Los males del capitalismo copan las librer¨ªas: ¡°Cualquier sistema basado en empresas con ¨¢nimo de lucro explotar¨¢¡±
Media docena de lanzamientos recientes, desde Stiglitz a Voroufakis, analizan los problemas de un sistema econ¨®mico que ampl¨ªa la desigualdad, impulsa el cambio clim¨¢tico y es al¨¦rgico a la regulaci¨®n
El ser humano lleva unas 400.000 generaciones sobre la Tierra. Ha contemplado 3.650 millones de amaneceres. Pero es su capacidad de formularse preguntas y dudar la que le ha permitido avanzar hasta viajar a las estrellas. El capitalismo parece que se aferrara a su mejor ox¨ªmoron: una invencible derrota. Sin embargo, no puede escabullirse de cuestiones b¨¢sicas. ?Es la manera en la que hemos crecido la que nos ha llevado a la crisis actual, o el crecimiento en s¨ª tiene l¨ªmites en un mundo con recursos finitos? ?Ser¨¢ la innovaci¨®n el motor del desarrollo o necesitamos pensar nuevas formas de consumir? ?Resulta posible confiar en que las mismas empresas que han multiplicado el cambio clim¨¢tico y la desigualdad nos curen de todos los males? ?Puede la rentabilidad coexistir con la justicia econ¨®mica y la sostenibilidad? Media docena de libros nuevos, que coinciden en la mesa de novedades anglosajona, buscan una respuesta. Sobre todo a estas dos ¨²ltimas cuestiones. Que abarcan desde un ¡°s¨ª¡± con matices a un rotundo ¡°no¡± en un callej¨®n oscuro.
The Road to Freedom (del Nobel de Econom¨ªa Joseph Stiglitz), Capitalism and Crisis (Colin Mayer), Climate Capitalism (Akshat Rathi), Venture Meets Mission (Arun Gupta, Gerard George y Thomas J. Fewer), Slow Down (Kohei Saito) o Tecnofeudalismo (Yanis Varoufakis), con versi¨®n espa?ola, revisitan un sistema econ¨®mico que hace aguas y tiene que ser soldado continuamente para no hundirse. The New York Times titulaba: ¡°En un mundo que se calienta, las existencias de energ¨ªas limpias caen mientras prospera el petr¨®leo¡±. Y el subt¨ªtulo dejaba la embarcaci¨®n a la deriva: ¡°El mercado se centra en ganar dinero y no presta atenci¨®n a las advertencias urgentes sobre el cambio clim¨¢tico¡±. Despu¨¦s llegaron los sucesivos r¨¦cords de ganancias astron¨®micas de los grandes conglomerados f¨®siles espa?oles y extranjeros.
Esa biblioteca del capital se divide entre quienes tienen (a¨²n) esperanza y quienes parecen darlo (todo) por perdido. Que nadie busque en esas miles de p¨¢ginas equidistancia. O flotamos o nos hundimos. Las grandes corporaciones y los inversores est¨¢n m¨¢s preocupados por sus ingresos que por el bien p¨²blico, seg¨²n sus cr¨ªticos. ¡°Cualquier sistema econ¨®mico basado en empresas privadas con ¨¢nimo de lucro explotar¨¢, por dise?o, a los seres humanos y a la naturaleza¡±, avisa el exministro de finanzas griego, Yanis Varoufakis (editorial Random House). ¡°Est¨¢ en la naturaleza del hombre. Y tambi¨¦n habita en la naturaleza de los capitalistas y sus defensores pretender que no puede ser de otra manera. Que se debe a la naturaleza¡ humana¡±. Esa idea de beneficios tambi¨¦n ha impregnado los planes de estudio de los estudiantes americanos. Los l¨ªderes financieros utilizaron la formaci¨®n como una especie de dogma religioso para conseguir ganancias econ¨®micas. En The Alternative, del escritor neoyorkino Nick Romeo, se lee: ¡°Ninguna ley econ¨®mica nos obliga a crear productos baratos o empresas rentables pagando a los trabajadores tan poco que no puedan permitirse una vida decente. Esta sociedad necesita regresar a la ¡°acci¨®n moral¡±.
El concepto de lo ¡°moral¡± siempre ha sido un eje en el pensamiento del premio Nobel de Econom¨ªa Joseph Stiglitz. En The Road to Freedon (La carretera hacia la libertad) califica la desigualdad como una de las mayores formas de ¡°falta de libertad¡±. A cambio propone un ¡°capitalismo progresista¡± para ¡°equilibrar las expansiones de libertad de algunos y las reducciones de otros¡±. Varios colegas utilizan adjetivos como ¡°verde¡±, ¡°¨¦tico¡± o de los ¡°stakeholders¡±. Todo menos hundir el barco y dise?ar uno nuevo. Su receta: regulaci¨®n, inversi¨®n e impuestos gubernamentales s¨®lidos. La responsabilidad recae en el Estado antes que en el sistema. ¡°Los gobernantes fascistas y autoritarios han surgido de la incapacidad del Gobierno para hacer lo suficiente, no de un Gobierno que hace demasiado¡±, critica.
Stiglitz parece que recupera un neokeynesianismo al que tal vez la nieve hace mucho tiempo que sepult¨®. Quiz¨¢ se olvida de la historia rusa y su estepa; y de Karl Marx. El marxista japon¨¦s Kohei Saito vendi¨®, durante la pandemia, en su pa¨ªs, medio mill¨®n de copias de un libro improbable. Slow Down (editorial Astra), publicado en ingl¨¦s en 2024. Despacio. Una reivindicaci¨®n de crecer y producir menos, consumir lo m¨ªnimo, dedicar m¨¢s tiempo a la vida, recuperar la justicia social y vivir dentro de los l¨ªmites planetarios. ¡°El decrecimiento no es simplemente una teor¨ªa abstracta¡±, observa. ¡°La econom¨ªa est¨¢ estancada en la mayor¨ªa de los pa¨ªses desarrollados. La competencia implacable por la mano de obra y los recursos baratos profundizar¨¢ la divisi¨®n entre el Norte Global y el Sur Global. El decrecimiento tiene como objetivo transformar nuestro sistema econ¨®mico del beneficio al bienestar y la atenci¨®n. Este cambio es un imperativo si los humanos queremos sobrevivir en este planeta en llamas¡±. La revoluci¨®n ¡ªaugura¡ª resulta necesaria. El capitalismo ¨¦tico y el capitalismo verde son ilusiones. De poco sirve, por ejemplo, introducir un impuesto al carbono.
Los conceptos ¨¦ticos y verdes se marchitan. Y otro economista escribe, aunque con matices, desde ese callej¨®n oscuro. ¡°Necesitamos una reforma masiva [del sistema capitalista]¡±, reflexiona Colin Mayer, profesor em¨¦rito de la Universidad de Oxford. En la mesa de novedades alguien ojea las 336 p¨¢ginas de Capitalism and Crisis (editorial OUP Oxford). Capitalismo y crisis. Pero su respuesta pasa por el lat¨ªn. Profits (beneficios) proviene de ¡°avanzar¡± y ¡°prosperar¡±. ¡°Muchas empresas crean problemas, sin embargo las ganancias deben llegar de solucionarlos¡±, subraya el docente. Tambi¨¦n carga contra el concepto de propiedad, el latido del capitalismo. ¡°Significa una responsabilidad m¨¢s que un derecho, lo que implica que las empresas son culpables del mal y del bien que crean¡±, avisa.
Datos para la esperanza
Tras este espacio del ¡°no¡± otros economistas tienen ¡ªa pesar de que saben que el nav¨ªo zozobra¡ª confianza en revertir los males. ¡°La pobreza, la desigualdad y el cambio clim¨¢tico son productos de nuestra sociedad capitalista¡±, admite Gerard George (editorial Stanford Business Book), profesor de emprendimiento e innovaci¨®n de la Universidad de Georgetown. ¡°Sin embargo, las empresas y alguna variaci¨®n del capitalismo han sacado de la pobreza a las personas en todo el mundo¡±. Su ecuaci¨®n, y su esperanza, suma Gobiernos y compa?¨ªas.
Esta idea de cooperaci¨®n p¨²blico-privada tambi¨¦n aparece en la visi¨®n del escritor Akshat Rathi (editorial John Murray). ¡°Si el mundo necesita ser salvado (por ejemplo, la emergencia clim¨¢tica), la sociedad y los pol¨ªticos deben exigir energ¨ªas limpias¡±. E ir m¨¢s all¨¢. ¡°Como el af¨¢n de lucro puede ser demasiado poderoso, las Administraciones tendr¨ªan que regularlo de forma que sea beneficioso para la comunidad y el planeta¡±.
Pese a esas dos fuerzas centr¨ªfugas y centr¨ªpetas de pensamiento, todos los libros destruyen ciertos mitos: la desigualdad masiva es el efecto secundario inevitable del crecimiento econ¨®mico, los mercados privados son m¨¢s eficientes que los p¨²blicos o los fondos de inversi¨®n apoyan los proyectos que necesita la sociedad. Por debajo discurre una corriente econ¨®mica de valores ¨¦ticos y morales. Est¨¢ escrito en los Textos Sagrados hace 2.000 a?os. ¡°Es m¨¢s f¨¢cil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los cielos¡±. Mateo, 19.
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