del Bufete Mas y Calvet, plantea desafíos legales sobre cómo preservar y salvaguardar estos sitios y objetos, “y garantizar que las actividades humanas no los dañen irreversiblemente”.
Sigue toda la informaci¨®n de Econom¨ªa y Negocios en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.