Al festival sin el bocata: ?es legal o un abuso?

En este establecimiento no est¨¢ permitida la entrada con comida y bebida del exterior¡±. Es posible que alguna vez se haya topado con un cartel as¨ª en el acceso a un festival de m¨²sica. Se trata de una t¨¢ctica empresarial tambi¨¦n conocida en cines y teatros: prohibir el acceso con productos de fuera para forzar el consumo en la barra, en los locales y en los food tracks del interior del recinto. A veces a precios diab¨®licos.

En las ¨²ltimas semanas, esta artima?a para algunos y estrategia empresarial leg¨ªtima para otros, ha estado bajo la lupa de las autoridades. M¨¢s de una veintena de promotoras de festivales y propietarios de salas de cine han sido denunciadas este verano por la asociaci¨®n de consumidores Facua. La raz¨®n: cerrar las puertas a usuarios que portaban algo de picoteo o de beber y obligarles a tirarlo a la basura antes de acceder al recinto. El aluvi¨®n de reclamaciones ha desencadenado una reacci¨®n sin precedentes: hace un mes, el Ministerio de Consumo hizo uso por primera vez de su potestad para abrir un proceso sancionador contra una organizadora de eventos, con presencia en todo el territorio, que vetaba la entrada con bocadillos envueltos en papel de plata o comida casera. Seg¨²n inform¨® el ministerio que comanda en funciones Alberto Garz¨®n, ahora la mercantil podr¨ªa encarar multas que oscilan entre los 10.000 euros y los 100.000 euros, pero si la falta es catalogada como muy grave, la sanci¨®n podr¨ªa alcanzar el mill¨®n de euros.

En este debate hay dos bandos bien diferenciados. En un lado, los defensores de los consumidores aseguran que las empresas de espect¨¢culos ponen a los usuarios entre la espada y la pared al obligarles a consumir productos que no desean: anulan su capacidad de elecci¨®n (la oferta es solo una en los recintos) y les fuerzan a aceptar precios desorbitados, en especial cuando se trata de espect¨¢culos de larga duraci¨®n, una versi¨®n moderna de vender agua en el desierto.

No est¨¢n de acuerdo con esta postura los promotores, quienes defienden que su negocio ahora se basa en una oferta conjunta de servicios culturales y gastron¨®micos. Y esta ¨²ltima no es una actividad accesoria, sino principal. Por tanto, al igual que los bares y los restaurantes tienen legitimidad para vetar el acceso con productos de fuera.

En el fuego cruzado no ayuda la mara?a de leyes que regula el asunto. En Espa?a, no hay una normativa armonizada que declare el derecho de los usuarios a consumir sus propios alimentos en los espect¨¢culos p¨²blicos, pero tampoco hay una ley que expresamente blinde el derecho de admisi¨®n de los empresarios contra los que llevan el bocadillo en la mochila. De hecho, ¡°el Reglamento General de Polic¨ªa de Espect¨¢culos P¨²blicos y Actividades Recreativas, entre los que se incluye a los festivales, no proh¨ªbe introducir alimentos o bebidas dentro de los recintos de festivales por parte del p¨²blico¡±, corrobora el abogado Juan Pablo Tejero, del bufete IUS+Aequitas Trial Lawyers.

Resquicio legal

Hay, no obstante, un resquicio legal que le dar¨ªa la raz¨®n a los defensores del s¨¢ndwich de casa. Son los art¨ªculos 86.7 y 89.4 de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios. Estos proh¨ªben cualquier cl¨¢usula ¡°no negociada individualmente que, en contra de las exigencias de la buena fe¡±, limite ¡°los derechos del consumidor y usuario¡± e imponga ¡°bienes¡­ complementarios o accesorios no solicitados¡±. Tejero cree que este art¨ªculo podr¨ªa englobar ¡°la comida y la bebida que comercialice el propio festival¡±. As¨ª, seg¨²n esta tesis, que los festivales fuercen el consumo de sus propios productos, y solo de estos, ser¨ªa un abuso contra los consumidores.

La cuesti¨®n, no obstante, se complica cuando la pelota legislativa pasa a las comunidades aut¨®nomas. Estas tocan el asunto de forma dispar y dan pie a normas contradictorias. La normativa de Castilla y Le¨®n, por ejemplo, es favorable a que los negocios proh¨ªban el acceso con productos de fuera ¡°siempre que se publicite en las entradas expedidas y en los accesos al recinto¡±. Bel¨¦n ?lvarez, abogada socia de Gabeiras & Asociados con experiencia en el asesoramiento a promotoras de espect¨¢culos, enumera varias regiones que siguen estos pasos: ¡°Andaluc¨ªa, Canarias, Castilla y Le¨®n, Catalu?a, Galicia, Pa¨ªs Vasco y Navarra contemplan de manera expresa el derecho del organizador a impedir el acceso con comida y bebida adquirida fuera del recinto¡±. En su opini¨®n, que ¡°muchos festivales est¨¦n dados de alta en el ep¨ªgrafe del CNAE referido a la restauraci¨®n es prueba de que la gastronom¨ªa no es un servicio complementario¡±.

Paralelamente, hay regiones que blindan de forma m¨¢s o menos expl¨ªcita el derecho a consumir viandas de fuera. En Asturias, la ley es clara al subrayar que debe garantizarse ¡°el derecho a elegir productos que [los consumidores] deseen consumir y d¨®nde adquirirlos, siempre y cuando durante el espect¨¢culo se permita el consumo de estos¡±. ¡°La normativa de Madrid es muy buena¡±, a?ade Rub¨¦n S¨¢nchez, portavoz de Facua, al dejar muy claro ¡°que solo se puede restringir el derecho de admisi¨®n por motivos de seguridad¡±. Para el portavoz de la asociaci¨®n vetar el acceso con comida del exterior supone un ¡°enriquecimiento il¨ªcito¡±, en especial en los festivales de m¨²sica, ya que ¡°los empresarios te obligan a comprar productos dentro del recinto porque no puedes estar 10 o 12 horas en un festival sin comer ni beber¡±. La idea de ratonera gana fuerza porque ¡°algunos festivales te cobran un plus para volver a entrar¡±. Para S¨¢nchez, un callej¨®n sin salida para el consumidor.

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